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Relatos cortos de tintero

Festival de nebulosa

Nos pintaron un as en los cascos y nos metieron directos en la lluvia. Llegaba a ratos el olor a combustible y a humo en mitad de aquél agónico silencio. Ni los pájaros juntaron jamás el valor necesario para interrumpir esa incipiente enfermedad mental; interrumpir esa ficticia calma armada con millones de sospechas en decenas de millas a la redonda. Apenas nos quedaba agua que convertir en sudor, sin radio, sin contacto. Sin esperanza.

Entrar y salir. Así nos lo vendieron meses atrás. Rápido, fulminante, letal. Parece que ésta es la buena. Todos estamos más nerviosos, más cansados, más desesperados, más flacos. Más viejos. Más locos. Entrenados para disparar sin criterio ante cualquier atisbo de movimiento desconocido. No se cuestiona nada. Se obedece. Se ejecuta. Arde. Somos los buenos. Siempre. Entrar y salir. Remontar el río de noche, desembarcar con las armas cargadas y el oído afinado. Munición, mucha. Amigos, hermanos. Conocidos a un lado y a otro. Pocos. Los necesarios. Un grupo óptimo. O nosotros, dicen, o ellos. Salvajes.

No debíamos pasar de la próxima bifurcación. Eso es que estamos cerca de sus nidos. Se supone que debemos acordarnos de nuestras familias, de nuestras mujeres, novias, nuestros vecinos, de los niños y de los ancianos. Por ellos estamos aquí. No sé en qué carajo piensan mis desquiciados compañeros, yo soy incapaz de centrarme en otra cosa que no sean las conejitas que nos trajo Playboy y a quienes nos follamos a cambio de protección. Las locales prefirieron el dinero. Es una guerra, no me toquéis los cojones con pecados.

Si no nos damos prisa nos van a abrir el culo. Para ironizar al máximo, seguramente lo hagan con armas diseñadas por nosotros y balas producidas en nuestras fábricas. Ven a defender la paz mundial, sucia guarra de Lennon. Con suerte te ahuecarán la cabeza a ti también. Héroe de salón. No. No es agradable, ¿y? Nadie dio opción de elegir. Es pura naturaleza, te adaptas al medio… o haces que tus ejércitos y tus armas sean las más fuertes. Nosotros hemos empezado por lo segundo, a ver qué tal. Joder. Deberíamos parar por aquí. El silencio es ensordecedor.

No se ve una puta mierda. Una puta mierda. Nada. Han empezado matando la luz. Así, con decisión. Me pongo nervioso. Me pongo enfermo. Tenemos que hacer algo, vamos, joder. No podemos quedarnos a esperar, se nos han acabado las pastas de té para los invitados. Ojalá digieran bien el plomo. No lo soporto. Vamos. Salgamos. Preparemos la mayor sangría jamás vista a este lado del Pacífico. No podemos temer a más cosas. Sólo quedamos nosotros y esas absurdeces no las hacemos. Mariconadas. Quiero aniquilar a esos hijos de puta. Salid.

¡SALID! Todos. Sucias. Furcias. Guarras. Putas coloradas. No hemos venido hasta las mismas puertas del infierno para que nos hagáis esperar tocando al timbre. Recibid a vuestros verdugos con más alegría, cerdas amarillas. Niñas. Jodidas alimañas que fantaseáis con la idea de tener hijas sólo porque así habrá más hembras que poder violar. Enfermos. Yo matarife, tú cadaver. Entiende mi idioma, cabrón. Empezad a fumar pronto, os hemos traído fuego. No habrá misericordia. Quiero mi sadismo con patatas grandes, señorita. Vamos a desfogarnos con vuestras madres, ¿os apetece? No, tendréis hermanas pequeñas, ¿verdad? Entonces que empiecen a correr. Más que las balas. No me llames demente. El turismo sale caro. Es como robar las toallas del hotel. Un pequeño extra que nos conceden. Llorad vuestras lágrimas asiáticas, ¡que se mezclen en este puto río con vuestra jodida sangre!

Vamos, vamos, vamos. Quiero dejar constancia de la más cruenta imagen capaz de imaginar un ser humano, por tener la decencia de llamaros humanos y no monstruos. Os traspasaré mis pesadillas. Una a una. Se acabó el dormir y el amar. Necesito tabaco. Tabaco, tabaco, tabaco. Aquí. Sí. Mechero. Así. Mejor. Vamos, salid, moveos, dadme el placer de ver vuestra cara atravesada por mi bang-bang. Sexo duro para mi perturbada mente. ¿Sabéis cantar o estáis demasiado ocupados chupando la polla a vuestro decrépito líder? Sé que eso os gusta. No la vais a volver a meter en caliente porque serviréis de carnaza para los putos pececillos de puto río, joder. Ni para eso valdríais, putos animales. Rezad si sabéis, a mí me servía, luego me dieron un arma. Exacto, para que no reces tú. Sal ya, joder. Sé que estás observándonos.

