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Lagarto Pensando en alto

Mi Room 404

Me encanta fantasear sobre mi futuro, imaginarme vestido con un traje de Paul Smith y una cuidada barbita, perfectamente recortada, viviendo en mi magnífico piso (pequeño pero coqueto) con cocina americana en mis felices veintimuchos o treintaipocos, yo quiero que ese piso tenga una habitación 404. Sí, bastante probable que con esa edad siga en esta buhardilla al abrigo y al calor de la protección de mis papis y con una chaqueta de 15€ de Springfield, feliz, oye.

Pero da igual, fantaseemos.

Me hace mucha gracia que en muchas casas se suele tener una habitación con una mesa, libros y un ordenador a la que llaman «el despacho», es como llamar al salón, «donde hacemos vida» cuando esa familia no sale de la cocina (como todas, vaya) más que para ver a Matías Prats. Algo que nunca entenderé, y es que no me hace nada de gracia (perdonad que me desvíe) la costumbre de enseñar toda la casa. Quiero decir, te compras o alquilas una casa (transformándolo en hogar), te mudas o haces una reforma y tienes que enseñar la casa a todos los familiares y amigos que llegan, ¿por qué? Putos cotillas, es mi casa, te enseño las áreas comunes y date por contento, el recibidor, la cocina, la sala y un baño, por si te aprieta, pero olvídate de que te deje entrar más en mi intimidad mostrándote dónde duermo o peor, en el supuesto de que tuviese una familia y no se encontrase en ese momento en casa ¿te parece normal que te deje entrar a cotillear su espacio? No, olvídate, sé que en el fondo sólo estás interesada en copiarme la decoración y el color de las cortinas, bruja, no vas a ver dónde estudio, ni dónde ronco ni dónde follam…

A mí que se le llame despacho no me gusta, me parece demasiado formal, el término «oficina en casa» me recuerda a «mira, como la oficina del curre» y daría náuseas, así, haciendo honor a la mítica habitación que servía archivos buscados a mano hace décadas (y que, como ya alguno sabrá, cuando no se encontraba mandaban un Error 404 por ser 404 el número de la habitación, una curiosidad bastante famosa y que habréis leído cien veces) llamaría Room 404. Suena freak, sí, y lo es. Pero es mi casa. Y ojo a cómo sería.

Un espacio algo oscuro con una mesa pegada a la pared y una silla cómoda como pocas, una silla de jefe. En la mesa un par de monitores grandes, de 20 pulgadas como poco, uno conectado al sobremesa y otro a la antena porque somos así de listos, aunque estemos viendo un partido de fútbol, si en el otro monitor hay líneas de código y en el descanso escribimos //TODO esto... el programa cuenta como hora y media de trabajo, anda no. El sobremesa debería ser la bomba, pero prefabricado y rarito, sí, estoy pensando en un Sun (aunque no con arquitectura SPARC) como el Ultra 27 que ofrecen ahora. Es tan caro y absurdamente igual a cualquier otro PC que pueda coger a DELL o a un Mac Pro, pero tan, tan… Sun, que me puede. Por ahora me conformo con mi sobremesa incapaz de soportar OpenSolaris del todo bien por problemas de compatibilidad con los discos duros que se solucionan… a veces. Además de él me gustaría tener un ordenador pequeño y silencioso a mano, algo capaz de mover vídeo en alta definición conectado al monitor que mencioné antes porque, seamos sinceros otra vez, tira más un episodio de una serie en alta calidad que el NetBeans. Ahora mismo eso lo hago con el mismo sobremesa o con el portátil.

En la habitación 404 estaría el router, cómo no, y conectado por cable un NAS, algo que soluciono de mala manera con un disco duro del sobremesa en red (lo que me obliga a tenerlo encendido 24/7), así que montaría un precioso Lacie 4big Quadra con la máxima configuración y lo montaría en RAID 1, escojo esto antes que un 5big por las conexiones. Mucha pasta, pero me haría tanta ilusión tener este pequeño HAL 9000 en casa. Como detalle de clase y elegancia (y haciendo compañía a Paul), me compraría sin dudarlo el zeppelin sonoro de Bowers & Wilkins, de hecho me compraría dos, el original y grande para el salón y el recién anunciado Mini Zeppelin para la 404.

En la pared tendría una estantería enorme metálica, barata ciertamente, llena de libros técnicos y manuales, desde la seria y aburrida documentación de la lavadora hasta el divertido cartoon-style de Head First Java. Nada de literatura no técnica.

Finalmente queda añadir un radiador junto a la puerta para tener algo con lo que descargar la ingente cantidad de electricidad que se concentrará en el ambiente y una placa de Biohazard ponzonhero con el número 404 escrito en rojo sangre. Más una cerradura con llave (no es plan que alguien toque tanta tecnología cara) y varios pósters de películas que ya se consideran clásicos en la desnuda pared frente a la estantería.

Dios, qué puta pena ser pobre y vivir con mis padres, la hostia. Con lo chulo que parece eso.

Visto en: Room 404.

6 respuestas a «Mi Room 404»

Lo primero que he pensado con el título fue un «anda, yo era la 405». Yo es que darle número a las habitaciones sólo lo relaciono con residencias y hospitales.

Al tema: se enseña la casa porque estás tan jodidamente orgulloso que es una de querer repatearselo a todo el mundo de forma políticamente correcta, es decir, que he estado enseñando mi piso de estudiantes, completamente nuevo y recién amueblado, a todo el mundo («y esta es la bañera de hidromasaje» que no funciona, pero ese detalle es innecesario).

Yo siempre he querido poner en mi casa una biblioteca, y dentro de esta, una mesa con escritorio y esas cosas. La idea original es una biblioteca como la de Arnaga, la casa de Edmond Rostand, que tenía dos pisos y un balconcito que daba al salón, con un jardín de atrás como el de esa casa (el otro no, demasiado cuadrado). Pero que si es como mi abuela, que hay más librerías que mesa, tampoco me voy a quejar. No mola ni poco fantasear aunque en estos momentos no tenga ni para libros…

Estoy con Bea, muchas veces me he sentido (sin ir más lejos este mismo fin de semana) en el lado opuesto a ti: no tenía ni putas ganas de dar vueltas por la casa mientras me enseñan y me explican todo lo que tienen para fardar. Creo que más que nada la gente que enseña toda su casa es porque quiere, así que tú enseña lo que quieras.

Y también estoy contigo en lo de llamar al salón «donde hacemos vida». En mi casa tenemos un salón bien hermoso que no piso porque no veo la tele y una cocina enana donde a duras penas cabemos los cinco para comer xD

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