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¿Por qué los héroes españoles son tan zafios?

Estas pasadas y recientes navidades me autorregalé El libro de oro temiendo que fuese a decepcionarme (como así hizo su predecesor, El cielo se nos cae encima, donde metían en la aldea a un extraterrestre que luchaba contra el manga, absurdo). El tomo es un recopilatorio, ni más ni menos. No cuenta nada que no se sepa ya, por mucho que esté lleno de referencias, guiños y comentarios son sinceramente desdeñables. Pese a todo puso mi maquinaria mental en marcha, cómo se diferenciaba el nivel entre los héroes creados aquí y los que han surgido allende los Pirineos y los mares. Esto ha coincidido con unos coleccionables que anuncian por televisión, El Jabato. No he leído ni visto gran cosa sobre esto pero me parece que no le llega al Capitán Trueno de Mora ni al barro de la suela de sus botas, cuando las lleva.

Capitán Trueno y Sigrid (en pelotas)

El Capitán Trueno, ahora lo único parecido que se me ocurre es Blacksad, y ya es vergonzoso que se reconozca más a ester personaje fuera de España. A lo mejor dentro de 50 años alguien decide hacer una película sobre este gato con la Pataky del futuro. Pensaréis, «Vale, pero tú eres el único freak de los cómics aquí». Tal vez (espero que no). Pero puedo encontrar maś ejemplos con sólo chasquear los dedos. Cuando los norteamericanos (carentes de mitología) creaban personajes como Superman, Batman o Spiderman (que es el super héroe de los mariquitas) y forjaban leyendas de tinta con ellos, nosotros copiábamos sus ideas y poníamos a Superlópez como referencia. Y Superlópez era de lo mejor. Era bueno, casi siempre, pero zafio. ¿Mortadelo y Filemón? Derrochaban carisma, pero eran casposos. Anacleto Agente Secreto, más de lo mismo. Se pasó del Capitán Trueno a esto, que era divertido, por supuesto, pero marcaba la diferencia entre cómic y tebeo. La cosa fue a peor. Con la intención de hacer reír se excusaban vendiendo productos protagonizados por personas sin mucho que aportar.

En la novela teníamos a un detective que se movía por mil sitios y se encontraba con todo tipo de personas, Pepe Carvalho. Estaba bien. Con el tiempo la cosa ha ido cambiando hasta Torrente. «Torrente es divertido». Es discutible. A mí no me parece que sea tan gracioso como la gente cree, Santiago Segura nunca ha pretendido ser Mel Brooks, correcto, no tengo nada que reprocharle, en otros personajes me ha hecho más gracia.

Otro ejemplo literario viene de la mano de Elvira Lindo. Manolito Gafotas. ¿Os acordáis? Un chico con una amiga que llamaba «bragas sucias» y que aspiraba a robar las gorras de Nike de sus compañeros. Piénsalo bien. Ese chico no llegaría a mucho, seguramente Manolito Gafotas ahora mismo sea un putero que no suelta la botella de DYC y lleva camisetas blancas de tirantes sudadas y con manchas. Ciertamente Harry Potter puede parecer palurdo a ratos, pero Harry Potter se hace un hombre responsable y lo hace como héroe. La película de Manolito (aunque me suena que hay varias) me da bastante pena mientras que con las de Potter realmente pasas un buen rato.

Musicalmente hablando la cosa anda parecida. Cierto que hace décadas que Eurovisión no vale una mierda, pero es que tenemos los cojones de presentarnos con el Chiki-chiki, ¡y quedar mejor que con un tema normal! Puede que en este punto me alegre.

Esto es así, si de chiripa (que no creo porque la política en educación, ciencia y tecnología lo impide) premian a algún español con un Nobel es capaz de ir a recogerlo con zapatillas de felpa. ¿Por qué? Hasta Bridget Jones intentaba estar mona y resultona. Dan un Óscar a la folla actores morena y todo es glamour, lástima que en estos temas no pueda mencionar «heroína», que me malentendéis.

Visto en: Se nota que quiero emigrar, ¿cierto?

3 respuestas a «Â¿Por qué los héroes españoles son tan zafios?»

Primera en comentar (chorrada monumental, por cierto, en mi blog te explico el problema del enlace al tuyo)

El héroe español es zafio, como el héroe norteamericano es hortera. Qué le vamos a hacer, somos mediterráneos, casquivanos, soeces, pícaros (por no decir taimados), temerarios (por no decir suicidas), y nos denigramos, pero eso sí, nosotros mismitos, que como venga el vecino a criticarnos, sale con un guerrillero cabrón apuñalándole por la espalda (véase el ilustre episodio de la Guerra del Francés, como estúpidamente la llamamos aquí) Yo creo que el español es consciente de cómo nos hemos rebajado, de todo lo que logramos y de todo lo que hemos perdido, y parodiamos nuestros propios fracasos, en vez de tomarnos tan en serio, de autoproclamarnos los guardianes de la libertad y de ir salvando al mundo con una heroicidad tan admirable como prepotente (véanse los superhéroes norteamericanos).

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