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Lagarto

Doc Hudson

No ha sido una semana cómoda en ciertos aspectos. Comenzó rompiéndoseme el llavero. Tendría 4 años. Ahora queda la mitad. Afortunadamente la mitad que sujeta las llaves. Dos días después una pequeña raja en la correa de caucho del Casio decidió crecer hasta romperse. Salió otra e imitó a la primera. La pila del reloj no da mucho de sí. Cuando pita (porque pita, cada hora), lanza un grito agónico. Antes se encendía la luz al girar la muñeca, lo más de lo más, ahora se apaga la pantalla al intentarlo. Desde los 13 con él. Antes tuve otro similar. Llevo 14 años haciendo gala de la marca japonesa en mi muñeca. De repente me he sentido desnudo. Hace un par de noches mi sobremesa dijo basta. Crank, sonó. Algo en la placa no está bien. No me he atrevido a mirarlo pero la última vez que sonó así destrozó un disco duro (no sería tan duro, supongo) y ahora una de las bahías debe ser inservible. Está a punto de cumplir los nada desdeñables 7 años y es, de largo, la máquina a la que más he puteado. Desde que lo saqué de la caja. Sin parar. No ha tenido muchos descansos, ciertamente. Ha sufrido varias reparaciones y cambios pero no sé si de esta va a salir. Puede con el sistema. Poco más. Entré en shock. Hoy he salido de la ducha del gimnasio y al comenzar a vestirme he visto caer piedra a piedra cada pieza de una pulsera que me acompañaba desde hacía 5 años. Uno de los pocos recuerdos de tierras gaélicas que portaba. Desaparecieron por el sumidero del vestuario.

Todo esto me ha deprimido levemente. Todas mis cosas a las que he cogido cariño, de repente, mueren. A la vez. Destrozos inesperados que parecen fruto de un aquelarre. Conjura satánica que centra su ira en estos insignificantes objetos que a diario me facilitan tanto la vida. Temí por mi ya vetusto Nokia, que el pasado otoño llegó a su cuarta primavera. Sigue en pie cual piedra celta marcando el camino druídico. Sólo que con origen finés.

Soportaremos el vendaval. Reforzaremos nuestra muralla y persistiremos. Aunque en la retaguardia. Me resisto a perderlo todo.

Sin embargo ya ha llegado la nueva infantería. En mi familia me han convencido. Es hora de hacerse mayor. Desde esta tarde llevo en mi muñeca un reloj diferente, de los que hacen tic-tac. Suena. Es bonito, aunque no tiene termómetro ni cuenta los pasos que doy. Cambiaré la correa de mi Casio, le pondré una pila nueva y será mi compañero en el deporte, soportará mi sudor y escuchará mis tarareos del momento de la ducha. El resto del tiempo será el segundo.

Comprar piezas nuevas y montarlas en esta torre se me antoja como una pérdida económica y temporal. Sé que un disco funciona bien y el sistema operativo está intacto. Juego a la lotería con el tiempo que va a durar en pie. Pero mientras pueda seguirá trabajando, una única función, alternando llamadas a Demonoid y HD-Spain. Nada de editar imágenes. Nada de ver vídeos para no calentar el micro. Tiene que dejar sitio a uno nuevo. Me da muchísima pena y muchísima rabia. Yo escogí cada órgano de su cuerpo y ahora parece que lo más sensato es desentenderme de mi criatura. Nadie como tú movía los coches del Need for Speed. Nadie era tan eficaz con el revólver del Vice City. Nadie como tú soportaría tan bien tres fallidas y una exitosa instalación de Solaris, infinitud de Linux y otro puñado de endebles copias de OS X. Ninguno, en tu tiempo, leía esa cantidad de tarjetas, grababa tanto los más como los menos erre. Tenías una sintonizadora de televisión y viniste con un mando a distancia para los DVDs. Me has dejado experimentar siempre. Me has enseñado todo. No permitiré verte morir, viejo amigo. Llegará otro, será más joven, más rápido, más bonito y más silencioso. Y me volcaré en él. En ese recién llegado manojo de cables tan perfectamente ordenados que recordarás con pena las veces que te hacía cosquillas con un cepillo cuando limpiaba el polvo de tus ventiladores y te hacía decir «Ah…» mientras te apuntaba con una linterna. No te preocupes. Me dicen que desde el principio sabíamos que esto iba a pasar. Y así es. No puedo hacerte evolucionar, ni puedo permitir que mueras. Has de mantenerte así, con el tiempo parado, renqueante, añorando los procesos que devorabas sin miramientos y que hoy apenas puedes merendar. Yo me comprometo a partirte los trozos más pequeños con el fin de tenerte cerca cada día, muchacho. Aguanta.

Visto en: Con la voz de Paul Newman.

