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Pensando en alto

De la tontería de la envidiable vida estudiantil

Pisamos los talones a junio y en dos patadas lo alcanzamos. Una de las ventajas de pertenecer a la clase social YY (aparte de no protagonizar realities) es que te encuentras por el camino a gente en la misma posición que tú, otros que acaban de salir de ella y que ahora solamente «Y trabajan» y otros que llevan años así. Soy el menor de la plantilla y muchos miran raro que con 21 años ande de becario con otros de entre 25 y 28, y se ponen a comparar y recordar. Ahora que aprietan los exámenes se escucha mucho menos, pero la gente sigue pensando que la mejor vida es la de estudiante. No es así… generalmente.

Day 23 - Exam hall

Para empezar, el concepto de «vida de estudiante» es confuso y nunca estará claro porque depende, necesaria y lógicamente, de qué se estudie. Un error bastante común es gritar a los cuatro vientos que es la mejor vida porque tus recuerdos no pasan de la ESO (o el equivalente) y llevas 25 años trabajando en un puesto de mierda. Tu memoria, quejica mamón hijo de perra, se queda con lo que viviste, que básicamente eran los recreos, las excursiones y pocas horas de clase de verdad. Que el peor recuerdo que mantengas sea el de haberte intentado aprender la lista de reyes godos lo deja claro. Por supuesto que, en tu caso, la vida de estudiante causa envidia, eran unos juegos. Si hiciste algo más y con más edad peor todavía, porque ya salías «de fiesta» y alternabas las clases, de forma que los recuerdos son aún más felices al identificar tus años de estudiante con guateques de esos de Cuéntame.

Si por el contrario comenzaste una carrera probablemente tus recuerdos se tornen algo menos alegres, en el primer curso intentas mantener el ritmo de salir casi cada fin de semana como en Bachillerato (o semejante), pronto te das cuenta de que hace meses que no vas al cine y que a este amigo con el que tantas risas te echabas lo ves de Pascuas a Ramos, te dejas caer por algún cumpleaños para que la gente crea de verdad que sigues vivo y no has cambiado nada (y tal). Cuando te paras a fijarte ves que llevas eones encerrado en un camino que va de casa a la universidad, y vuelta. La siguiente vez que sales, desacostumbrado, es en una cena de empresa donde vuelven a recordarte lo bien que se vive siendo estudiante.

Sigamos. Una cosa está clara, y es que los peores momentos de este tipo de vida son los de la época de exámenes, todavía hay quien piensa que esto es una semana mala y el resto Jauja. No. No por los exámenes en sí, sino porque se alarga descomunalmente el horario de cada uno, de estar un buen puñado de horas en clase y luego lo mismo en casa para intentar aclararte de qué cojones has copiado, se avanza a un estado similar, con menos horas de sueño y más de comprensión. Cuando uno trabaja, 8 horas, 10 incluso, llega a su puesto de trabajo, se aburre, se cansa, pero sale de allí y ya está hasta el día siguiente. Aquí no. No veo la ventaja. Es cierto que en ocasiones tocará llevarse el trabajo a casa y hacer el esfuerzo de quedarse hasta la madrugada (como un estudiante), pero serán casos puntuales que de realizarse en el lugar adecuado nos pagarán a precio de oro. No es comparable.

De dónde viene el mito no lo sé, se asocia una vida de rutina y cobros con gastos (y éstos con responsabilidad), además de desarrollarse a una edad mayor donde las juergas son menores generalmente -pero cuando se dan se mean en cualquier botellón improvisado-, esto habría que compararlo con una etapa de la vida pasada donde el nivel de preocupaciones era menor salvo contadas excepciones y la frecuencia de diversiones podría ser mayor, que habría que verlo.

De forma que no, los estudiantes no vivimos mejor por mucho que aquél tipo que lleva tres horas sentado y que levanta la vista de su As de antes de ayer para ver si mueve alguna carta de su solitario, la misma pauta que cada mañana, y que con arrogancia y superioridad de haber pasado sin pena ni gloria por un módulo de calientasientismo y mantenerse en su puesto a las duras y a las maduras se sonría al recordar lo feliz que era con sus cuatro amigotes robando vino de vete a saber qué bodega con quince años, cuando se suponía que estaban aprendiendo las razones trigonométricas, cosa que dejaron abandonada al descubrir que aquello de los senos no es lo que esperaban. Ocurre lo mismo que con una relación terminada: todos nos intentamos quedar con lo bueno, los paseos, los guiños, los senos…

No os engañéis, porque lo intentarán, ser estudiante es duro (o esta es mi experiencia), la mayoría de las profesiones que llevan a cabo quienes lo recriminan y cuya labor se basa en iteraciones y conocimientos básicos de una materia, no. No me jodáis, que de eso tengo ganas.

Visto en: Otro episodio más de mi propia The Office.

