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Consigue un iPhone 4 32GB GRATIS, ¡funciona!

Tan alarmante título de un post sólo puede servir para atraer lectores nuevos. No os preocupéis. Será una entrada relativamente convencional. Veréis, esto es completamente real por mucho que suene a cuento chino, porque todos conocemos a alguien que le ha pasado, que dice que es verdad y tal, pero la parte sensata de nuestra mente se resiste a darle el visto bueno. Yo era uno de ellos, hasta que me lancé a la piscina.

iPhone gratis con Movistar

Procedimiento Robin Hood

Últimamente realizo más llamadas, antes todas las hacía por la tarde y mi consumo con suerte llegaba al mínimo del contrato (9€ más IVA). La última factura subió hasta los 61€. No me daba la beca para pagar a Movistar. El motivo era simple, llamadas fuera de horario a diferentes operadores, un ejemplo; llamé a un teléfono Orange una mañana y me cobraron 4,4€, por 7 minutos. Me parecía insostenible pues el volumen de llamadas no era realmente exagerado. Con estas, empiezo a mirar las ofertas de otros operadores y recaigo en Simyo, por iniciar la portabilidad ya te intentan levantar 10€, pero me habían hablado mejor de ella que de Yoigo, así que introduje unos datos bancarios y a esperar. «Bienvenido a Simyo». Eran las dos de la madrugada.
La mañana siguiente recibí un SMS de Movistar advirtiéndome de que la portabilidad estaba en curso, me facilitaron un teléfono gratuito para realizar consultas (el 224470). Llamé. Me comunicaron que la portabilidad en cuestión sería denegada porque se comenzó con un DNI diferente al del titular de la línea (que es mi padre, yo soy «sólo» quien paga la factura). Esto, pese a todo, es muy tranquilizador ya que se te quita el miedo, a malas, te quedas como estás. Inmediatamente después me preguntaron si sería tan amable de especificar el motivo del cambio y yo, muy educadamente, le puse el ejemplo de esa llamada a una línea Orange. La telefonista, muy complacientemente me dijo que tenía razón, era un disparate esa tarificación, e inmediatamente igualó la oferta de Simyo (6€ de consumo mínimo, 8 céntimos el minuto y los mensajes, más los 15 céntimos del establecimiento de llamada a cualquier hora del día sea móvil o fijo). A mí me pareció bien en principio y aunque ella diese importancia a los años que llevo en la compañía (entre 8 y 9, parece mentira) insistió en querer premiar la fidelización de su cliente, al ver que hacía casi cuatro años que no cambiaba de terminal me ofreció uno, antes de nada, por supuesto, preguntó por mis preferencias. La respuesta fue clara, «Ahora mismo, o un iPhone o Android, pero por puntos se me suben mucho…». Su respuesta, deliciosa y literal, «No se preocupe, yo lo consulto… mire, el iPhone 4 de 16GB se lo puedo ofertar por 0€ aunque no lleguen sus puntos… ni de lejos, el de 32GB por 109€, ¿le parece bien alguno de ellos? Ya sabe que incluye tarifa de datos, 15€». Pedí un tiempo para pensarlo mientras me limpiaba las babas para consultar a la familia toda la operación y la verdad es que se sorprendieron también.
Esa misma tarde llamé y tras muchos cortes de la línea (y una comercial gritando, «¡FUEGO… EXTINTOR!») conseguí hablar con alguien que tuviese acceso a mis datos. Mi intención inicial era pagar los 109 euros del modelo grande porque así podría meter la misma cantidad de música que tengo en el iPod, sólo que funcionando el estéreo. Sin embargo, al preguntar por él me pusieron en espera y, de nuevo para mis sorpresa y tras veinte minutos de reloj, me dicen que gratis, o como está escrito en su normativa, «Ofertado a 0€».

Recibí un SMS confirmando la cancelación de la portabilidad, el alta en el nuevo contrato (que se llama Profesional 8) y otro más con un código para recoger gratuitamente un iPhone 4 de 32GB en una tienda Movistar.

