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El mundo 2.0 y yo

Últimamente le doy muchas vueltas al blog y al círculo acerca de lo que ElGekoNegro -en parte como personaje, sobre todo cuando se me va la olla y pensáis que me drogo- puede significar, no quiero parecer arrogante, pero es que está claro que si la blogosfera tiene un centro sobre el que gira soy yo, yo me lo he pedido, sólo tuve que quitar a Alvy del medio, y lo hice.

Desde hace ya un año no me dedico a intentar «crecer», no creo memes, no sigo los que me envían, comento con asiduidad en los sitios de siempre (bueno, con ligeras diferencias) y desde hace unas semanas intento dar a esto un cuarto de vuelta para reenfocarlo e intentar hacer los posts que hacía hace más de ocho meses, que es cuando más nivel tuve (esa es mi opinión). Aunque ahora tenga mejores números, me gustaba más antes. Y me extraña.

Me extraña principalmente porque como bien saben dos personas, soy un asocial. De uno u otro modo se puede decir que vivo en internet. Pero rehúso cualquier cosa más o menos molona que pueda mantenerme en contacto con la gente (excepto el blog y el lector de feeds, obviamente), no me gusta Twitter, no utilizo redes sociales (doy caña a Flickr y para de contar) pero puedes encontrar un perfil mío creado en hi5!, Tuenti o Facebook y estarán ahí con una presencia meramente testimonial y mil cosas más 2.0 desperdigadas por la red.

En parte es debido a lo que comentaba unas líneas más arriba, soy un asocial. Me han invitado ya varias veces a la quedada madrileña del día 19 y sinceramente, pienso que no pinto nada ahí.
No es que sea tímido, más bien, reservado. Si fuese por timidez este blog no tendría sentido. Simplemente no me gusta estar con mucha gente, prefiero grupos pequeños, y más aún si estoy entre desconocidos -entre ellos relacionados dospuntoceramente-. Ya conocéis muchos que soy excesivamente desconfiado, que dudo de todo y que por ello tardo eones en tomar decisiones. No lo veo como inseguridad, está demostrado por una empresa independiente que creo en mí de sobra, pero no creo en el resto del mundo (generalizando). Por supuesto, huelga decir que internet es un magnífico sitio donde jugar con las apariencias: desfiles de máscaras, capuchas negras, gafas de sol enormes, bigotes falsos, etc. Así que siempre se agudiza más esa sensación.

Iré acabando. La conclusión que he ido sacando con el tiempo es que cuantos más inventos o desarrollos para unir personas salen a la luz, más al margen de ello me quedo. Casi todo lo que utilizo es «1.0»: el email, la mensajería instantánea sin emoticonos gráficos, prefiero llamar a enviar un mensaje… Soy básico, y esa cualidad me hace sentirme confiado. No es miedo a las nuevas tecnologías, llanamente es que a muchas no les encuentro utilidad en mi mundo. Algunas de ellas, además, me parecen de chiste.

Visto en: ¡ASOCIAL!

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Fotografía Móviles Pensando en alto

Revistas tendenciosas, ¡no me engañaréis!

Ayer apareció por casa una revista nueva para mí, Vanidad (título correcto: El espejo de la vanidad). Le pregunté a mi hermana a ver si se trataba de una de esas revistas de moda que suele comprar a veces. Su respuesta fue que ella nunca ha comprado revistas de moda, que eso no le interesaba, que sus revistas son «de tendencias».

Y es cierto, nunca la he visto con un Vogue entre manos, pero sí con revistas algo más extrañas que en lugar de limitarse a recomendar trapitos te hablan del modo de vida de una tribu urbana con una ligera relación con los pijos, bueno, o aunque no vistan de Lacoste sus jereys siguen siendo caros y en muchos casos horrendos.

Esta revista en concreto me llamó la atención porque, en efecto, no la veía como el resto de prensa de este tipo. Para mí una revista de moda se suele limitar a mostrar a las modelos con más o menos gusto (y para mí Vogue lo hace sin ninguno, pero los sabios de la moda sabrán) y recomendar tal pantalón pitillo o ése fular que llevó ése fulano.