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Lagarto Pensando en alto

Toallas High-Tech

Mi madre tiene cierto don o virtud para encontrar todo tipo de textiles novedosos. Cuando comencé a ir al gimnasio me localizó, en El Corte Inglés, unos calcetines que transpiran de verdad, puedes correr mil kilómetros con ellos que el pie suda pero el calcetín queda seco. Huele mal, pero seco. Son de la casa, Boomerang, negros con detalles blancos. Los recomiendo.

Ahora que todo el mundo reconoce que Ponyo es mejor película que Up! y la gente se destapa interesándose más por el futurible nuevo iPhone que por las víctimas de Haití por mucho que vayan de boquilla (que es muy guay, sin duda, pero a todos estos yupis de escritura rimbombante se les ve el plumero en la tercera frase, boquitas de piñón de internet) mi madre me ha regalado una toalla que, de tener una manzanita dibujada, todos os pelearíais por poseer. El invento tiene su tiempo, toallas de microfibra. Yo nunca había tenido ninguna.

Las había visto por televisión, los deportistas saltan desde un trampolín de decenas de metros, florituras, zambullida, primer plano del ceñido bañador de la chica húmeda saliendo del agua, toalla marca Arena mojada (¡mojada!), dos pasadas y el cuerpo seco. Dentro de créditos y promoción de ADO.

Toalla azul

En la web de Arena no he encontrado ninguna referencia a estas toallas pero hay varias fotos en internet, por ejemplo, la que acompaña la entrada haciéndola cuantitativamente más vistosa, ¿verdad? La mía es grande (como una toalla normal, no como las de mano que muestran en los campeonatos) y gris, porque era el color menos gay según mi querida madre y, ciertamente, no lo pongo en duda. Viene en una funda idéntica a la de la imagen y muy curiosamente, no cuesta trabajo introducirla una vez la has utilizado (puedo afirmar que este verano estuve dos horas -reales- intentando volver a meter un saco de dormir en su correspondiente funda, colocando pesos encima para sacar el máximo volumen de aire que pudiese, terminó en una bolsa grande de Eroski). La mía no es de Arena, es de una para mí desconocida ATRIUM que posiblemente sólo venda en El Corte Inglés. Funciona igual que las que se ven en TeleDeporte. Y es asombroso. De veras. Con esta toalla me seco en un periquete, de una pasada (excepto el pelo, que lo dejo secar al aire).

Causa una sensación similar a la de estar en el vestuario de la selección de natación sincronizada. Verdad verdadera.

Haceos con una si acostumbráis a ducharos por ahí porque no ocupa prácticamente nada, se limpia bien, se seca bien, seca bien y no es un producto de precio lujoso.

De nada.

Visto en: No, en mi gimnasio no nos pegamos con las toallas mojadas. O al menos nunca me han invitado a semejante show.

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Blogs Cómics Jajajás

NSFW

Geek and Poke NSFW

Visto en: Geek and Poke, algo nerd pero tremendamente divertidos. Me he recorrido el historial del tirón.

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Cómics Cine y TV Pensando en alto

¿Por qué los héroes españoles son tan zafios?

Estas pasadas y recientes navidades me autorregalé El libro de oro temiendo que fuese a decepcionarme (como así hizo su predecesor, El cielo se nos cae encima, donde metían en la aldea a un extraterrestre que luchaba contra el manga, absurdo). El tomo es un recopilatorio, ni más ni menos. No cuenta nada que no se sepa ya, por mucho que esté lleno de referencias, guiños y comentarios son sinceramente desdeñables. Pese a todo puso mi maquinaria mental en marcha, cómo se diferenciaba el nivel entre los héroes creados aquí y los que han surgido allende los Pirineos y los mares. Esto ha coincidido con unos coleccionables que anuncian por televisión, El Jabato. No he leído ni visto gran cosa sobre esto pero me parece que no le llega al Capitán Trueno de Mora ni al barro de la suela de sus botas, cuando las lleva.

Capitán Trueno y Sigrid (en pelotas)

El Capitán Trueno, ahora lo único parecido que se me ocurre es Blacksad, y ya es vergonzoso que se reconozca más a ester personaje fuera de España. A lo mejor dentro de 50 años alguien decide hacer una película sobre este gato con la Pataky del futuro. Pensaréis, «Vale, pero tú eres el único freak de los cómics aquí». Tal vez (espero que no). Pero puedo encontrar maś ejemplos con sólo chasquear los dedos. Cuando los norteamericanos (carentes de mitología) creaban personajes como Superman, Batman o Spiderman (que es el super héroe de los mariquitas) y forjaban leyendas de tinta con ellos, nosotros copiábamos sus ideas y poníamos a Superlópez como referencia. Y Superlópez era de lo mejor. Era bueno, casi siempre, pero zafio. ¿Mortadelo y Filemón? Derrochaban carisma, pero eran casposos. Anacleto Agente Secreto, más de lo mismo. Se pasó del Capitán Trueno a esto, que era divertido, por supuesto, pero marcaba la diferencia entre cómic y tebeo. La cosa fue a peor. Con la intención de hacer reír se excusaban vendiendo productos protagonizados por personas sin mucho que aportar.