Al día siguiente, al ver el éxito cosechado, mi hermana quiso cambiar de teléfono y de contrato desesperadamente e intentó la misma jugada (salvo que iniciando el proceso en la web de Yoigo). Cuando tuvo que ponerse en contacto fue demasiado brusca y directa de forma que sólo tuvo opción de saber que la portabilidad se cancelaría. Un minuto después llamé yo, de su parte, y conseguí el mismo contrato y la opción de cambiar de terminal (en su caso, tras unas vueltas, se decidió por un Sony Ericsson Xperia 10 mini). Así que si deseas saber cómo conseguir un Xperia 10 gratis, éste es tu post. Por cierto, es un terminal con Android que va realmente fluido, muy majo.

La motivación estaba cristalina al final, Movistar llevaba años sangrándonos de más (el contrato de sólo de tarde debió caducar hacía seis años según me dijo la operadora) y ya era hora de cambiar las tornas. En el caso de mi hermana no había puntos con los que conseguir un teléfono (se acumulan con el consumo de toda la familia) ni nada a lo que agarrarte si quieres hacerlo «de legal». Eso fue lo que más me sorprendió y enfureció, indicaba que llevaba años haciendo el primo. Ahora mi madre está haciendo lo mismo. Un compañero de la oficina igual. Culo veo, teléfono quiero.

Puntos a tener en cuenta

Lo que en principio iba a haber sido una portabilidad real de Movistar a Simyo se quedó en un amago de portabilidad más. Perdón, un exitoso amago de portabilidad. No me quiero explayar mucho pero veo necesario dejar unos puntos bien claros basados en mi experiencia.

  • No tengas miedo. Hay gente a la que le cuentas esto y dice, «Vale, tú porque tuviste suerte, ¿y si lo hago y no me llaman?». A ver, repito, lo facilitan, automáticamente recibes un mensaje de texto instándote a que les llames. No tienes que esperar nervioso a ver si se ponen en contacto o no porque simplemente, sí, lo hacen.
  • Para cancelar la portabilidad (y quedarte con tu terminal nuevo y tu contrato nuevo en tu compañía vieja) debes enviar un fax. Si no son tan cutres, te grabarán un pequeño interrogatorio y ellos se ocupan de todo sin problema (este método utiliza Movistar y he de decir que es cómodo).
  • Ojo con la permanencia, infórmate bien de si aún les debes algo o no a los actuales dueños de tu alma, si te quedan menos de nueve meses pagas una multa.
  • Por normativa, los comerciales no pueden ofertar ciertos descuentos o contratos salvo que se haya iniciado una portabilidad (llamad al 224470 y preguntad por el Profesional 8), y además las ofertas cambian dependiendo de si se trata de una portabilidad a una «grande» como Teleline, Airtel o Amena o bien a una de las nuevas y minoritarias como Yoigo, Simyo, Eroski móvil… Les interesa más repartirse el pastel entre ellas tres, intentando que las nuevas no consigan clientes nuevos, ya sabéis qué tenéis que hacer.
  • Si pides un teléfono y te dicen que no lo tienen, no insistas, no trabajan con ese modelo. Y no hay más.
  • Los telefonistas son personas, puedes caerles bien o puedes caerles mal, ellos no regalan nada, la compañía telefónica sí. Esto quiere decir (yo he sido comercial como creo que todos sabéis), si, como hizo mi hermana, entras a saco y apenas mascullas un «Hola», olvídate. Tienes que ser amable, facilitarles el trabajo, que les de gusto hablar contigo y así conseguir que realicen las preguntas mágicas como «¿Por qué quiere cambiar de compañía?» o «¿Qué más le ofrecen en la otra compañía?».
  • Los puntos de consumo acumulados no importan. Nada. Si has sido bueno como menciono, les dará igual si tienes miles o ninguno, ellos te preguntarán cuál te gusta. Por supuesto, si te pueden vender (aunque sea gratuitamente como mi caso) uno que requiera forzosamente plan de datos, lo intentarán. También, un móvil así sin plan de datos no se aprovecha.
  • Una factura de un terminal con un costo total de más de 700€ y un descuento de la misma cantidad es ridículamente divertida.
  • Que un teléfono de 700 pavos carezca de confirmación de recepción de SMS y debas recurrir a este código me parece una gitanada de proporciones bíblicas, como todas las que suele protagonizar Apple.