Bueno, la conclusión que he sacado es que esas revistas, desde el mi punto de vista que creo que todos conocéis, son exactamente iguales a FHM y las de este tipo, pero mejores.
Una revista «para hombres» suele incluir fotos con la chica en poses sexies, sugerentes y en un formato idóneo para recortarlo y pegarlo en tu carpeta, o buscarla en internet y cambiar el fondo de escritorio, porque lo de las carpetas ya no se hace. Al final de la misma una página que mezcla cine y videojuegos, luego algo del mundo del motor, a continuación un apartado de electrónica donde te hablan de teléfonos en su mayoría y finiquita el asunto con ideas de vestuario y los desorbitados precios de las prendas. En serio que son así, después de las tías la revista sigue.

Y Vanidad es básicamente lo mismo sin cine, muestras de after-shaves o cosas «masculinas». Con un detalle que he mencionado antes, son mejores. De hecho, hacen entrevistas que se pueden leer -sin querer competir con María Patiño-, y lo que más me ha gustado (y en lo que más me he fijado) es que las fotos son infinitamente superiores a las que ofrece FHM. A ver, no quiero confundir, están destinados a públicos diferentes y no interesa sacar a la modelo-actriz-presentadora-vecinita de tal forma que al verla pienses sólo en sexo, de hecho la chica de portada es Patricia Conde (más cosillas en el MySpace de la publicación) y en lo primero que he pensado ha sido en que salía realmente espectacular, lo segundo sí ha sido […] pero bueno, ¿me sentiendeeee?

Finalmente, y al más puro estilo Cosmopolitan, si en la de los chicos se envían preguntas como: «Â¿Cómo convenzo a mi pareja para que se deje grabar mientras lo hacemos?» en las de éste tipo se responde a cosas como: «Mi pareja me ha pedido grabarnos mientras practicamos sexo, ¿qué hago?». Que no te engañen, en esencia es la misma revista. Así pues, si nunca supisteis cómo se enfrentaría vuestra pareja (quien tenga) a una situación similar a la descrita estaría bien ver las dos partes. Si por el contrario no tienes pareja (como yo) si eres chica entre 18-25 años envía una foto a Evergreen Terrace 742 dale una clickejo a la publi.

Visto en: QuKiosCKo.

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Música Vídeo

Ellington & Coltrane, In a sentimental mood

Ya amenacé con ésta canción. Y ahora ya, con un blog mucho más piano bar que entonces, os merecéis disfrutarla. Grandiosa obra, grandiosos ambos.

Visto en: Youtube.

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Pensando en alto

El difícil equilibrio entre pasión y razón

El Universo se regula gracias a tres factores, uno de ellos es absurdamente ninguneado por Stephen Hawking y los de su calaña: los conocidos son la pasión y la razón, el tercero, mis rizos.
Los dos primeros son como piedras redondeadas en medio de un jardín zen, mis bucles tienen la función de rastrillo, que marca los surcos al rededor de estas piedras.

Todo esto se estudia en primero de Bachillerato si no me falla la memoria, cosa poco probable dada mi superioridad demostrada. Los griegos ya se comían el tarro con esto entre guerra y guerra (o entre penetración anal consentida y penetración anal no consentida con menores). Concluían muy alegremente que lo mejor era encontrar un equilibrio entre las mencionadas pasiones y la razón. Y es normal, cuando una supera a la otra el mundo de cada uno empieza a fallar.

Como ejemplo: la razón se encarga de que llame a Carrefour para preguntar si sabían algo de la reserva que tenía hecha de una PS3 con dos mandos (es el único sitio donde tenían ese pack y me hacían descuento), la pasión se encarga de mandarlos a tomar por el culo cuando te dicen que no tienen nada, que han perdido mis datos y que el único pack que tendrán será el de las Olimpiadas de Pekín dentro de dos semanas.
La pasión continúa y viendo que estás solito en casa, que tienes dinero y tiempo, ¿por qué  noacercarte al Corte Inglés y decir quiero eso y lo quiero ya? Aquí la razón falla y hace un leve acto de presencia para decir: hey, al menos, vístete. Así que te pones la camiseta de Reservoir Dogs que le compraste a Alexliam, tus vaqueros, las deportivas y adviertes que tu barba puede relacionarte con los extremistas musulmanes, por suerte, ahí están los rizos perfectos para salvar tu belleza perezosa. Unos cientos de euros después ya tienes tu consola montada y un par de juegos molones cuyos nombres están formados por siglas y el mismo número. La razón resurge y se contenta con que no te gastes un céntimo más en bastante tiempo, por lo que se da por concluida la temporada de tarjeta fácil… aunque estando de rebajas…

