Tomando decisiones por las empresas sin ganar ná de ná

Estoy pensando, en bajito para no hacer ruidito, lo bien que se lo ha motado Danone con su grupo de pajilleros pandilleros natilleros.

Me explico, hace cosa de un año participé en una encuesta de Trina para escoger un nuevo diseño de un producto, Trina Te!,o algo así, la verdad es que me importaba pimiento y medio porque nunca bebo Trina, pero me pareció curioso. Luego, el anuncio salió por la tele, el de una ciudad entera que cambia de baldosa cuando una preciosa joven -en honor a la verdad- saltaba a una superficie de otro color. Bueno, no estuvo mal.

Ahora que creo que habéis entendido por dónde van los tiros, sigo con los de las natillas. Siempre se han hecho estudios de mercado y estadísticas, encuestas etc para ver qué necesita la gente, o para ver cómo vendernos lo mismo, pero de otra forma. Vale, eso no me parece mal ni bien.

Lo que me irrita es que seamos nosotros quienes tengamos que sacarles las castañas del fuego sintiéndonos obligados a seleccionar un nuevo sabor (con unos nombres que apenas había escuchado, no sé mucho de repostería, pero bueno) y ver cómo Ms. Piños y Ms. Simpatía Sonrisas nos la vende, con su madre de fondo y su hermano de gorila de discoteca.

Me imagino a los de Danone:

-A ver, que alguien diga con qué sabor nos quedamos.
-¿Por qué ha de elegirlo uno si tenemos a 40ypico millones de seleccionadores de productos? Que trabajen ellos, que no cobran.