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Nickelback, Rockstar

Hoy la música la pone un grupo que ha sido un desconocido para mí hasta hace bien poco, y lo que me ha dado tiempo a escuchar de ellos no me parece malo. Además, os lo presento con su video que es muy, muy curioso, sale hasta papá Teutul -y sus hijos, pero no molan tanto como él-.


‘Cause we all just wanna be big rockstars
Livin in top houses
Drivin fifteen cars
The girls come easy
And the drugs come cheap

Bueno, Rockstar viene con dedicatoria. Alguno ya sabrá quién, otros, os tocará redescubrirlo. A ver si con suerte…

Visto en: Youtube.

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Curiosidades Lagarto Pensando en alto

Parte 4, los tatuajes

Apuesto a que alguno de mis lectores más anciano -es probable que más lectoras que lectores- se acuerdan de una entrada de la que me siento muy satisfecho acerca de un personaje que vi en el gimnasio, cuando iba al gimnasio.

El hombre tenía de todo, sólo hay que leer la descripción, pero dejé para algún momento posterior hablar sobre su tatuaje, y claro está, mis ideas sobre tal tema.

El dibujo de aquél señor, ejem, señor… El dibujo de aquél, era la cara a tamaño A3 de John Locke de forma que ocupaba toda su rolliza espalda, y una frase con referencias sexuales hacia su persona y su alopecia.

A pesar de lo desconcertante que pueda ser, si el tipo es un freak de Perdidos y adora al personaje, tampoco se le puede culpar por ningún delito, se desnudó en un sitio pensado para ello.

Ahora, mis enfrentamientos neuronales acerca de los tatuajes. No me terminan de gustar, pero puede que algún día me haga uno.

Un tatuaje es algo que vas a llevar siempre, aunque luego puedan intentarse eliminar o modificar, siempre estará contigo, igual que un antojo, peca, lunar o si tienes un dedo de más en el pie. Sólo que en lugar de ser un capricho de la naturaleza, el resultado de exponerte a energía nuclear, un accidente con una sierra o cualquier otra cosa fortuita, aquí eres tú quien decide si marcarse o no. Quiero decir, hay que tener algo muy, muy claro como para saber que te va a complacer desde el primer pinchazo hasta que te tomen las medidas para un cajón de madera. Y eso, tan sencillo como es, se escapa de la mente de bastantes.

Lo primero que me viene a la cabeza son las chicas que deciden ponerse unas gilipolleces informes encima del trasero para que no sólo les mires el tanga cuando se montan en la scooter del cani de su novio. Cuando llegue a los 50 y haya parido a 3 hijos sin epidural no creo que le haga mucha gracia el haberse inyectado tinta, no haber tenido anestesia, verse arrugada, y como hace 30, sin haberse visto el dibujo de su trasero en vivo.

Yo, como clásico que soy, también asocio los tatuajes a los marineros y piratas, que de tanto recorrer los males tienen los brazos y piernas llenos de cicatrices y dibujos de sirenas. Aunque ahora como bucaneros al servicio del imperio británico no hay, y los que quedan son africanos o tailandeses armados con rifles semiautomáticos, pues pierde toda la magia. Así que deshecho la idea de las anclas en los brazos cual Popeye el Marino.

Los que tampoco me gustan nada son los de los futbolistas, los de letras chinas o árabes en los brazos, o caractéres cirílicos por la espalda. Pero bueno, como en el caso del coco, tampoco hacen ningún mal.

El tatuaje que me haría

Ciertamente, hay sólo un diseño, una idea si preferís, que conseguiría hacerme aparecer en el reality Miami Ink, sería pequeño, en el antebrazo izquierdo, de unos 10cm de largo y 2 ó 3 de alto, todo en negro. Tendría un sentido realmente especial y sé que de él no me arrepentiría nunca, es discreto y elegante.

Ya he comentado cientos de veces que me gustaría pasar una larga temporada fuera de España, fuera de casa, en Dublín o San Francisco, y aunque no sea el tipo más familiar del mundo, seguramente terminase echando de menos a la gente de aquí. Es posible que en un momento dado, hasta a una sola persona en concreto, ahora mismo no estoy preparado, pero de aquí a unos años… Así que lo que habría en ese tatuaje sería la frase: Wish you were here, con la segunda mitad de ella en llamas, como recuerda la portada. Recordando que los viejos rockeros nunca mueren, no me importa verme con 90 años y con ese rastro de tinta dentro de mí.

Siento que haya sido tan largo, pero últimamente escribo poco, así que lo concentro todo así. Y efectivamente, comparar la entrada de las tres primeras partes y esta hace que se me caiga la cara de vergüenza, pero qué le voy a hacer.

Visto en: Pigmentos vegetales.

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Fotografía Los píxeles del jueves

Los píxeles del jueves

Suerte

Visto en: Flickr.