Otro ejemplo por si no acabáis de ver cuán necesario es este equilibrio trilateral. Si una camarera te sonríe y te dice (o hace) alguna que otra cosa lo primero que se te pasa por la cabeza es saltar la barra y jbdsfejbwfjcbilebfjab. Pero la razón está ahí, cohibiéndote porque sabe que eso no sería lo mejor que podrías hacer, de hecho, eso sería cagarla. Mejor dejar un día de por medio y volver al siguiente para simular una falsa tranquilidad. Vamos, la estrategia contra la fuerza bruta.
Si echáis en falta a mi magníficamente cuidada y por vosotros adorada cabellera, es fácil, ¿quién desencadenó esto, fue la pasión de la camarera? Esa pasión que su razón controla con forma de espumosos corazoncitos fue instigada por mis rizos, damas y caballeros.

Es fácil estar desconcertado frente a tanta sabiduría -pero qué morro le echo, ¿no?- que todo queda muy cojo si eliminamos el tercer pie de apoyo de la teoría desde el origen del mundo hasta que mis rizos hicieron acto de presencia. Tranquilos, no preguntéis, yo no estaba allí.

Además, si no fuese así el mundo seguiría apestando, porque es cierto que este mundo apesta, pero no conozco uno mejor.

Visto en: H&S Citrus Fresh, de nada.

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Blogs Buhardilla Pensando en alto

Disculpe usted, que lee entre las sombras

Cuando comienzas un blog te metes en una aventura bastante curiosa, comprometerte a abrirte a los demás sin esperar una respuesta igual por parte de los que deciden si eres suficientemente interesante, o lo que haces es suficientemente interesante, o lo que fotografías lo es, o tu música o… es decir, los que te leen.

Y llevo más de dos años en esto, un logro, no penséis que es fácil. Tienes que buscarte las ideas, cómo expresarlas, decidir si hoy te interesa salir en portada de meneame o lo dejas para otro día, etc.

En la mayoría de los casos esto se ve recompensado en forma de comentarios, enlaces o incluso premios. Siendo algo más concreto, en esta buhardilla en lugar de agradecer todo esto te doy las gracias por hacer click en la publicidad de forma compulsiva. Pero, ¿qué estoy diciendo? Todo esto ya lo sabes.
En este diario me he expresado un total de 809 veces. En algunas eran simples chistes con más o menos gracia, en otras era pena, dolor, sufrimiento… también he hablado de triunfos y fracasos. Es más, hasta de ideas políticas o momentos en los que deseaba perforarme el pecho, arrancarme el corazón y contribuir a agrandar el volumen de Residuos Sólidos Urbanos Humanos de esta ciudad. ¿Cómo, que esto también lo sabes? Comprendo.

Tengo más lectores que comentaristas, al menos, más suscriptores, ya no puedo controlar si se limitan a decir «ah, psa, no sé por qué me suscribí a esta mierda» y lanzarse a la próxima entrada en su lector o si de verdad lo leen. Tampoco es algo que me quite el sueño lo más mínimo, pero gracias por darme un voto de confianza una vez. También hay gente que lo lee, reconoce leerlo, y no utiliza ningún método de afiliación, ¡hola Ellohir! Me parece tedioso, pero son costumbres, él comenta, no puedo reprocharle nada, también decidió compartir su vida, bajo un inseguro pseudo anonimato como hacemos todos.
No busco saberlo todo sobre quienes me leen sin dejar más rastro que una línea en el registro del servidor, eso ya lo dejé claro. Suficiente tengo con mis paranoias. No me interesa preocuparme de más gente por el simple hecho de que me lea sin haber dicho ni mu en días, semanas… ¿dos años?

Lo que sí me parecería curioso es que podría asegurar que tú, sí, sí, tú, la que esta escuchando a Cindy Lauper y murmurando: ohhh, girls just want to haaaaave fuuuuuuun, hayas decidido saltar la barrera y encontrar un hueco entre las tinieblas para dejarte ver en inhóspitos terrenos de este gran barrio llamado internet, y que desde ése cómodo lugar entre las sombras sigues leyendo todo esto.

Podría asegurarlo.

Visto en: ¡Y no visto!