Es suficientemente adulta como para no querer sodomizar crÃos.
Visto en: Un pertubador anuncio de internec.
Categoría: Pensando en alto
Imagino que todos conocéis estos establecimientos. Básicamente es como si nos quedásemons sin internet y los de eBay decidiesen montar una tienda fÃsica en la que la gente deja los productos sin esperar a venderlo directamente a un particular, con más intermediarios.
Siempre que paso cerca de alguno echo un ojo al escaparate, pocas veces entro. Suelen mostrar cosas curiosas: un MacBook con un post-it que dice: Funciona, una Atari 2600 por 80€, patines de herrajes con óxido, calculadoras cientÃficas, discos y pelÃculas, etc.
Pero de todas las cosas lo que siempre me llama más la atención y lo que me pone los dientes largos son los instrumentos. A parte de la tÃpica flauta dulce escolar babeada por cualquier niño con varicela puedes encontrar cosas muy elegantes.
La semana pasada me dejé caer por uno con un amigo, sólo por curiosear, y además de los sudamericanos comprando herramientas de obra pesada y material de seguridad (me fiarÃa de un martillo neumático de segunda mano, incluso de un casco, pero no pondrÃa mi vida en juego por ahorrarme unos euros en un arnés) se me fueron los ojos a cuatro cosas muy concretas: primero, un bajo de madera con un tacto muy suave, tan suave que de tenerlo lo llamarÃa Bossa Nova, ¡que coisa mais linda! También le eché el ojo a una baterÃa, no parecÃa gran cosa, pero ya sabéis que para aporrear tambores cualquier caja me sirve. En una vitrina tenÃan un violÃn eléctrico que se me antojaba demasiado plasticoso pero que no me importarÃa poseer, ni era checo como el mÃo ni seguramente estuviese bien ajustado, pero la verdad es que por otro más… La joya de la corona (y que me hizo mirar las esquinas del techo buscando cámaras de seguridad) fue un saxo, un saxo tenor, de color azul con detalles dorados. Era el saxo más bonito que jamás habÃa visto, 350€ y una etiqueta colgando que decÃa: Nuevo. No sé hasta qué punto garantizan que no haya ADN de otros en la boquilla, pero no me importaba nada, sólo verlo hacÃa que sonase Baker Street en mi cabeza. Lo querÃa. Lo quiero. No sé tocar el saxofón, la flauta siempre se me dio mal, pero, oh, señor, ese saxo era espectacular.
Esto me lleva a una reflexión, fuese nuevo o no el saxofón, ¿qué lleva a la gente a deshacerse de sus instrumentos? Me cuesta creer que sea sólo por dinero. Son objetos que requieren un cuidado mÃnimo en la mayorÃa de los casos, se meten en su funda, se cierra, se guarda y ya está. ¿Que tiene cuerdas? Se aflojan, se limpia el arco con pez y tan amigos, hasta la próxima. Verdad de la buena, ese eléctrico serÃa mi quinto violÃn, creo que sé cómo funciona lo de mantenerlos vivos.
Me da pena ver esas guitarras con pegatinas que han intentado quitar sin éxito y de las que quedan sucios restos de papel. Los 60€ que te saques no es dinero.
Por supuesto, si mantienen aquél bajo color ámbar y el precioso saxo azul (al que lógicamente bautizarÃa como Trane, no podÃa ser de otra manera) yo tan feliz, sin un duro en el bolsillo, pero feliz. A ver si aguantan sin vender… Soy un chico caprichoso.
Visto en: Gamazo, 26.
Cena de antiguos alumnos
Me he propuesto retomar las riendas del blog en condiciones y creo que podré hacerlo en un tiempo récord, en menos de lo que tarda un adolescente americano en empalmarse viendo Hannah Montana. Para eso tengo que tomar medidas crÃticas, por ejemplo, seguir diciendo que no a las OPAs que me lanza Hugo entre mail y mail.
Dicho esto, vamos a intentarlo.
Anoche mirando por encima los mensajes de SPAM de una de mis cuentas de correo veo, en busca de Rolex falsos, uno con el asunto: DÃA DEL ANTIGUO ALUMNO PROMOCIÓN 2007, con mayúsculas y todo, le faltaba el FW:. Mucho ha atinado el spammer, para empezar está en español, eso ya elimina al 83.7% del SPAM y esto es algo que lo sabe el 14.8% de la gente, además el año de promoción lo clavó. Pese a tener un archivo .doc adjunto me decido a abrirlo (si fuese un virus no corrÃa mucho riesgo al ejecutarlo sobre una máquina UNIX, Linux concretamente y GNU/Linux para los pedantes). El mensaje era de un antiguo profesor, al instante recordé el momento en que dejé de recibir correos informativos suyos, muchos eran del tipo: Fulanito ha fallecido en un accidente de tráfico, el funeral es a las 19:00, su familia agradecerá la presencia.
Nunca conocà a ninguno de los muertos afortunadamente asàque nunca fui a ningún funeral.
Me bajé el documento y era una invitación para la cena de antiguos alumnos, ni idea de si me he perdido muchas por no mirar con más frecuencia entre anuncios de V!AGR4.
