Categorías
Lagarto Pensando en alto

Conejo blanco

El personaje del libro del supuesto pedófilo. ¿Y luego qué? Creo que ya he hablado sobre mi perspectiva de la vida enfocada a pequeñas metas. ¿Y luego qué? Un conejo blanco que aparece y se pierde entre los arbustos. Y lo persigues. Y lo vuelves a ver. Y vuelve a desaparecer. Y vuelves a encontrarte con él dos vidas más adelante dentro de tu propia y única existencia. Y lo vuelves a perder. Y así hasta que, nadie sabe cómo, te encuentras con el roedor en las manos, aunque ni siquiera puedes confirmar que se trate del bicho inicial. ¿Y ahora qué?

Media vida desesperándote. La otra mitad creyéndote eso de que todo llega.

¿Y qué pasa cuando lo tienes?

¿A dónde va todo es esfuerzo aparentemente inútil que se gastó para conseguir ese algo? No lo sé. No sé si me importa porque se va y punto. Querías algo con todas tus ganas. Te despreocupas. Te levantas un día y lo tienes. Se abre y se cierra el telón. Como si faltase un acto.

Da lo mismo lo que desearas. Lo tienes.

No sabrás qué hacer ahora. Si es que ya lo has conseguido, joder. Cuando ya casi lo tenías olvidado… ¡pum! Ahí estaba. No importa lo que haya tardado, que es como comulgar con el «todo llega». Al final del cuento, independientemente de los años que haya durado la búsqueda y la persecución, de una manera inesperada y como si de un insulto a la lógica se tratara, llega.

Unos acordes de piano. Un plano que se abre. Una silueta que se confunde con el fondo. Ya está. Capturaste al conejo. Pero no tienes ni puta idea de por dónde tirar ahora, ¿verdad? Aparecerá otro conejillo al que perseguir. Te encapricharás de cualquier vehículo clásico que no conducirás hasta que quede un minuto para los créditos. Pero lo conducirás. Y otra vez, y de nuevo, ¿y ahora qué?

Haced el favor. No le deis vueltas. No pretendía contar más que uno, dos y tres.

Visto en: .

Categorías
Apple Cine y TV Móviles Pensando en alto

Apps

El iPhone ha mejorado. Me sigue pareciendo una putada fácilmente solventable el hecho de que no puedas utilizar el Bluetooth más que con los auriculares estos que no se ven nada en absoluto (pero nada, nada, ¿eh?) impidiendo que dos amigas compartan una foto de una cena, y tiene detalles como colocar la etiquetita de «Fotografía subida desde mi iPhone», «Enviado desde mi iPhone», «Soplando con el fuelle desde mi iPhone» etc por lo que me sigue pareciendo un aparato repelente.

Un cacharro majo (a la tercera) que no me suscita interés, y menos aún mientras espero que Google se alce en armas en un golpe de estado a nivel mundial y gobierne el mundo de una puta vez. Que para eso es para lo que han sacado Android, hostia.

El grueso del post y lo que ha hecho que me chirríen los dientes y comience a escribir esto es un anuncio que he visto en televisión, ya sabéis, esa cosa que hay en los salones frente a la que pasabas las noches antes de tener ADSL y tenía un software muy entretenido llamado ¿Qué apostamos? Le quedan dos ratos porque con el Año Nuevo le toca una actualización de firmware morrocotuda y por lo visto si no aceptas vivirás en un plano (sí, tal cual, así de absurdo) y tu vida pasará a estar marcada por un tono azul y unas rayas blancas. Sobre todo rayas, muchas.

Bueno, fuera coñas, en un anuncio del iPhone de estos que hacen donde se meten en la web de El País y de El Mundo indistintamente para que veas que es realmente para todos (mientras pasa por debajo un mensaje de advertencia: «La velocidad real es menor, se ha acelerado para la ficción» o algo así), aunque siempre termines en Marca, han sacado a relucir la pancarta que lo distinguía de los demás teléfonos hasta que los mencionados nuevos héroes mundiales han querido, su tienda de aplicaciones. Algo conocido por todos, ¿verdad? Bien. Sin duda es lo que hace molón al aparatejo.

A mí los neologismos me dan arcadas en muchas ocasiones, y si durante 20 segundos escucho a un fulano cualquiera cómo dice «aps» (porque sólo se pronuncia una P) 5 veces para referirse a una aplicación me hierve la sangre de tal manera que si me meto en la bañera y me corto las venas hago un cocido de lagarto.

Y, en definitiva, que podría ser más visceral, pero hoy no es el día.

Visto en: «Visto en tu iPhone».

Categorías
Lagarto

Misión cumplida

Cerca de mi casa había una tienda de ropa para mujer especializada en talles grandes. Cerró. Ahora han puesto una para deportistas. Me voy dos días y me cambian el mundo.

Visto en: Ellos las prefieren muy, muy gordas, gordas, gordas, super gordas, gordas, gordas y apretás.

Categorías
¿Cómo hago para...? Lagarto Pensando en alto

Consejos para follar bien

No sé si me meto donde no me llaman, pero es que como últimamente no me llaman de ningún sitio me meto en cualquier lado e interrumpo sin ton ni son, al tema, vosotros lo de follar… ¿qué tal? Yo no tengo nada de experiencia, aviso. Bueno, a ver, lo he visto en alguna peli como todos pero nunca me he visto en la situación. Quería pedir algunos consejillos para no quedar mal.

Yo tengo entendido que cansa, y bueno, puestos a sudar, al menos hacerlo con clase y no parecer un panoli delante de quien surja. Como supongo que más de uno ya se habrá visto en estas achicharrantes actividades y hasta habrá terminado quemado, pues aquí estoy yo ahora, bajándome los pantalones para ver si introducís algo de conocimiento dentro de mis cavidades cognitivas.

Os pongo en situación, unas amigas quieren poner una chimenea para las noches entre risas (y tal) y yo me he estado preparando para el ambiente cálido, pero esto se me escapa, ¿cómo se maneja el fuego? Quiero decir. Tú estás ahí, con tu compinche, mirando, ¿no? Cada vez más calientes por razones obvias, notando las llamas… sólo tengo que moverlo, ¿no? Cojo el instrumento, lo meto un poco y lo muevo, ¿verdad?

Nunca me he visto con el aparato así. Para que os hagáis una idea, mi artilugio es más o menos de este tamaño.

Muchas gracias por lo que podáis ayudar.

Visto en: Caliente, Morientes.

Categorías
Jajajás

From Lost to The River

From Lost to The River

Visto en: Y qué malo que es Pixelmator. El GIMP con etiqueta de precio.