Y así es cómo conseguí un iPhone 32GB gratis con Movistar. De verdad que si no tienes permanencia merece la pena el intento. Y realmente creo que dejando esto por escrito y compartiéndolo con los navegadores más usados no sólo recibiré alguna visitilla más, sino que ofrezco un servicio a la comunidad, como los raperos ricachones que son condenados a recoger latas de Coca-Cola en una cuneta. Pero con estilo.

Cuando escriba cómo conseguí a Lady Marian sí que lo vamos a flipar. Yo el primero. «Verdad verdadera».

Visto en: 1004 y 224470.

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El extraño reciclaje de logos de Apple

Por si no os habéis enterado, hoy ha habido una presentación de productos de Apple, la antaño empresa informática que producía ordenadores y hasta hace nada sistemas operativos decentes para ellos. Y he de decir que ha sido de las más graciosas. Para mí la que más. También se debe a que llevo una semana algo más hijo de puta que de costumbre, pero me ha encantado ver a Jobs pausar sus discursos, como bien tenía programado, para que el público aplaudiera y, al ver que aquello no tiraba, retomar disimulando con cara de extrañeza y un «Woops!» su palabrería. Hasta él se ha dado cuenta de que la gente, avispada, miraba con extrañeza ese reproductor Blusens de Carrefour (o DealExtreme) que presentaba como iPod Nano, y que no puede pegarse 10 minutos para hablar de un iPhone sin capacidad de llamar. De verdad que me he reído mucho. Tal vez sea por haberla visto en vivo a traves de una web que han facilitado, de esas estándares que sólo funcionan en Safari. Ah, sí, también han cogido una Play3, le han quitado la capacidad de jugar, la capacidad de almacenar datos, la capacidad de hacer pesas con ella y la han rebajado el precio a una tercera parte. Han mantenido el color, blanco Apple. Y tal. No, es coña, que tengan los huevos de decirme que no hay en el mercado productos que cumplan esas funciones facilmente cuando llevo haciéndolo sin molestias años desde mi consola… Pues eso, ¿quién lo va a aplaudir?

En el apartado del software, aparte de un parche para los móviles, han dicho algo de actualizar iTunes. Más risas. Una red social con nombre de comando de red (que llega un porrón de años tarde o unos pocos menos) que ha servido para que veamos cómo nos intentaba hacer creer que era el fan número uno de Lady Gaga -quien antes de lanzarse al público la aplicación ya contaba con unos falseados 90.000 seguidores y escuchaba a Metallica-, momento en el que el vídeo se cortó, por cierto, un par de veces (eso hace… unas tres millones menos que cuando hace años lo seguí por Applesfera). Una curiosa herramienta que no voy a actualizar en absoluto ya que las asombrosas novedades que trae no me sirven ni para darles por cool. Quieto. Respira.

Pero me mola su logo. Ha sido amor a primera Vista.

Microsoft Windows iTunes Edition

Nada más verlo he soltado otra carcajada, porque una cosa es que le manguen a Atari y otra que se lo levanten a la empresa a quienes llevan años criticando por imitarles el estilo. Igual ha sido sólo mi cabeza la que ha visto el parecido (y ha decidido montar ese bonito collage en un programa sin licencia)

No me quedan más palabras amables para hoy. Voy a seguir estudiando, con los cascos en mi nada brand new pero sí bonito mazacote iPod con vídeo al que le sigue fallando la clavija, ese que ya no permiten comprar. Vintage.

Visto en: Apple Special Event Septembre 2010.

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Mi primera y única videollamada

Como ya sabréis a estas alturas de la semana, Apple presentó una obligada revisión de su producto estrella (después de las cuentas .me), el iPhone, en la conferencia anual para desarrolladores (a quienes únicamente se refirieron para subrayar las gordas cifras de la tienda de aplicaciones, pero es el nombre de la conferencia) e imagino que alguien andará preparando su soporífera opinión como ya es habitual. El modelo me gusta, ya lo adelanto, no estéticamente pues en negro me recuerda a la consola para freaks de nivel 100 GP2X y en blanco podría pasar por un LG o un Samsung cualquiera. Pero creo que tiene mucho potencial. Un gran cambio.

