Yo pensaba que eso era otra cosa.
Visto en: Flickr.
Yo pensaba que eso era otra cosa.
Visto en: Flickr.
Ayer por la noche me vi involucrado en un robo y terminé con una chica desnuda entre las piernas mientras me interrogaba un policÃa. ¿A que suena genial? Si ayer por la noche quisiera decir un sábado por la noche pues hasta se le puede encontrar sentido, pero no, sólo era un paseo nocturno más que tomó unos derroteros divertidos, eróticos, delictivos y, ante todo, absurdos.
Veréis. Sentaos niños, sentaos en corro y escuchad a vuestro tito Geko su hilarante historia, que las cuenta muy bien y hace todos esos gestos tan descriptivos con las manos. AsÃ, muy bien.
Salà de casa con la perrita a eso de las diez y media o algo más tarde como casi a diario. Siguiendo mi ruta habitual apareció un hombre, de unos cuarentaicinco o cincuenta años, alertándome de que habÃan entrado unos chavales a una piscina comunitaria en unos adosados cercanos, y que por favor fuese por un lado del recinto obervando le perÃmetro porque no era la primera vez que robaban, él irÃa por el otro y ya habÃa avisado a la policÃa. A mà me sonó raro, pensé que querÃa tomarme el pelo o algo asÃ. Como el camino que ya tenÃa marcado coincidÃa con el que él me indicaba dejé llevarme lo justo por la curiosidad y continué.
La piscina en cuestión está pegada a un parque municipal, con sus paseos, su farolas naranjas, sus bancos y su campo de fútbol de arena. Me introduje un poco y a los pocos metros se me cruza un chico, no sé cuántos años tendrÃa, calculo que cerca de catorce, lo que viene siendo un Juanki, vamos. Y el chaval iba corriendo, pero no corriendo como quien hace deporte, ni tampoco como quien va a llegar tarde a casa o va a perder el bus, no, estaba corriendo mirando hacia a atrás y a toda la velocidad que podÃa. Al ver que estaba huyendo como si alguien le hubiese amenazado con perforarle el ano con el transformador de una XBOX 360 ya me preocupé. Hice callar a Coltrane (Ellington le imitó) y guardé el reproductor de música en la bandolera. Recojo algo de cuerda de la correa de mi compañera y aprieto el puño derecho por lo que me pueda encontrar. Me dirigà a la zona de donde habÃa salido el joven atleta, mi perra tirando hacia allá como si hubiese notado algo. Eran unos arbustos enormes pegados al muro del terreno la piscina.
Llegué y me encuentro una pareja. Dos mozos silenciosos y sudando, él y ella, jovencitos, más o menos diecisiete años, probablemente la chica fuese algo mayor. Él en el suelo, tumbado, con los pantalones en las rodillas. Ella sobre él, sólo con calcetines. Aquà se dio una situación similar al final de El Bueno, el Feo y el Malo en el que los tres nos mirábamos entre sÃ, sin decir nada. Bueno, los cuatro, porque él miraba los pechos de la chica y yo, sin darme cuenta realmente, también (ya habÃan dejado de botar). El amante me miró con cara de «Deja de mirar las tetas de mi novia», ella con la de «¿A que te gustan?», yo con la de «Lo siento tÃo, es involuntario. Y sÃ, no están nada mal». Ellas me miraban con la de «Hola, yo soy la teta izquierda. Y yo la derecha, encatada». Nadie dijo nada, mi perra bostezó. Yo no pintaba nada allà y seguramente el niño de antes habrÃa visto algo de eso y le habÃan ladrado algo estos dos. A mà no me hablaron. No habÃan pasado más de cuatro segundos desde que les pillé.
Cuando iba a disculparme por cortarles el rollo vi cómo por encima del muro comienza a salir una tumbona blanca de plástico blanco. Iba saliendo más y más y ellos se dieron cuenta, si caÃa sobre alguno de ellos les podrÃa hacer bastante daño. La tumbona ya estaba con medio cuerpo fuera y quien quiera que estuviese del otro lado de la pared, que tendrÃa unos tres metros y pico de alto, la iba a soltar de un momento a otro. Ya.
