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Lagarto Pensando en alto

Por un año de 365 días

Mira el calendario que tienes ahí encima de la mesa. Un cambio de hoja mas y será diciembre. Cuentas tres semanas y te metes en Navidad, entre que lo preparas se te han pasado dos. Acaba el año y vuelta a empezar.
Juraría que antes de ayer estuve celebrando Nochevieja. De hecho me acuerdo de la canción que puse en el blog para fin de año: Tears in Heaven de Clapton, venía con subtítulos y todo. Y casi que ahora ya debo pensar en cuál será el tema con el que cierre 2008, un año con rima fácil.

Cuando era pequeño esto no era así. La velocidad con la que pasaba el tiempo, digo. Cuando tenía cinco años y mis padres me decían que esperase cinco minutos era un rato muy largo. Imagínate, eran cinco veces 60; uno… dos… tres… hasta sesenta, y así cinco veces; mis padres me querían matar de aburrimiento. No podías pensar lo que era un año. Aproximadamente dos eternidades y media, según mis cálculos infantiles. Ya sabes, hay que hacerlo con los dedos.

Recuerda todo lo que daba de sí un año cuando contabas con los dedos. En clase no hacías más que colorear intentando no salirte de la raya, moldearplastilina, dar patadas a un balón compulsivamente… Se puede decir que incuso con 6 ó 7 años. Tu infancia era así. En un año pasaban muchas cosas, aprendías que ventana se escribe con V y burro con B,  seguía sin llamarte la atención que un portal de tu barrio saliese en el telediario (previo asesinato, coche bomba, manifestación, kale borroka o redada -cuando creces viviéndolo llegas al punto en que no verlo parece lo menos normal-). Con esas edades era frecuente bajar a jugar con los amigos del barrio (mientras nuestras madres observaban) y comer una bolsa de Cheetos Pelotazos, de las que costaban 25 pesetas. Ahora apenas tienes tiempo para hacer lo obligatorio: clase, casa, prácticas de clase, curro etc.

Con esas edades era común ir al pueblo de tus abuelos en verano, tenían muchos animalillos de granja que misteriosamente desaparecían y con el mismo misterio aparecían en guisos. So cute. Frecuentemente tu padre te retaba a una partida de ajedrez, y tú no dudabas en decir que sí. Ahora esa abuela tiene un principio de alzheimer y la ves con mucha menos ilusión, para nada puede ponerse a cuidar conejos; y haces memoria para saber qué es el mate pastor.

En primavera tus amigos y tú os armábais de valor y bajábais al río, cuyo agua corría fuerte, atabais unas cuerdas a unos palos largos y os creíais pescadores. No acabábais mojados pero esperar a que los peces picaran con semejante material aburría a los dos minutos, como mucho se acercaba algún pato curioso, ¿lo recuerdas? No sé por qué diablos lo escribo en segunda persona si todo son vivencias personales, pero bueno, en mi cabeza suena mejor así. Los últimos días eran sinónimos de largos paseos enbici o visitas a la piscina municipal. Sin Nintendos, Pokémons o modernidades. Si haces un poco de memoria también recordarás el día que el padre de un amigo os llevó a ver entrenar a la Real. Al día siguiente todos jugando con laequipación, que todos teníais pero no os poníais nunca, para recordar lo que pudisteis ver.

En otoño las castañas en el suelo te invitaban a caminar por el bosque con tu familia, recogiendo una, y tra, y otra. Seguro que tu madre aún tiene guardadas aquellas fotos. Llevabas una camisa a cuadros modelo leñador, pantalones de pana y un llavero (sin llaves) con ellogo amarillo de Batman. Pese a ser el más alto de tu clase por aquél entonces tu hermana aún te sacaba un buen cacho y ninguno era nada comparado con tu padre, que tenía mejor aspecto, más juvenil, menos cansado que ahora. Cuando el otoño se cerraba venían las primeras nieves y eso quería decir que en el colegio os llevarían a alguna colina para deslizaros con un plástico y tener un pequeño acercamiento al mundo de la velocidad. Ese paseo apenas duraba quince o veinte minutos desde el edificio, cuando nevaba lo hacía con ganas. Esas salidas daban mucho de sí, bat, bi, iru… y a bajar. El niño torpe de clase solía terminar llorando después de acabar perdido entre arbustos o atravesando el verjado de un caserío, con todos los perros ladrando y el hombre ayudando al chaval a levantarse convenciéndole de que no ha pasado nada.

Por fin el invierno traía las vacaciones, más frío, más viento, y regalos. Por aquél entonces los reyes magos no eran dos, sino tres. Y el Olentzero era uno, y no dos y todos ellos tenían comprado el Action-Man antes de que lo eligieses así que intentarían comerte el coco para decidirte por ese, discusión que entre episodio de las Tortugas Ninja y Power Rangers entraba realmente bien. Si te ves ahora, ojeando ofertas en eBay y preguntando con descaro qué regalar… Es cómico a la vez que pueril, ¿no, tío?

Todas esas cosas y más que se me estén olvidando pasaban en doce meses, mucho más podía dar de sí un año, dos eternidades y media. Juraría ahora mismo que no llega ni a medio suspiro. Si fuimos capaces de exigir kilos de mil gramos, creo que es la hora de recuperar los años de 365 días (366 si es bisiesto), y volver a aprovechar cada hora. Reivindicando todo esto con una entrada más en Google o con un grupo en Facebook, que al final no he creado.

Visto en hace: 15-17 años

14 respuestas a «Por un año de 365 días»

Supongo que la vida va cuesta abajo, conforme vas bajamos más rápido vamos… y cuando te quieres dar cuenta te estás tomando las uvas de nuevo y diciendo «No, ahora en serio, este va a ser mi año»…

BTW, te voy a regalar un teclado nuevo.

Vaya, precisamente el otro día me reuní con la gente de mi colegio, 8 años después… Y como pasa el tiempo…

Y sí, todavía me acuerdo de la última nochevieja… y de como han cambiado las cosas desde entonces…

He terminado de leer el texto con una sonrisa que hace mucho que no tenía. Y es que recordar esos tiempos es algo especial, algo que jamás volverá a pasar, pero que esos recuerdos seguirán dentro de cada uno de nosotros durante toda la vida.

Por lo del río no, porque por esta zona un río con agua es ciencia ficción, pero he vuelto atrás, me he quedado un ratito y he regresado al tiempo donde los años son meses; los meses, días; los días, horas y las horas, años.

Buen texto, gracias.

Efectivamente el vídeo que enlaza Ellohir da en el clavo por completo, sobre todo los últimos minutos que resumen perfectamente el post, respondiendo a algunas de las preguntas que me hacía. Y la solución parece sencilla: permanecer en un continuo cambio. Gracias por el chivatazo. A ver si encuentro tiempo libre (del de verdad) y me pongo a ello.

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