De entre las novedades (de las que, sin duda, me quedo con la pantalla) han hecho mucho hincapié en el FaceTime, un engañabobos, lo que aquí anunciaba Movistar hace años como videollamada. Nada novedoso, pero muy Apple, coge un concepto ya existente, cambia el nombre y consigue que parezca algo guay. ¿Que nadie hacía uso de ese servicio? Pues mira qué monos salen tus hijos en el teléfono. En casa, y sobre wifi, esto es, no esa cosa tonta de ir por la calle con el teléfono de la mano enfocándote la cara. Digamos que han cogido la rueda y han cambiado el neumático. Fin. Salvo por un punto, mucho flanderismo con el tema de la pornografía pero creo que está claro cuáles van a ser los usos principales del aparato con esas funciones, además, un uso muy yankee, irse al hotel, a una convención de probadores de colchones, dejar a tu macizorra novia (o eso dicen las pelis) en casa, y cuando llega la noche poder verla y que te vea, cambiando de cámara frontal a la trasera. No hay que tener mucha imaginación, ese teléfono se sujeta con una mano. El otro uso, obvio, es el más castizo, «¿Qué andas?», «Jiñando», «No jodas», «Sí, mira». Chof.

Y aprovechando el repentino interés que ha levantado esta vieja opción de los teléfonos voy a hablaros de la única, inaudita, primera y a la vez última vez que yo realicé una videollamada, o videoconferencia por el móvil, con calidad VGA. También, por cierto, la única vez que he hecho uso del 3G.

Sería hace cosa de tres años y medio. Un amigo acababa de comprarse un teléfono. No sé cuánto pagó por él, era un Nokia N70 (creo) y al adquirirlo le regalaron unos pocos minutos en llamadas (que se ventiló rápido) y otros tantos en videollamadas. Lo que se suponía iba a revolucionar la forma en la que nos comunicamos. Cuando se le acabó el saldo de las llamadas convencionales, lógico, tiró de las modernas. A ver qué pasaba. Y claro, para eso necesitaba algún contacto en su agenda que pudiera corresponderle visualmente. Tenía dos, un tercer amigo y yo. Primero probó con él y al no contestar, de postre seleccionó mi número en la agenda y pulsó el botón verde. Yo no había recibido nunca una llamada así, así que contesté como a una llamada normal, colocándome el aparato en la oreja. Enorme error pues, de primeras, al recibir una llamada de este estúpido tipo y aceptarla, se activa la cámara junto con el micro y el altavoz, de forma que oyes todo lo que pasa a su alrededor, malamente a él y todo a un volumen enfermizo.

Al asustarme por el sonido fui a bajar el volumen cuando, sorpresa, aparecía su careto en la pantalla. Todo genial. Yo, despeinado como siempre, sonriendo mongólicamente y advirtiendo, como un tonto, «Jeje, tío, sales ahí». Sí. Ni los comentaristas del corazón. Me explicó brevemente que me llamaba para probar el invento (y de rebote tras fallar su primer intento) y porque le salía gratis al haber cogido ese teléfono, comentó que se veía como el culo. Siguió hablando y a mí ya me mosqueaba porque, no lo he dicho, estaba en un autobús, con cuatro gatos, callados como putas al tanto del experimento inalámbrico. Parece ser que mi colega no terminó de darse cuenta pues soltó, con orgullo, «¿Y te acuerdas de Mariángeles? -separó la cámara para hacer con su otra mano un gesto de «tetas grandes»-, pues ya me la he tirado», momento en el que hasta el conductor del autobús, que por no llevar no llevaba ni radio, soltó un, «¡Ah!».

Colgué.

Y así fue. La videollamada era, es y será una tontería orientada al sexo.

Visto en: Línea 2.

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Arreglar la conexión de una clavija de auriculares

Pues resulta que andaba yo el otro día por la calle, o así, cuando de repente me para una chavala impresionantemente atractiva, digo «Esta es la mía, próxima parada, Isla Paradiso». Y nos pusimos a hablar, «A ver qué tal se maneja con la boca» pensaba yo, y de estas que me pilla en un descuido y quiere probar mis cascos, por compartir estas estupideces se comienza, creo yo, pero oh cruel destino, venganza kármica, extraña presencia perturbadora traída a mi vida por el mismo Belcebú, que va el iPod y decide joder (no literalmente pese a todo lo anterior) dejando de lado todo lo que vaya al canal derecho del audio. Después de 4 años no encontró momento mejor, hasta luego Kelly Brook. Ya mamé.