Por puro instinto me apresuré a sujetarla y eso me obligó a acercarme más al muro. Como consecuencia la cara de la chica -que continuaba sompletamente en bolas a excepción de los pies- quedó a la altura de mi entrepierna y el tÃo seguÃa sin decir nada. Todo era todavÃa más abstracto y yo sólo tenÃa una mano libre para sujetar un mueble que pesa una barbaridad. Las piernas abiertas con estos dos debajo, la mano izquierda separada del cuerpo sin soltar la correa de la perra, el brazo derecho haciendo un esfuerzo bestial para no dejar caer eso encima de nadie.
Me giré. Llegan dos hombres, uno era el personaje inicial que me avisó de que intentaban robar y el otro un policÃa municipal.
El hombre mira a la chica y suelta: «Hija ¿Pero tú no estabas estudiando en casa? ¿Y eso que es, una caja de cigarrillos?» ¡Era el padre de la chavala! Aquà ya me quedo con cara de acelga, de Calamardo más bien. No sé qué clase de padre se preocupa antes de si su hija fuma pitillos o no antes de que pase el tiempo de folleteo en parques públicos. La chica ni mu, cogió su blusa y se la colocó por encima. Mi brazo ya casi no podÃa más.
El policÃa me mira, «¿Y usted qué está haciendo ahà en medio?». Vamos a ver, ya sé que no nos llevamos muy bien, pero si ve que estoy vestido, que tengo a un perro al lado y que estoy dejándome la vida para que no caiga la puta butaca enorme de plástico encima de estos dos -que a poco se lo estaban pasando mejor que yo-, creo que todos nos podemos hacer una idea.
«¿De dónde ha sacado eso? ¿Lo está robando?» me preguntó. Yo, con la cara más inocente que pude poner le contesté simplemente, «Lo acaban de soltar desde el otro lado, sólo lo sujeto para que no caiga encima de… nadie». Y es que lógicamente, yo, sin comerlo ni beberlo, era el sospechoso principal, con las manos en la masa me habÃan pillado. Bueno, con las manos en la masa nos pillaron a los tres.
Afortunadamente ambos hombretones tuvieron el detalle de acercarse a por la tumbona en cuestión y el munipa sacó un bloc de notas y me preguntó el nombre. El otro hombre, el papá de la chica de tetas saludadoras, le explicó que habÃa sido él quien me pidió que echase un ojo. El poli guarda todo el material y me ordena que me pire y deje eso ahÃ. Pues con mucho gusto, oiga.
Di permiso a John y a Duke para que continuen con el recital mientras observaba de lejos el panorama, habÃan ido a la puerta principal de la piscina, ¡y la parejita se habÃa quedado follando! Que vale, no es agradable quedarse a medio polvo. Sin pudor.
Visto en: «Hola pechamen, encantado».
He aprendido más sobre el mundillo Apple en dos dÃas que en todo lo que he vivido previamente. Y da asco. Mucho asco. Tras esa fachada de cajas bonitas y transiciones bien acompasadas se esconde una montaña de mierda que cubrirÃa Las Marianas. Lo digo con todo el odio del mundo, esos putos maqueros de mierda completamente cegados. Ellos. Ya me jode no cambiar el rumbo del blog y hablar de otras cosas, pero de verdad, han conseguido que mi ordenador me dé vergüenza y hasta que mi carrera y mi futuro apesten. No sé si quiero trabajar en un área donde haya gentuza asÃ. Dan asco. Si se me ofende la gente, que lo reconsidere, de verdad.
Hasta ahora esto lo habÃa vivido en tercera persona interviniendo ligeramente (y ya salà escaldado) en pequeñas refriegas que me dejaban bastante asustado. Pero en este corto espacio de tiempo he visto que son «zombie brands» que tragan con todo sin pensar. Es que da miedo de verdad. SÃ, me diréis que no todos son asà y por supuesto que es verdad, pero mirad, también sabemos que no todos los negros tienen un rabal de 30cm y yo no voy bajando braguetas a la gente para saber si ese sà o no, pero la mayorÃa sÃ.
