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Pensando en alto

¿Por qué las prostitutas visten como putas?

Puede parecer una respuesta obvia, pero dejad que me explique. No me quiero meter en berenjenales de si se debe legalizar o no la prostitución ni me declararé a favor en contra. Para mí, si la persona (él o ella) no está forzada a vender su cuerpo y todo se hace de manera limpia (en un negocio sucio por definición) todo perfecto. Ahora, al tema, no creo que sea necesario que las prostitutas parezcan putas, de hecho creo que iría mejor al contrario. «Puta» se refiere a la versión más cerda, barata y enferma de las personas trabajadoras del sexo, eufemismo más, eufemismo menos.

Viva Ned Flanders con Ginger

La vestimenta de las putas no es afrodisíaca

Así como un fontanero currando está obligado a parecer un fontanero (por eso de llevar llaves inglesas, un mono de obra y el logotipo de su empresa), hay empleos donde la ropa y, en general, las pintas, no son tan delatadoras. La prostitución podría ser uno y creo que mejoraría el negocio.

Nunca he contratado a ninguna ni creo que lo haga pero sinceramente, una persona con minifalda rosa de plástico, media de mallas anchas, sujetador amarillo de plástico también y un bolso diminuto hasta las trancas de condones sería mi última opción para echar un polvo, y encima pagando, sin ningún tipo de aliciente romántico. Verlo de otra forma me parece de enfermos y degenerados. Ni en la más sucia de las fantasías nadie querría acostarse con una mujer así.

Como no estoy nada puesto (y tampoco en lo que cuesta un servicio «estándar») no sé si es  sólo que existen categorías y a mejor vestida más billetes hay que soltar, las freelance.
Imagino que hay gente dispuesta a pagar mucho menos y meter su pene en el primer coño que vea sin miramientos. Pero eso no deja de ser una triste y pobre cerdada.

Si por el contrario el maquillaje fuese menos escandaloso, la ropa fuese normal -más o menos atrevida-, los tacones los justos y, en definitiva, la chica pudiese pasar desapercibida por cualquier zona de una ciudad y no sólo los exteriores, la imagen del que dicen es el negocio más antiguo se vería algo reforzada. Las putas dejarían de parecer putas (también dejarían de parecer mercancía).

Aunque contratar a una chica así no deje de ser la misma cerdada que contratar a la anterior, de cara a la galería la foto cambia. También para los locales.

Visto en: No «en», de lejos.

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Fotografía Los píxeles del jueves

Los píxeles del jueves

Lanzando cartas a un sombreroVisto en: Flickr.

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Jajajás Videojuegos

BSOD en mi Nintendo DS Lite

Acababa de comprar en la tienda 24 horas de Rapidshare el juego Pokémon Platinum (sí, Pokémon ¿soy un crío, vale?) y cuando ya me había enganchado y me dispuse a guardar la partida, con mi Turtwig en nivel 8 y a las tres de la madrugada la colorida pantalla de la consola se tornó en:

BSOD en Nintendo DS

¡Una preciosa pantalla de la muerte de lo más contradictoria!

La memoria de seguridad está dañada, pero se podrá guardar jugar.
Sin embargo, no se podrá guardar.

Esto ha de ser una señal; los niños grandes no deben jugar con cosas de niños pequeños. Así que emularé el mítico Pokémon Rojo, por los viejos tiempos.

Visto en: Partida frustrada de Pokémon Platinum.

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Citas y frases Música

Felino

No es un bisturí, ni un calamar. Su cola le sirve de timón al brincar.

Visto en: Cuídame el gato, Manuel. Los Gandules.

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Lagarto Pensando en alto

El budismo

Sigo explorando el cosmos en busca de una referencia que guíe mi espíritu hacia una zona de paz. Kabul, por ejemplo. El método al que vosotros, humanos, recurrís para estas cosas es la religión. No la única pero sí una de las más importantes. Y el budismo entra dentro del saco. Pero el budismo no lo termino de entender.