El caso es que soy un caso. Y sí, por problemas de desgaste la cavidad donde se introduce eso que rima con lo del anuncio de la miss se quedó tal cual, pero no así la del juguetito chino diseñado en California, o las oficinas de Gizmodo, lo que sea. No hay contacto entre la clavija y el orificio en la sección correspondiente al canal derecho. Se hace la ñapa apretando en una posición incómoda. A priori parece sencillo, coger reproductor, salvar canciones, formatear, envolver para regalo, dejarlo en mi puerta, sorprenderme por encontrarme un misterioso disco duro de 30GB. Luego, para compensar, comprar otro.

Pero no. No porque yo (yo, que para ser feliz quiero un diplodocus hembra, de tamaño de bolsillo, para pasearlo cual perrito) he pensado en arreglarlo, pues no deja de funcionar medianamente -a medias, literal-, sí, la batería ha perdido bastantes puntos desde que lo estrené y la pantalla tiene unos cuántos píxeles en huelga debido a reiteradas caídas y algún pisotón, incluso una vez se me cayó (a un charco) y al ir a recogerlo lo pisé haciendo que se hundiera un poquito más en el barro, y el hecho de que no pueda utilizarlo cómodamente por tamaña tontería me crea un sarpullido que me gustaría erradicar ASAP, para los que no ven Gossip Girl… bueno, que salen mozas, nenes. Para ello acudí con prontitud a iFixit para ver el cómo se hace. Y ya he preguntado por ahí, dicen que muy complicado no es (la parte de Jack, destripar el aparato), el miedo siempre presente en estas operaciones a byte abierto es claro, a ver si voy a gastarme los duros en las piezas, lo intento montar, pierdo una tarde y al final no consigo hacerlo funcionar o lo dejo peor.

Pide piezas, espera sentado (con media oreja quemada a decibelios incendiarios y otra fresca cual lechuga por la mañana con las gotitas del rocío y un caracol encima), ponte a hacer la ñapa, reza tres padrenuestros, haz fotos de cómo estaba todo antes de empezar a meter el bisturí de punta plana y confía en recibir la inspiración Pielhoff, es broma, me manejo sorprendentemente bien con herramientas. Que no es por tirarme flores, pero en estos casos suelo apañarme bien. La pega real es el tiempo de espera.

Porque seamos sinceros, puedo dejarme caer por El Corte Inglés, echar un ojo a las nuevas chicas de perfumería, que me droguen, subir a Electrónica, decir que me den uno de esos, que lo pongan para regalo y salir corriendo antes de que den alcance a mi MasterCard, que ya tiene guasa lo de Master, si no pasa de Nivel 1 ni de coña. Pero esto es así, no me parece decente destinar el 76,3% de mi sueldo a nada, se siente, Jobs. Y se siente Amazon.

Así pues, explicado el problema y las posibles soluciones, ¿alguna experiencia en estos temas?, ¿termino bajándome los pantalones y comprándome el cacharrito?

Se abren las piernas, digo, las apuestas. Que no sé qué hacer con mi estantería, digo, myself. Coño, ¡otro tripi! ¡Gol de Raúl!

Visto en: iPod 5G, que ya es gravedad.

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El mundo no está preparado para HTML 5

Por mucho que Apple se empeñe. Para empezar, el debate de HTML5 contra Flash me parece estúpido (como tantas otras cosas, yo en mi línea) ya que son dos herramientas, sin más. Vamos a ver, si a un diseñador gráfico le preguntas si prefiere la tableta gráfica al papel y lápiz te dirá que se queda con ambas, porque son herramientas y la existencia de una no debe eliminar a la otra, o así lo entiendo yo -y Google-. Si Apple reniega de Flash porque, en efecto, es la aplicación que más consigue tirar abajo su navegador, (cosa que no pasa en un Linux de 64 bits donde, directamente, ni termina de arrancar bien, pero parece que sólo me quejo yo) debería replantear la estrategia. Si el perro tiene rabia, en lugar de matarlo, permite que los que se dedican a la investigación propia de la enfermedad saquen una vacuna válida. Porque, en efecto, si no hay Flash no hay cuelgues. Fin del asunto. Me gustaría que todo esto se les cayera encima como todo el chiringuito .me.