Mirad, en serio que esta no es una entrada en la que busco repartir leña gratuitamente, pero es que las cosas son como son. Como usuarios somos nosotros quienes pagamos por un servicio. Ni Apple, ni Steve Jobs, ni nadie nos está haciendo un favor cuando soltamos 1000, 2000 ó 3000 euros por un puto ordenador, es asà de sencillo, no les debemos nada. Son ellos los que sà nos lo deben a nosotros, ¿ofreciendo descuentos para estudiantes? Está bien, pero que las garantÃas sean de verdad. Y no, no me valen las triquiñuelas legales que arguyen para ofrecer una mierda de garantÃa que se cuenta en dÃas. Porque no. Si el argumento a esto es «no, pero si es un Mac, te dura la de Dios y no da problemas» me da lo mismo, si me compro un coche con motor de 1.1 quiero mi garantÃa de piezas como todo hijo de vecino, pero es que si me compro un V12 de 6 litros con 700 caballos quiero un todo riesgo cargado de extras. Y es asÃ, joder, no tiene vuelta de hoja. Que si me estrello contra un seto me vengan a buscar y que si casco la pantalla o la ranura del USB me coloquen otra en el momento. Por lo que estamos pagando deberÃan venir Natalie Portman y Alizée en ropa interior a ejecutar el primer encendido y tomarse un café con nosotros como poco.
Por otro lado, la comparación entre coches no es real, estos ordenadores (a no ser que sueltes mucha guita) no son unos Ferrari a nivel de hardware, que cuando un Compaq del Carrefour te trae 320GB de disco duro y 4GB de RAM este me trae un procesador similar pero menos almacenamiento, la mitad de RAM y el doble de precio (y no seáis demagogos, esto no es una comparativa de rendimiento sólo de componentes). Efectivamente, el otro no tiene teclado retroiluminado, su aspecto es de portátil básico y todo lo que quieras, pero lo primero que se mira en una máquina son sus prestaciones, sea un ordenador o un deportivo.
Bien, pues inexplicablemente esta gente no lo ve (por lo que sea) y está metida en una cruzada contra los herejes como los musulmanes de Afganistán, aquél que diga algo que no convenga con sus sagradas escrituras será humillado, vejado y aniquilado. De verdad parece que alguno de estos usuarios de sistemas informáticos venidos a mesÃas de los ceros y los unos sólo sabe dar por culo y les ha enseñado el mismÃsimo Nacho Vidal.
¿Por qué? Pues sencillamente comprenden que es asà como debe ser y el que no lo vea es gilipollas «porque viene de Windows, que es para retrasados».
No, pues oye, perdona, yo trabajo con un XP que va razonablemente bien del cual la única queja que tengo es el tiempo que tarda en actualizar su base el antivirus. Pero tanto en clase como en casa tiro con Debian/Ubuntu y más feliz que chupitas. ¿Qué pasa? Que si yo estoy acostumbrado a abrir GNOME y conectarme a un servidor por FTP para subir o bajar ficheros y al llegar aquà veo que Finder permite leer pero no escribir se me llevan los demonios y tengo que decir claramente que OS X tiene algunas cosas que son puras cagadas, que son cagadas preciosas, pero cagadas. Entonces, si me quejo es porque no lo sé utilizar, y si no lo sé utilizar es porque vengo del asqueroso, maloliente, putrefacto y corrosivo mundo Windows. Pues muy bien.