TraÃa el menú, el coste para los antiguos alumnos que fuesen socios (que por lo visto lo soy y me cuesta 18€ al año), entrega de premios de no sé qué y un sorteo de unas entradas para Valladolid Latino.
La verdad es que la idea de asistir a algo asà me causa extrañeza. Me resulta raro eso de «antiguo alumno», sólo hace dos cursos que dejé de pasearme por ahÃ. TodavÃa está reciente y no creo que haya cambiado demasiado desde que terminé Bachillerato. Por otro lado pensar en tener que ver (y compartir cena) con profesores a los que prometiste no volver a saludar, gentuza que curso tras curso te caÃa mal pero con los que te tocaba compartir clases… Ciertamente no me apetece nada.
Además, no sé cuál es la labor del grupo de antiguos alumnos, imagino que intentar mantener a un grupo en contacto después de que cada uno de nosotros nos pirásemos. Eso es una tonterÃa. De momento, los que fuimos amigos entonces mantenemos la misma amistad ahora, claro está, cada uno por su lado, en su facultad, con vidas más separadas, pero a sabiendas de que realmente todo sigue igual. En este preciso momento no le veo sentido a una cena de grupo. Cenas asà hacemos, entre amigos de ese mismo centro, bastante a menudo y cuando, donde y con quien queremos.
Otro punto que me parece interesante sobre la cena de antiguos alumnos es poder tomar una perspectiva más amplia poniendo tiempo de por medio. Me explico, como he dicho antes, en dos años las cosas me han cambiado poco y todas las personas que me importaban antes me importan ahora de modo que están al corriente de lo que me pasa, pero dentro de 10, 15, 20 años cuando de verdad cada uno se haya forjado una vida y pueda sacar de la cartera una foto y decir: «SÃ, mira, es Diana, tiene ya tres años, ¿a que es guapa?» tendrÃa sentido. Qué pasó con aquél tipo loco que quiso patinar saltando desde una altura de un piso y terminó en el hospital, de aquél otro tipo torpe de 1,94m que soñaba con la cantera, el que coqueteó demasiado con las drogas, el rubito galán que siempre estaba sonriendo… aquella chica morena que en primero te volvÃa loco o ¿esa con gafitas que nunca te llamó la atención pero que ahora está tan bien quién es?
La verdad es que me gusta cantidad imaginarme en una situación asÃ, por un lado puedo verme tal y como me encanta: viviendo a caballo entre Irlanda y España, cobrando bastante bien, medianamente independiente y con Natalie (o Kimberly) como un apoyo indiscutible. Por otro lado… no, no hay otro lado. Le echaré cojones y será asÃ. Entonces, tal vez entonces, me volverÃa a juntar con aquella gente a la que no respetaba, aquél profesor que me puteó (increÃble que sea el único con el que me encuentre por la calle) y le dé una oportunidad a esto de la cena de antiguos alumnos.
Creo que lo he conseguido. SÃ, me convence. Buena entrada, que la lleven a LIDL.
Visto en: Yahoo! Mail.
Última hora
Siempre me llamó la atención la gente que, cuando ocurre algo, se lanza a los sitios web de los principales periódicos para coger un enlace, pegar la URL en un cuadro de texto y mandarla a una cola de espera. Incluso aunque la noticia haya salido en televisión y todos estén enterados, ha de ser el primero en publicarlo.
Pero aún asà siempre me llamó más la atención las personas que esperan al segundo que lo publique y colgarle el cartelito de: duplicada.
Visto en: Meneames.
El cerésimo
Hoy he tenido una duda, y como no la he resuelto (ni mi búsqueda en Google de medio minuto me ha respondido) la comparto con quien quiera leerla.
Veamos, cuando indicamos posiciones de un conjunto recurrimos a los números ordinales, que indican orden como indica su nombre anteriormente indicado. Esto es algo que tiene mucho sentido porque para la mayorÃa de la gente las cosas se numeran sin problemas: primero, segundo… séptimo… décimo primero o undécimo (no onceavo como dice la gente por ahÃ, que con eso dejamos de listar para meternos en fracciones)… vigésimo cuarto… y asà hasta N y su posición enésima. ¿Problemas? Zero.
¿Existe una palabra para la posición cero? Zeroth, baby!
Bien, ¿qué pasa cuando queremos hacer referencia a la primera posición de una lista y ésta comienza en 0 y no en 1 pese a ser la «primera»? Esto, que es mucho más frecuente de lo que los profanos piensan, me da un ligero dolor de cabeza, pues aunque tan correcto es decir «el elemento de la posición cero» como lo es «el elemento de la posición cuatro» deberÃa seguir siendo correcto decir «el elemento de la cerésima posición» como lo es «el de la cuarta posición».
El castellano, ese lenguaje tan amplio con el que nos insultamos a diario, se nos queda corto. Los inglesitos, tan apañados ellos, recurren a Zeroth (th es la terminación que utilizan para indicar ordinalidad numérica excepto en segundas y terceras posiciones), esto es, correctamente, la posición cerésima. El elemento cerésimo de una lista.
Yo, a partir de ahora, y sin tener nada claro si pateo a la RAE o no, lo voy a utilizar con normalidad, hasta que algún profesor me diga que de qué cojones voy, si eso no esiste nel español.
Visto en: Programación Avanzada.