HTML 5 está en pañales, hablar y alardear de que un navegador lo soporta es complicado porque ni siquiera es un estándar definido. Y aquí, como de costumbre, mis rencillas con W3C y lo que cada uno entiende por estándar, si el 90% de los navegadores son capaces de tirar para adelante con Flash y un 20% de ellos dice que es capaz de interpretar HTML 5 (cada uno a su manera), creo que lo estándar es el Flash, que tiene mayor porcentaje. Y es que el problema que encontramos es que la gente se alarma diciendo que Flash es propietario (de la antigua Macromedia ahora parte de Adobe) y eso mete mucho miedo sin saber por qué (mientras que el desarrollo de HTML 5 está en manos de una organización independiente perroflautista, que me parece peor). Esto desembocará en que, como con JavaScript, cada navegador hará lo que le dé la gana al interpretar el código. Porque ya está siendo así y así seguirá hasta que se decidan a sacarlo en condiciones. Mientras que Flash, un Applet de Java, Active X etc es interpretado por sus correspondientes clientes ahora el navegador deberá ocuparse de todo, ¿recordáis aquella máxima de UNIX que decía «Una aplicación para cada cosa»? Pues a tomar por culo, y en el aspecto de Active X me parece de perlas pero Flash y Java están disponibles para cualquier sistema de escritorio (y a este paso para casi cualquier sistema móvil).

La gente no está lista para HTML 5

Aparte del Cristo que se monta del lado del desarrollador, los visitantes también van finos. Ayer estuve haciendo unas pruebas en Nada Nuevo para que los episodios pudieran escucharse sin necesidad de Flash ni de tener que bajar el fichero, esto es, con la nueva etiqueta audio que, como ávidos y avispados seres que sois, sabéis que sirve (servirá) para reproducir sonidos y que debería invalidar una página en el actual HTML 4.01 y XHTML 1. Muchos (es un decir) de los que lo siguen tiran de telefonaco así que me puse a investigar qué podía hacer. Tras dos o tres intentonas de mierda en local lo subí para que Aloisius probara (lo cual le fue imposible por su versión de Internet Explorer aunque en ningún momento perdió el entusiasmo, con frases como «¡Vamos a estar en la cresta de la ola!»), ya en mi ordenador me daba problemas y es que Chrome se quedaba pillado (supuse que Safari haría lo propio y acerté, en el Mac se defiende, en el iPad del SDK hace algún intento y en el iPhone del mismo juguetito -curiosamente- no hace nada), algo que parece normal, mientras que Firefox lo interpretaba de maravilla. Tras darle un par de vueltas consulté a más gente y la respuesta fue clara, los navegadores del trabajao no tienen HTML 5. Así lo constató Ponzonha y posteriormente FiFi ambos con un Firefox 2, mientras que zetxek, siempre con mil dispositivos alrededor preguntó por un posible error de códecs, ya que lo estándar para esta gente es el .ogg porque los .mp3 son propietarios y muerden. Sí, lo estándar es lo que no usa ni Clifford, de nuevo. Dejé de lado el pedante estándar abierto y con el emepetrés la cosa mejoró en WebKit lo justo, no hace caso a la etiqueta (flipen, señores) sino que hay que atajar metiendo JavaScript a machete. ¿Para qué está (estará) la mencionada etiqueta? Como para bien o para mal casi todos navegan desde un ordenador de una oficina incapaz de devolver correctamente el código lo dejé en stand-by, me fui a mear, comí algo y me piré.

Así como CSS 3 está más que implantado (aunque al validador de mi amada W3C sea incapaz de verlo de primeras y te hace pasarlo dos veces cambiando a mano la versión) creo que todavía queda un rato para que HTML 5 pase de vaporware que suena requetebien a algo entendido y soportado por todos de la misma manera, eso sí, si los navegadores quieren y si la organizacioncilla esa se pone las pilas de verdad y se deja de gilipolleces. Por mucho que Apple se empeñe.

Visto en: Desarrollo, ¡qué rollo!