Vamos a agacharnos, hace un huevo de minutos que deberían estar aquí. No hay nadie. Les encantan hacernos venir de camping al mismísimo averno. A hacer amigos matemáticos, ¿cómo? Fácil, si eliminas a todos los enemigos, al final sólo quedan los buenos. Tengo un cerebro jodidamente enfermo, sí, pero tengo un puto cerebro y un alma. Más de lo que estas criaturas de la selva pueden decir. Simplemente son hábiles con los rifles y buenos escondiéndose. Cobardes. Quemaremos todo. Todo. Dad la bienvenida al sistema de calefacción del futuro. Os lo meteremos por vuestro amarillento culo. Es lo que os gusta aunque luego vayáis de machotes violando crías en los putos campos de arroz. Sórdidos y jodidos animales. Disfrutaréis lo mismo que yo mientras morís. El placer por el placer, el dolor por el placer.

Ya ha pasado casi una hora. Nos han vendido. Es agotador. Voy a lanzarme ahí, yo solo, y volarles la cabeza hasta que acaben conmigo, vamos a por uno y nos cargamos un millón. No salen las cuentas. Mi solución es dejar de contar. Hostias, joder, vamos, salgamos ahí de una puta vez. Lo único que puede pasar es que palmemos. Una preocupación menos. Sí, si no vienes te mato yo, aquí y ahora, esas son tus opciones. Avisa a los demás. Todo listo, abajo y fuera. A la cabeza, siempre a la cabeza si es fácil, al pecho si dudan, que lo recuerden. Mujeres también, si lloriquean que vayan los primeros, a ver si siguen tan blanditos, cuando matas a un par de ellos se vuelve rutina. Que no se quejen, joder, no han venido a vivir una jodida experiencia multicultural. Esas mismas mujeres y niñas matarían a nuestras hermanas si les dan la orden y una opción, es nuestro caso, pero no conocemos a sus familias. Antes de que les pase a las vuestras, jodamos las suyas. A veces creo que el señor puso cejas en la cara sólo para que nos fuera más fácil apuntar. Si a estas alturas tienen esa inseguridad les puedo hacer el favor de matarlos yo mismo. Lo haría con cariño y se ahorrarían caminar unos metros. No me ofrecen más que animadoras de instituto. Hippies.

Instrucciones dadas, los putos chinos lo saben. Sé que lo saben. Y siguen sin hacer nada. Tienen tantos cojones como paciencia. No los soporto. No quedará ninguno. No debieron haber nacido. Malditos follaniñas. Ojalá os duela. Me ocuparé de que vuestras familias no conozcan más que el odio. Y cuando lo conozcan, los mataremos como a vosotros, ¿me oís? Sé que sí. Cerdos, cerdos. Os aseguro que no habrá selva suficiente en la que esconderse. Matadme ya si no queréis comer mi plomo a kilos. Es el aperitivo que recibiréis. Bestias.

Ahí están. Eso es. Ahí arriba. ¡RÁPIDO, JODER! ¡Corred, al suelo, no dejéis de disparar! Sí… ¡SÍ! Lo prometido es deuda, ¿eh? Aquí nos tenéis, ratas, putas ratas. Lo pedíais, ya sois nuestros. ¡Aguantad! Vamos, vamos, es mi ambiente, pidamos unas copas y ahoguemoslos con ellas. Una muerte agónica. Erótica. ¡ABAJO! No entiendo qué puta idea te ha pasado por la cabeza, quédate siempre abajo, inútil suicida. Sigamos unos metros, disparad a todo, sin piedad, sin miedo, sin preguntas. No dejéis de disparar hasta que la tormenta de proyectiles se convierta en el festival de nebulosa más bello que ningún puto asiático ha visto nunca. Bien, ahora sí, no debemos andar lejos de los nenes grandes. Oh, sí. Vamos a acabar con estos putos nidos de amarillos. ¡ABAJO, JODER! ¿Qué cojones no entiendes? Abajo, hijo de puta. Dios. Uno menos. Dos menos. Tres. Seguid cayendo. Bien, tenemos que… No… Joder. Seguid vosotros, joder. No importa. Siempre hacia dentro. ¡Seguid! Aguantaré. Olvidadme. Corred. Os cubro… No podrán. Sucias… Bestias… No. Os debía un infierno.

Visto en: Rel #6.

2 respuestas a «Festival de nebulosa»

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