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Lagarto

El último día de becario

Hoy ha sido un día especialmente largo, duro, y de la punta aún goteaba algo. El primer examen, el último día como becario. Y, de lo segundo, no me di cuenta hasta esta mañana. De todas formas como tampoco lo tenía muy claro, pregunté (que digo yo, podían avisar con antelación, ¿no?) y efectivamente, me confirmaron que esta sería mi última tarde allí.

La verdad es que ha sido extraño, aunque desde que firmé supe que serían tres meses y pista, ya me había organizado y cuadrado todos los horarios, estaba sumergido en una rutina bastante placentera. Creí que no me quería ir, así que durante un buen rato tuve la sensación de que me habían echado a la puñetera calle sin motivo. Lógicamente estaba obviando que por contrato era eso, y que al principio ni siquiera me veía capaz. Me han dicho que volverán a contar conmigo si vuelven a necesitar a alguien, he estado a punto de contestar «eso se lo diréis a todas«.

Simplemente pensando empecé a ver el lado positivo del fin del contrato, podré dormir mejor porque teniendo la tarde libre no deberé ocupar la noche más que lo necesario, y me he terminado convenciendo de que, pese a todo, no estaba realmente bien en esa oficina. Además, ya tengo una cantidad de pasta elegante, ni de lejos para la Triumph, pero no está mal. Lo explicaré un poco más.

Si comparamos con mi estancia de 6 ó 7 semanas como comercial de CitiBank (hace casi un año), esto ha sido un rotundo fracaso, y ojo, que estoy comparando ese tiempo con 3 meses completos.

Puede parecer injusto, pero estando en aquél centro comercial empecé siendo lo más bajo de toda la cadena y terminé (ascenso meteórico) haciendo las entrevistas para nuevos puestos, decidiendo quién valía y quién no o discutiendo porcentajes con la jefa de mi jefa. Me sirvió para que me volviesen a llamar en octubre, Navidad y Semana Santa, suena soberbio pero me siento muy orgulloso de lo que hice. Al principio parecía difícil, convencer a desconocidos para que te prestasen atención estando rodeados de tiendas y que te den sus datos bancarios acompañados de dos firmas, si le pillas el truco puede irte bien. De allí me fui porque quise, de hecho, la mencionada jefa de mi jefa me intentó retener, y joder, me molaba. Pero esto no.
Llegué aquí y empecé como lo más bajo de toda la cadena y termine con la sensación de seguir siendo lo más bajo de toda la cadena. El becario, sí. Y ya comenté que en su momento, me gustaba que mi jefe se comportase también como profesor, pero en el último mes y poco me ha seguido tratando igual, y yo era consciente de saber qué y cómo hacer, no veía la necesidad de que me lo explicara como si tuviese cinco añitos. Por supuesto que podía corregirme en todo lo que fuese oportuno, pero creo que ya demandaba algo más de terreno.

El momento en el que mejor me sentí estando allí fue en una reunión en la que lo único que tenía que hacer era estar callado, está claro que no fue así, intentaban convencer a unos clientes para usar una solución mejor a la que proponían y viendo que la discusión no iba para ningún lado y yo ese viernes tenía cosas que hacer me lancé a hablar y comerles la cabeza al más puro estilo comercial, y aceptaron todo gratamente. Pero esa no es labor de un programador.

Tal vez lo mío sea el estar de cara al público y no el tú a tú con los editores web. No lo sé, realmente me gustaba lo que hacía allí, pero como ya he dicho, no el cómo lo hacía.

Me encanta que el blog siga sirviendo para desahogos de este tipo. A ver si después de exámenes vuelvo a encontrar algo.

Visto en: 16:00-20:00, del 4 de marzo al 4 de junio de 2008.

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Fotografía Pensando en alto

¡Qué gran uso de la luz! (sic)

Una de las bondades de Flickr es que entre sus usuarios hay gente que está dispuesta a despelotarse, conseguir en minutos decenas de favoritos y vistas de la foto en cuestión y aparecer en las más interesantes al día siguiente. Todo gracias al amparo del basto significado de arte y erotismo. Con esto no hay problema alguno, por mi parte, si cualquier chica decide enseñarse casi sin ropa, bien, alegría y cerveza fría.

Lo más cachondo y patético a la vez de ese asunto son sin duda siempre los comentarios y las notas. La gente en lugar de ser sinceros y directos, algo del tipo: «He entrado aquí para verte las tetas», se busca una excusa la mar de chorra y barata, siempre intentando quedar como un entendido en el tema, a saber: «Muy bien empleado el blanco y negro», «maravilloso uso de la luz»… o comentarios del tipo: «Tienes los mismos enchufes en la pared que yo» o «la persiana puede llegar distraer».

[ya no hay foto]

¡Y una mierda! Con el esfuerzo óptico que has tenido que hacer para desviar tu trayectoria visual de sus mamas… Supongo que es la parte fotologuera del servicio de Yahoo!

pecho

Yo mientras estoy a ver si creo escuela.

Visto en: Flickr.