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Curiosidades Jajajás

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Etarras

Visto en: Marca.

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Lagarto Tecnología

Crío ucraniano, dientes largos

Compré por menos de dos duros un mando a distancia para el portátil y llegó hace una semana escasamente. Antes lo regalaban, un accesorio inútil (Front Row deja mucho que desear), ahora o pasas por el aro de 20€ o un desconocido estadounidense te vende uno nuevo por dólar y medio. Con su plastiquito y todo. Un chollo. Busqué cómo darle vida mediante un adaptador a HDMI (que cuando cambien el DisplayPort por esta conexión y se acuerden de incluir eSATA junto al FireWire 800 lo vamos a flipar) y Google insistió en que viese un vídeo donde se mostraba una explicación a cargo de un rubito de metro y medio con acento extranjero. Max. Bastante útil.

Profesión: Student & Youtube Reviewer

Mi primera impresión fue similar a la que tuvimos todos con el niño molón. ¿Cómo es que semejante mocoso acumula, utiliza, comprende, vacila y, en definitiva, da envidia con semejante inversión en tecnología? Busqué análisis sobre un sistema de altavoces, de esos vistosos que sólo ves en internet, y él fue el encargado de ofrecer la versión audiovisual. Ya me mosqueé. Que en Ucrania veas a gente con ordenadores de más de mil euros, televisiones de alta definición, un iPhone suena extraño, pero que lo tenga un crío ya me parece insultante, por mucho que ahora sea un ciudadano de donde las 500 millas.

Él tiene, a falta de una batería y un Rickenbacker 4001 de los sesenta o setenta enchufado a un Marshall, lo que yo considero la parte entretenida de una Room 404. Un fenómeno. Me comparo y me doy pena. A su edad yo gritaba aquello de «He was a punk, she did ballet. What more can I say?», devoraba libros de Harry Potter y dedicaba mi tiempo al hedonismo. Ahora no, ahora sólo canto las canciones de la canadiense bajita cuando salen en KISS FM.

Cuando sea pequeño quiero ser como él. Soy un herido grave, de esos 2.0. Llamad a una ambulancia.

Visto en: Youtube.

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Cine y TV Curiosidades

Parecidos de otro planeta

Ya no recuerdo muy bien a consta de empezamos Aloisius (cuyo blog está muerto y ya no se merece el enlace) y yo con coñas acerca de Star Trek, cuánto nos gusta la USS Enterprise y que donde se ponga una terrícola que se quite cualquier raza alienígena. Una de las cositas curiosas que más recuerdo de la única película de la enorme y amplia saga que he visto es esto.

Motos-Nero

Los romulanos también se suicidan. O no.

Visto en: Telecinco y Narada.

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Fotografía Lagarto

Fotógrafas

Corazones, chocolates, películas románticas… San Valentín. Con todo lo que ello conlleva. Yo lo he celebrado en el fúrbol, viendo un empatito en ese frío estadio que echa por tierra cualquier posible duda sobre la falacia del calentamiento global. Colofón final a las festividades de fin de exámenes. Como en todos los partidos (aunque esta era la primera vez que subía al José Zorrilla) se ha podido ver a la gente de prensa, con su chalequito, a pie de campo los cámaras de televisión y fotógrafos. He de reconocerlo, una chica con una cámara de fotos me puede. Matizo, hoy en día ser y creerse fotógrafo te lleva una tarde, cualquiera puede agenciarse una réflex por cuatro duros y buscar objetivos de segunda mano en eBay. Pero me puede. Una chica cualquiera con una Samsung compacta con más ruido que nueces no, por eso es una chica cualquiera, pero si a una chavala que ya sea un poquito mona y tenga algo de clase le dejas una cámara «que abulte» y un objetivo manual, sea del calibre que sea, lleva infinitos pasos de diafragma de ventaja frente a la más bella modelo (cuando modelo tiende a ángel de Victoria’s Secret, nunca cuando modelo tiende a pasarela). Suma un gorrito de lana, algo de melenita por debajo y añade cantidades de normalidad de la de antes, quiero decir, sin excentricidades modernillas. ¿No resulta sexy? Es tremendo. Una muestra.