Enseñanzas del despierto sobre la ley natural

No hay un dios al que adorar o rendir culto, alguien que cuando llegue a Valhalla me diga «Nos ha costado acabar contigo, mamón, pero ya era hora de que subieras. Espérame aquí, junto con Ana Rosa». No hay que hacer o deshacer nada porque sea voluntad de Dios, Thor, Alá o nadie. Y eso está genial porque lo más complicado de entender y creer de una religión como el cristianismo (con todas sus ramas) y el islam (con todas sus ramas) es la idea de una figura abstracta que controla todo, que ve todo y que tiene una lista de todo lo que cada uno hace, cual Papá Noël, de forma que llegado a un punto -la mueeeeeerte- decidirá si vas a un sitio «bueno» (con sus valquirias, sus vírgenesy su paz eterna) o a un sitio «malo» (con su fuego, perro con múltiples cabezas y río de espíritus) más una tercera opción conocida como limbo, en el que pasarás todo el tiempo hasta siempre. De forma que si el mundo explotase en una guerra nuclear y no sobreviviesen más que cucarachas daría lo mismo pues tú seguirías en uno de esos tres pisos del edificio de la vida eterna. No hay restart.

Con el budismo «sí».

Por lo que entiendo sobre estas ideas, mi cuerpo no es mi cuerpo. Es un elemento de la naturaleza, del entorno. Por tanto no me pertenece. Dentro de él -o asociado a él- no hay ningún alma o espíritu de forma que no existe un yo eternamente duradero. Se carga de un plumazo el cielo, infierno y purgatorio.

No dicen que te reencarnas sino que renaces. Al igual que tus buenas o malas obras a la vista de una deidad serán quienes decidan la balanza para una planta u otra de ese edificio ficticio aquí la idea es similar. Si bien no hay ninguna intención de que una vida nueva, renacida, sea una meta (así como el descanso eterno sí lo es) precisamente por que no hay «yo», se borra el historial, sí tenemos algo similar que todos conocemos y a que a mí no me convence nada, el karma. Pese a lo que podamos creer el karma no es un sistema de puntos por el cual si hago una mala acción la compenso con una buena como hacía Earl, de hecho eso recuerda más al concepto cristiano de eternidad, sobre todo a las bulas medievales. Una parte del karma explica que ciertos seres como Buda o Jesucristo fueron capaces de recordar su vida, de forma que en el siguiente renacimiento que sufran podrían acceder a un lugar de su mente que. más o menos, conecta con la naturaleza del no-yo mediante la meditación y así, por ejemplo, conocer qué errores cometieron antaño. Es fascinante, pero tampoco me lo trago.

Darse cuenta de esto (y algunas cosillas más que me he saltado) y haber seguido «el camino de las grandes verdades» o, siendo más correcto, el Dharma o EsaCosaQueHanCopiadoLosDeLostPeroQueAquíNoTieneNadaQueVer, quiere decir que eres despierto espiritualmente o, siendo más correcto, que eres «buddha».

Yo pensé que buda había uno, una persona rechoncha y simpática con la cabeza rapada y una cortina naranja como vestido. Pero no, esa es la imagen del primer buda, de origen nepalí y nombre real Siddhārtha Gautama (que lleva el finde de gaupasa). Será más conocido como Buda Gautama. Lo que aprende uno en la Wikipedia, oyes martes.

Cuatro nobles verdades y el noble camino óctuple

Aquí llegan las curvas, agarraos. Si suprimimos el concepto de «yo abstracto»Â lo siguiente carece de sentido.

  • El sufrimiento existe.
  • El origen de esa insatisfacción es el anhelo.
  • El sufrimiento se puede extinguir.
  • Para extinguir el sufrimiento debemos seguir el óctuple sendero.

El óctuple sendero dice, entre otras muchas cosas que hemos de hacer todo lo posible para alcanzar a Kurt, digo el Nirvana. Para eso hay que seguir unos pasos entre los que se incluye: supresión de deseos. Creo que esto lo conocemos todos de oídas y esta ha sido siempre mi gran duda acerca del budismo, ¿cómo es posible que elimine de mi «no yo» todos los deseos que me hacen sufrir porque no puedo conseguir si al mismo tiempo alcanzar el Nirvana es un deseo de por sí?

Me gustaría informarme bien porque, si es cierto que hay pilares de ésta religión que me pasaré por el forro como la meditación la idea general me está dejando buen sabor de boca. Ahora que digo esto, las barritas de incienso también fuera. Y es que he de reconocer que el budismo desprende una paz inusual, posiblemente la falta de controversia se deba a la poca cantidad de practicantes que hay, y menos por aquí. Pero hay algunas ideas, sumadas a algunas historias asiáticas que he practicado o practico (por ejemplo algo de tai-chi, que resulta cómico, pero relaja cantidad y en exámenes se nota) me hacen pensar en incluir algún libro sobre el tema Zen en mi próximo pedido a Amazon. Al menos no incluirá Courier a saco Paco.

Perdonad el ladrillo.

Visto en: Y mañana, «Los chamanes: Esos locos con cuernos y plumas.»