9 respuestas a «De la tontería de la envidiable vida estudiantil»

Yo me he puesto un post-it después de leer esto en mi escritorio. Para nunca olvidarme cuando termine y seguir odiando a mi profesor de física toda la vida. Sin rencores, vaya.

Se envidia porque normalmente no estás trabajando además de estudiar. Al menos no un trabajo que te quite tanto tiempo. Y claro, no envidiamos los momentos de examenes, envidiamos, o por lo menos yo envidio, cómo me sentía cuando estudiaba. Era feliz, no tenia preocupaciones, salia todos los fines de semana, siempre teníamos cosas que hacer, planes para cada momento, me reía como nunca… Personalmente, prefiero la época de estudiante.

Apoyo al lagarto y a Ellohir, aunque también he de decir que disfrutamos de 2 meses de vacaciones (de uno de los dos Y, que el otro nos lo comemos con patatas) y prefiero pasarlas putas durante el mes de exámenes y tener dos de descanso que no tener ninguno de descanso en un ritmo «constante y docemestral» de clases y exámenes.

La vida del estudiante depende del propio estudiante. Hay algunos a los que sus padres les pagan todos los caprichos y no tienen que dar un palo al agua para tener dinero fresco en cualquier momento. Gente que se va a Nueva York a hacer un master chorra y a comprarse aparatitos/modelitos y salir de fiesta. Pero vamos, que esos estudiantes, en muchos casos tendrán una vida parecida como trabajadores en la empresa de sus padres con un cargo sin responsabilidad pero desmesuradamente remunerado. Los meses de vacaciones de verano (y navidad, semana santa, etc.) ya ni te cuento. Yo cuando estudiaba, los veranos me los pasaba trabajando en hostelería, para sacar algo de dinero para el resto del año, con lo que para mí fue una liberación terminar mi estudios y empezar a trabajar.

Nesta; sí, desde luego el 95% de los estudiantes universitarios (es decir, los vagos) se van a Nueva York y son hijos de empresarios y tienen el futuro asegurado blablabla. Los estudiantes de las clases medias son aplicadísimos todos y llevan siete trabajos a la vez. Venga.

Pues a mi me da la sensación de que tengo una vida increiblemente buena como estudiante y que la echaré de menos. Si me baja la regla, no voy a clase porque estoy malita. Si tengo unas decimillas de fiebre también puedo tomarme el día libre. Si salgo un martes, ¿qué más da? Ya dormiré el miercoles. Y vale, en general voy a la mayoría de las clases y luego está el trabajo que hay que hacer después. Adoro la sensación de salir de trabajar y pensar «ya está, ahora no tengo nada que hacer» que tenía cuando estaba en la cafetería, pero aquí, por mucho que me queje de lo mucho que tengo que hacer y blablablaba, llego a casa y ya está, ya he acabado (al menos el primer mes de cuatrimestre, eso es un «no hacer nada» en toda regla).

De todas formas, de trabajadora tendré que seguir repasando, renovando los libros, metiéndome en cursos… a no ser que me dedique a ser camarera, que tal y como está la cosa, es una salida segura.

Harad; vuelve a leer mi comentario, creo que te has saltado el «Hay algunos» y el «yo cuando estudiaba». No he generalizado en ningún momento, hay de todo en este mundo, y eso es precisamente lo que dice mi comentario, que todo depende de cada persona.

Pues yo estoy totalmente de acuerdo con lo que dices en el post. Y añado un apunte: depende de lo que hayas estudiado. Tengo amigos que estudiaban periodismo, o psicología, y eran currantes, pero aunque echaban los días en la biblioteca, era un ambiente más relajado, con más descansos y con muchos exámenes «chorras» (sobre todo el de periodismo). Pero la gente que conozco que estudia carreras más difíciles (y de manera objetiva, una ingeniería es mucho más chungo que la gran mayoría de carreras) y yo mismo que estoy acabando físicas, sabemos que la época de estudiante no es más fácil ni regalada que la del currante. Desde que empiezas, casi estás hipotecando tus veranos (salvo contadas excepciones, siempre queda algún regalito para septiembre), la época de exámenes comienza un mes antes del primer exámen (y me refiero a 5 o 6 horas en la biblioteca diariamente desde entonces) y los fines de semana también.

Por supuesto, yo decidí hacer físicas, y nadie tiene la culpa de mis sufrimientos, pero desde luego no me parece bien, que alguien que no sabe lo que es estudiar así de duro, me diga que vivo como un rey. Porque encima, apenas tengo dinero durante ese periodo. Prácticamente todos los que conozco de ciencias, aunque les gusta lo que estudian, están deseando trabajar: los fines de semana nos pertenecerán por fin, al salir de currar, adios preocupaciones con respecto al trabajo… Que nadie me diga que vivo mejor siendo estudiante, cuando lo más difícil que hizo fue un resumen de un libro.

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