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Pensando en alto

Decálogo de usabilidad de un autobús urbano

Para los viajeros

  1. Fijarse en las paradas de un autobús en el indicador correspondiente de forma que nunca sea necesario estar esperando y cuando el vehículo realiza la parada abordar al conductor con la pregunta «¿Este va a El Corte Inglés?» Por que en ese papel ya dice «Calle Callosa Número Numeroso (Frente C.C. El Corte Inglés)».
  2. Para facilitar el acceso al autobús sería conveniente tener preparado el importe del viaje (1.10 en esta ciudad, una puta barbaridad) o la tarjeta de bonobús sea del tipo que sea (en mi caso 35 céntimos, una puta barbarie). Se agilizarán las colas y será más fácil cazar a los que se hacen los remolones buscando las monedas en los bolsillos para concluir que no tienen un duro, pero ya han llegado a la próxima parada.
  3. Si tu amigo está al fondo y tú acabas de entrar pero hay demasiada gente de por medio y te es imposible atravesarlo sin molestar, no le grites.
  4. En caso de llevar un carrito de niño recuerda siempre poner el freno del aparato y estacionarlo en la zona reservada para ese fin. Sí, existe, y estorbará mucho menos que en el pasillo.
  5. Sobre todo para jubilados, no insistáis en decir que ahora os bajáis y dejáis paso al asiento libre (y al que dejáis vacío) cuando todavía quedan tres paradas para vuestro destino. No hay que mentir, señores, que encima el viaje os sale gratis.

Para los conductores

  1. Desayunar, almorzar, comer, merendar y cenar bien. Los bordillos no alimentan.
  2. Si el autobús va lleno (por ejemplo en las horas punta) pero en un tramo apenas hay tráfico, olvidad pisar a fondo el acelerador, el próximo semáforo puede estar en rojo y, querido amigo, los demás no llevamos cinturón de seguridad (muy posiblemente ni vayamos sentados) de manera que la frenada puede ser caótica ahí dentro.
  3. Un semáforo situado a 50m que está rojo es probable que lo siga estando a 40m. Frena utilizando el freno motor (ver punto 2) y no te lo saltes.
  4. Todos tenemos días malos pero tu trabajo no deja de ser de cara al público y un «Buenas» cuando entra uno o varios pasajeros siempre está bien.
  5. Por puro compañerismo con el resto de conductores (que nos chupamos vuestros «Gracias por ceder la prioridad») se agradece que utilicéis mejor los intermitentes, no nos conocemos el recorrido de cada línea y mucho menos nos sentimos seguros cuando no sabemos qué va a hacer un bicharraco de 20 toneladas que se cruza sin avisar a pocos centímetros de nuestro vehículo.

Y todos seríamos más felices.

Visto en: Valladolid.

7 respuestas a «Decálogo de usabilidad de un autobús urbano»

No estoy en absoluto de acuerdo con el punto 1. para los viajeros. Si no tienes ni idea de la ciudad o no conoces bien la zona (lo cual pasa bastante a menudo si no llevas toda la vida en esa ciudad) lo de que ponga c/ Patatin, nº15 no te ayuda en absoluto y tienes la necesidad de preguntar si tal o cual se acerca a X punto (no siempre pone «en frente de…» porque igual es «perpendicular a…» o algo así). Además, hay veces que preguntas porque no te ha dado tiempo de mirar el papelito (sabes que puede ser esa línea pero no estás seguro), porque el papelito no hay ni Dios que lo entienda, o simplemente, porque te acaba de entrar la duda y es mejor preguntar aunque moleste a algún chaval con rizos que aparecer en Buztintxurri. Así que, reclamo mi derecho a preguntar todo lo que me dé la gana al autobusero, sin dejar de ser una viajera educada y agradable.

Ah, y el autobús te sale barato, a mi me sale a 50 céntimos con el descuento. Y odio las maquinas de las tarjetas en León. Son tan sumamente lentas que tardas lo mismo que aquel que anda rebuscando el dinero.

Yo añadiría en viajeros que, por favor, aquellos que suden más de la cuenta, no se agarren a las barras superiores, el autobús se convierte en un auténtico infierno.

A Hugo, ni idea de cómo será en Madrid pero aquí sí. Tenemos varias categorías: los autobuses viejos (más de 30 años, conocidos como «los que se llevaron a Cuba») los normales (unos 20 años), los actuales (que debieron introducir en los 90) y los nuevos (que son muy bonitos y funcionan a gas, apenas hacen ruido y no suenan).
Para mi maltratada Línea 5 suelen colocar los de Cuba, son divertidos porque tienen asientos móviles (te lo puedes llevar a casa porque se suelta) y la chatarra del interior siempre está a punto de resquebrajarse, pero aguanta, y eso, m’friend, tiene un cambio manual de 8 marchas. Los de 20 años y algunos de los de los 90 tienen 5. Depende el conductor rascará más o menos al cambiar.

A Bea, bueno, vale, pase. Pero seguiré maldiciendo a todos aquellos que montan, espera a que el autobús comience la marcha y cuando van a pagar preguntan. Lógicamente el autobús no puede parar para que se bajen en caso de equivocarse (que lo gritarán) así que sí o sí tienen que comprar billete, luego se quejan por haberse equivocado y culpan al conductor. Hay que informarse antes.

A ElGekoNegro, a esos también los maldigo yo, así que tienes mi beneplácito para seguir maldiciéndolos.

El otro extremo es mi hermano pequeño, pagaba el billete y le decía al autobús a donde quería ir, como si fuera un taxi.

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