En la novela teníamos a un detective que se movía por mil sitios y se encontraba con todo tipo de personas, Pepe Carvalho. Estaba bien. Con el tiempo la cosa ha ido cambiando hasta Torrente. «Torrente es divertido». Es discutible. A mí no me parece que sea tan gracioso como la gente cree, Santiago Segura nunca ha pretendido ser Mel Brooks, correcto, no tengo nada que reprocharle, en otros personajes me ha hecho más gracia.

Otro ejemplo literario viene de la mano de Elvira Lindo. Manolito Gafotas. ¿Os acordáis? Un chico con una amiga que llamaba «bragas sucias» y que aspiraba a robar las gorras de Nike de sus compañeros. Piénsalo bien. Ese chico no llegaría a mucho, seguramente Manolito Gafotas ahora mismo sea un putero que no suelta la botella de DYC y lleva camisetas blancas de tirantes sudadas y con manchas. Ciertamente Harry Potter puede parecer palurdo a ratos, pero Harry Potter se hace un hombre responsable y lo hace como héroe. La película de Manolito (aunque me suena que hay varias) me da bastante pena mientras que con las de Potter realmente pasas un buen rato.

Musicalmente hablando la cosa anda parecida. Cierto que hace décadas que Eurovisión no vale una mierda, pero es que tenemos los cojones de presentarnos con el Chiki-chiki, ¡y quedar mejor que con un tema normal! Puede que en este punto me alegre.

Esto es así, si de chiripa (que no creo porque la política en educación, ciencia y tecnología lo impide) premian a algún español con un Nobel es capaz de ir a recogerlo con zapatillas de felpa. ¿Por qué? Hasta Bridget Jones intentaba estar mona y resultona. Dan un Óscar a la folla actores morena y todo es glamour, lástima que en estos temas no pueda mencionar «heroína», que me malentendéis.

Visto en: Se nota que quiero emigrar, ¿cierto?

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Pensando en alto

Por un puñado de dólares

Cuando lo pedían a gritos no tuve mucho problema en soltar 5 euros para que la Wikipedia siguiese adelante. Sé que con ese dinero no van a hacer nada pero confío en que con 5 de aquí, miles de allá, 3 curiosas monedas del otro etc, lleguen para satisfacer sus necesidades económicas. Y lo hago por puro egoísmo, por supuesto, no por ser más guay dentro de la red como he visto que hacen algunos gritando su colaboración. Realmente echaría mucho de menos la Wikipedia inglesa (y algunos artículos de la española) porque sacia mi curiosidad, solventa dudas, me regala apuntes… En fin, no creo que tenga que explicar lo que aporta una web como esta y tampoco quiero entrar al trapo de «pero si lo escribe cualquiera», sí, ¡y hasta escribe gente que sabe!, luego los editores ya lo manipularán de una u otra forma, pero eso para mi carrera es inofensivo. A veces.

Ahora se solicitan donaciones para las víctimas de Haití, devastado por un terremoto. Yo no he dado ni un céntimo. Los de Antena 3 dijeron que, con un teléfono (o un SMS), recaudaron 600.000€ en unas horas. De locos. No es que no haya donado o no vaya a dar mi dinero porque sean de Haití, que en estas cosas muere gente de muchas nacionalidades, es que me sentiría hipócrita. Si no doy nada a un mendigo que conozco ya hasta de vista, con su pierna amputada igual que los que repiten continuamente en los telediarios, sin hogar como ellos, sin poder lavarse ni una expectativa de mejora, no comprendo por qué iba a cambiar ahora y preocuparme por un país que puede sufrir otro terremoto en cualquier momento o un golpe de estado a mano de las mafias que ya comienzan a controlar la distribución de comida y que no están interesadas en mejorar su país. Imagino que la conciencia de muchas personas duerme mejor sabiendo que han realizado un gasto (llámalo donación) con el que un niño podrá comer una ración más. Muy idílico. Luego, como yo, verán a esta persona pasando frío en su adoquín de siempre y lo ignorarán.

No pongáis esa cara, siento mucho lo que ha pasado. Ojalá no hubiera muerto nadie y ojalá los equipos de rescate salven a todos los que puedan. Pero yo no voy a hacer nada. Dicho de una forma todavía más fría pero clara, me quita más el sueño que desaparezca la Wikipedia porque les faltaban menos de mil pelas a que se destruya un país al que ya considero destruido. Dando dinero al proyecto enciclopédico estoy invirtiendo en mí.

Y sí, a mí mismo me doy más importancia que a un colectivo de desconocidos portoprincipescos, o cual sea el gentilicio de aquella capital (porque a los extranjeros los sacarán los primeros y estarán en hospitales de verdad en un santiamén). No me parece triste (pero sí sensato) pensar que por muchos miles y millones de euros que reciban seguirá siendo un país paupérrimo. Lo siento.

Visto en: Haití.