Si digo que atajos de teclados de 3 ó 4 teclas me parecen una salvajada es que no quiero aprender. Si para colmo no son intuitivos o no tienen nada que ver con el resto de sistemas es porque soy un tonto y un vago y esos otros atajos tampoco tienen tanto sentido. Pues en efecto, el mismo sentido tiene Alt Gr + Z que Alt + Mayúsculas + corchete. Porque sÃ, ninguna tiene sentido, pero la primera es más corta y, sobre todo, a la gente se le puede ocurrir recorrer el teclado manteniendo pulsado ese Alt Gr, pero dudo que se pregunten qué pasará si lo que pulsan es Alt y Mayúsculas, que es una combinación sin ninguna relación aparente. ¿Qué consigue esto? Pues una sensación de atadura muy incómoda.
Yo estoy acostumbrado a dominar y doblegar si hace falta a mi sobremesa con su Ubuntu. «Yo soy quien maneja el ordenador, yo soy quien decide qué combinación hace cada cosa, yo soy quién lleva las riendas aquà y tú sólo recibirás y cumplirás órdenes». Y la relación funcionaba. Pero llegas con tu ordenador nuevo a casa, ilusionado pensando en eso de «sacarlo de la caja y funcionar», imaginando lo bien que te lo pasarás con tu copia ilegal de Photoshop, pero cuando te quieres dar cuenta ves que el sistema se resiste a ser manejado. Que al principio es el ordenador el que te maneja a ti. Y si se te ocurre quejarte, prepárate, porque merecerás la horca.
«Â¿Es que no sabes buscar en Google?» Pero cómo, si ya está fuera de la caja, ¿es que no deberÃa funcionar? No. No es asÃ.
Sobre mis manÃas insistiré. Por mucho que nos hagan creer somos monotarea. Ningún humano tiene procesos en segundo plano, ninguno. Todos hacemos una única cosa a la vez con el ordenador, cierto es que podemos respirar mientras oÃmos música y a la vez estirar los dedos de la mano, pero eso no lo hace el PC. Si quiero escribir un post, abro un editor de texto o el tablero de WordPress y lo escribo, no estoy escribiendo una entrada mientras maqueto revistas en InDesign. Y para mà (y sinceramente creo que cualquiera) es más cómodo poder escribir esa entrada a pantalla completa, o al menos poder escoger esa opción, pero me obligarÃa a trucar Safari. InDesign no darÃa problema alguno pues se abrirá asà por cachabas.
Y si me bajo el .htaccess del blog porque lo quiero editar en local y no se me muestra porque Finder lo identifica como archivo oculto me parece una auténtica gitanada tener que recurrir a una lÃnea de comandos (que ni siquiera es bonita de serie) y tener que modificar Finder y reiniciarlo. Lógicamente, si una vez subido ese fichero y quiero ocultar los archivos locales con esa propiedad tengo que realizar la misma acción. No tiene sentido. Pero si abro la boca esta gente me lleva a la silla eléctrica a grito de «Windowsero frito sabe mejor». Porque sÃ, eso en Windows lo resuelves con unos clics. En Linux (generalmente en todos) con Control + H, de hide, ya ves qué misterio.
Y yo comulgo con todo esto, ojo, es el sistema que he escogido libremente. Asà que si alguien está pensando en soltar lo de «nadie te obliga y ya estás tardando en volver a tu querido ordenador viejo» que se olvide, porque no es un argumento de ninguna clase y porque tampoco estoy obligando a leer ni comentar esto a nadie.
Que no, hombre, que no. Que ni este sistema es perfecto ni Apple tiene secuestrada a vuestra familia en un zulo (maravillosamente decorado siguiendo los cánones zen) en algún lugar de California. Abrid los ojos, que aunque os hayan lavado el cerebro todavÃa podéis despertar. Dejad de darme asco. O al menos dejad de hacer que mi ordenador me dé asco por lo que falsamente representáis.
Sucios y repugantes fanboys.
Lightroom: «F» cambia a modo de pantalla completa.
Yo: ¡Oh! ¡Por favor, menos mal! Chico, ¿te casarÃas conmigo?
Clic en siguiente.
Yo: Joder, ¡púdrete F-Spot!
Visto en: Brooklyn (¿a que mola?).