Click!

A ver quién dice lo contrario.

Feliz San Valentín.

Visto en: Y encima Olympus, «de la casa».

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Pensando en alto

Patada en los huevos vs Dolores menstruales

Polemicemos. Una patada en los huevos duele más. Obviamente no puedo compararlo tan a la ligera, no puedo basarme en experiencias propias pues, para la sorpresa de algunos lectores, no tengo ovarios. Aún así, creo que dar una respuesta lógica, pese a todo, es fácil. Sí, hasta las más feministas con banderitas rosadas van a terminar dándome la razón, y si insisto, hasta dándome la patita.

  • Una patada en nuestras gónadas nos duele siempre. Y esto ya debería ser suficiente. Nos duele tanto a los 4 años como a los 78. Los dolores menstruales «sólo» existen desde la primera regla (pongamos que a los 12 años) y finalizan aproximadamente a los 55 (también más o menos) con la menopausia. Esto es, 43 años de sufrimiento femenino frente a toda una vida de dolor masculino, si tenemos en cuenta que la longevidad del español medio es de 80.9 años, casi el doble de retorcimientos en el suelo para los tíos.
  • Una patada en los huevos nos duele a todos los tíos por igual (muchísimo). La menstruación de cada mujer varía, algunas más, algunas menos y hay quien asegura que para ella son apenas unas molestias. Esto nos indica algo, los humano tenemos una resistencia al dolor dispar, si a todo un colectivo algo les duele en el mismo grado (y repito que duele una barbaridad) y a otro colectivo una misma acción sufre variaciones en la intensidad del dolor, o bien no es un dolor tan intenso o bien todos los hombres somos más quejicas y blanditos que las chicas (que podría ser porque no soportamos quitarnos los pelos de las piernas con pinzas, pero lo dudo).
  • Una patada en los testículos es siempre inesperada (o debería ser). Y este es un punto importante. Si una persona sabe que dentro de pocos días su cuerpo va a sufrir, el cerebro se encargará de hacerlo notar y sea como sea el dolor, éste parecerá mayor.
  • Una patada en los huevos es un dolor intenso pero razonablemente corto. Los dolores menstruales no. ¿Qué quiere decir esto que parece una ventaja? Pues al hilo del punto anterior, nosotros podríamos sufrir una patada de estas características con mayor frecuencia que una vez cada 28 teóricos días. Así pues, también sumándolo a lo dicho justo aquí arriba, nosotros no tenemos dolores prepatada y dolores postpada que añadir a la patada en sí. Estos dolores físicos de las chicas, añadiendo el cambio de humor con el que casi siempre os volvéis tremendamente insoportables, suelen ser dolores menores que la propia menstruación en sí. Duran más tiempo que las horas que pueda alargarse un golpe en la entrepierna, pero se suceden con menor intensidad (al menos podéis sentaros, y esto no es una broma). En caso de encontrarnos nosotros con dolores antes y después de la patada, os aseguro que ninguno caminaría por la calle durante una semana.

Tras estas suposiciones creo que puedo afirmar que un chico aguantaría peor una patada semanal que las chicas aguantáis la menstruación. Ojo, no saltéis, duele mucho, correcto, no lo pongo en duda así que no desenfundéis ni os rebajéis a «Esto demuestra que no tienes ni idea», porque me sorprendería que vosotras sí tuvieseis «de lo nuestro». Pero así como no me veo capaz de parir (sólo pensar en las dilataciones ya me hace vomitar, nunca he tenido mucho cuerpo para estas cosas), me parece que esta comparación entre testículos y ovarios la ganamos nosotros. Se siente. Las quejas a Aído.

Visto en: ¡Mis cojones!