Vamos con un truquillo que es realmente útil si manejamos el ordenador con bastante gente al rededor y no queremos que nos curioseen mientras lo dejamos solito un momento, una oficina mientras vamos a mear, en la biblioteca si no nos da miedo que nos roben el portátil en nuestra ausencia, etc. No sé cuál es el nombre real de la acción, consiste en bloquear rápidamente el acceso al sistema de forma que pida nombre de usuario y contraseña cuando pretendamos volver a acceder a él. Es un viejo conocido que llevo usando un tiempo en los tres sistemas pero que no ha sido hasta ahora cuando he podido publicarlo. Y esto es lo que toca para pasar el domingo. Además, te servirá sà o sà ya que está pensado para los tres sistemas operativos más importantes como son Multics, Amiga y DOS. Venga, lectores macizorros y fans alocadas, que se note que no os pasáis el verano vuelta y vuelta en la tumbona. Aprovechad este dÃa festivo para aprender un poco.
Voy a ordenarlo de mayor facilidad a menor para que no os pille muy de sopetón, curiosamente queda asÃ, Windows como el más sencillo, Linux y Mac OS X como el más chungo.
Me ha funcionado tanto en XP como en Vista y lo único que hay que hacer es pulsar al mismo tiempo la tecla Windows junto con L, de «log in». De esta forma la sesión actual se mantendrá inaccesible y sólo un administrador (ya sea de la red o del equipo en cuestión) o bien el propio usuario que lo ha bloqueado podrá utilizar ese ordenador. Y no tiene más. Funciona. Muy útil y sencillo.
Y me refiero a hacerlo gráficamente. Como soy un GNOME fanboy no sé si el truco funciona igual en KDE (que es el escritorio de los perdedores), pero la idea se puede coger y transportarla a cualquier escritorio más o menos completo. Aquà hay, al menos, dos formas de hacerlo, por teclado y por ratón. Por teclado puede configurarse para cualquier atajo que queramos mediante Sistema → Preferencias → Combinaciones de teclas. En mi caso lo tengo puesto como Ctrl+Alt+L para asemejarlo con Windows, Ctrl+Alt es el binomio de teclas que me gusta colocar como atajos.
Si preferimos hacerlo de la manera lenta, es decir, con clics, deberemos tener visible los usuarios en la barra para acceder a sus opciones (esta barra viene por defecto en GNOME y es lo que te cuelan al instalar Debian o cualquier distribución que herede de ella como Ubuntu), y en el desplegable que muestra sólo resta escoger «Bloquear la pantalla».
Ya está.
En este caso nos ponen más pegas y tenemos que hacer unos ajustes previos ya que desde la manzanita podemos dejar el PC en reposo, apagarlo, reiniciar o cerrar sesión. Y nosotros queremos dejar el ordenador encendido, con la sesión corriendo, pero «inaccesible».
Estos son los pasos a seguir: Vamos a Preferencias del Sistema → Cuentas. Ahà nos muestra información sobre los usuarios del PC, imagino que será igual en todos los ordenadores pero a mà me muestra, al menos, dos, uno soy yo y otro es una cuenta de invitado que ignoraremos completamente. Seleccionamos las Opciones que aparecen más abajo para habilitar el Cambio rápido de usuario.
Se habrá colado la silueta de un busto humano en la barra superior, pinchamos, escogemos Ventana de inicio de sesión et voilà .
También podemos hacer una ñapa parecida que consiste en forzar a que nos pida introducir la contraseña para despertar al PC de su reposo, pero si ha estado en reposo no ha estado trabajando y habrá cortado toda actividad que desarrollaba, asà que no me convence, cada cosa es para lo que es. De cualquier manera, para eso, Preferencias del sistema → Seguridad: Marcar «Solicitar contraseña para reactivar el equipo si está en reposo o con el salvapantallas». Y ya lo tendrÃamos. Bueno, ¿cuándo me lo enlazan en Genbeta?
Visto en: Tres eran tres, los sistemas bloqueados.