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Móviles Música

La canción del 1004

Música, maestro. Hoy me he pasado unas dos horas al teléfono. De reloj. Una locura calienta orejas. Con diferentes números de Movistar por un problema de factura alarmantemente alta, portabilidad a Simyo, contraoferta apetecible y anulación de portabilidad. La música de espera es, por definición, banal. No aporta nada. Es como el tío que toca el triángulo en una orquesta sinfónica, sí, toca música, es parte del colectivo, pero realmente nadie le quiere. Todos sabemos que son los de viento metal quienes triunfan. Las canciones de espera, lo mismo, para el ascensor.

Pero llega esta, con su estribillo repetido sádicamente en el auricular, su bajísima calidad… y terminas cantándola hasta que una comercial se ríe de ti al pillarte desprevenido, intentando disimular. Pero es que, habiendo terminado hoy exámenes y sin nadie con quien celebrarlo decentemente, no tenía otra cosa que hacer que mamonear y tirar de las orejas a Telefónica.

El vídeo lo he cogido de Youtube y tira de HTML5, así que a renovarse toca. No conocía el tema, dentro de una semana dejará de gustarme, hasta entonces voy a florear. Ahí os dejo, con Ingrid Michaelson.

Visto en: 1004 y 224470.

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Apple Música Pensando en alto Tecnología

El extraño reciclaje de logos de Apple

Por si no os habéis enterado, hoy ha habido una presentación de productos de Apple, la antaño empresa informática que producía ordenadores y hasta hace nada sistemas operativos decentes para ellos. Y he de decir que ha sido de las más graciosas. Para mí la que más. También se debe a que llevo una semana algo más hijo de puta que de costumbre, pero me ha encantado ver a Jobs pausar sus discursos, como bien tenía programado, para que el público aplaudiera y, al ver que aquello no tiraba, retomar disimulando con cara de extrañeza y un «Woops!» su palabrería. Hasta él se ha dado cuenta de que la gente, avispada, miraba con extrañeza ese reproductor Blusens de Carrefour (o DealExtreme) que presentaba como iPod Nano, y que no puede pegarse 10 minutos para hablar de un iPhone sin capacidad de llamar. De verdad que me he reído mucho. Tal vez sea por haberla visto en vivo a traves de una web que han facilitado, de esas estándares que sólo funcionan en Safari. Ah, sí, también han cogido una Play3, le han quitado la capacidad de jugar, la capacidad de almacenar datos, la capacidad de hacer pesas con ella y la han rebajado el precio a una tercera parte. Han mantenido el color, blanco Apple. Y tal. No, es coña, que tengan los huevos de decirme que no hay en el mercado productos que cumplan esas funciones facilmente cuando llevo haciéndolo sin molestias años desde mi consola… Pues eso, ¿quién lo va a aplaudir?

En el apartado del software, aparte de un parche para los móviles, han dicho algo de actualizar iTunes. Más risas. Una red social con nombre de comando de red (que llega un porrón de años tarde o unos pocos menos) que ha servido para que veamos cómo nos intentaba hacer creer que era el fan número uno de Lady Gaga -quien antes de lanzarse al público la aplicación ya contaba con unos falseados 90.000 seguidores y escuchaba a Metallica-, momento en el que el vídeo se cortó, por cierto, un par de veces (eso hace… unas tres millones menos que cuando hace años lo seguí por Applesfera). Una curiosa herramienta que no voy a actualizar en absoluto ya que las asombrosas novedades que trae no me sirven ni para darles por cool. Quieto. Respira.

Pero me mola su logo. Ha sido amor a primera Vista.

Microsoft Windows iTunes Edition

Nada más verlo he soltado otra carcajada, porque una cosa es que le manguen a Atari y otra que se lo levanten a la empresa a quienes llevan años criticando por imitarles el estilo. Igual ha sido sólo mi cabeza la que ha visto el parecido (y ha decidido montar ese bonito collage en un programa sin licencia)

No me quedan más palabras amables para hoy. Voy a seguir estudiando, con los cascos en mi nada brand new pero sí bonito mazacote iPod con vídeo al que le sigue fallando la clavija, ese que ya no permiten comprar. Vintage.

Visto en: Apple Special Event Septembre 2010.

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¿Cómo hago para...? Música

Cómo tocar un órgano Hammond en tu PC

He tenido un día muy activo en lo que se refiere a la música. Ha sido un día perro, y tiraban más la improvisación y la curiosidad que los apuntes. Cuando veo una disputa de Mac contra cualquier otra plataforma suele ser del tipo «Por ese precio puedo montarme un ordenador mucho más potente». Y ciertamente, seguramente sea así, incluso con las mismas pijadas a nivel de hardware, pero se olvidan de las herramientas que incluye preinstaladas (y, además, con DVD por si formateas, no en una partición escondida). Son cosas que uno ve con el tiempo y con el uso, que cuando ojea algo de iLife suele quedarse con las iTontadas: fotos, música, vídeo… Pero hay una joya, brillante y pulida, que aún hoy me sigue pareciendo mentira que entre de regalo con un ordenador, GarageBand. Lamentablemente es una aplicación un poco olvidada de cara al marketing, pero es la más impresionante. Es el típico programa que si hicieran para Windows costaría 250€ la licencia, si lo hiciesen para Mac sería un 20% más y que en Linux ya existiría pero nadie utilizaría o se estaría desarrollando un clon con algunas restricciones. Que son tonterías, pero si en Microsoft empiezan a moverse un poco y agrandan la leyenda de Lucas de Groot y sus magníficas tipografías a mí ya me llamaría un poco más la atención. Es un punto interesante.

Hi, I'm Tim

GarageBand es un programa como la copa de un pino. Y seguro que el grueso de los usuarios de OS X ha destinado más tiempo a buscar un serial para Photoshop que para curiosear con él. A todo el mundo le gusta la música, y viajar, y todos escuchan un poco de todo. Y a lo mejor no han salido de su provincia, pero les gusta viajar. Pues a lo mejor nunca han tocado un instrumento, pero les gusta la música. Esto es así.

Comenté que había estado echando el ojo a un par de guitarras de Gibson aunque ahora mismo, de comprar o mirar seriamente alguna, sería una réplica de una Les Paul. Después, por supuesto, de adquirir un bajo (porque no me dejan tener una batería en casa). En mi casa del futuro de los sueños tendré, aparte de la 404, una habitación insonorizada donde hacer gritar y disfrutar a mis ligues y donde almacenar y disfrutar todos los trastos sonoros. Desde el vetusto 4001 hasta un Steinway & Sons pasando por unos cuantos amplis de Marshall y, por supuesto, un Hammond. Esto es lo que fomenta GarageBand. Gracias, en parte, a sus gratuitas clases del majete de Tim Blane (cuya voz es doblada por dos hombres diferentes) que aclara punto por punto lo más básico del piano y la guitarra. Una puta maravilla. Hay cosas que me han parecido excesivamente básicas, imagino que debido a los cuatro años de solfeo. Pero, por ejemplo, aprender a leer tablaturas en dos minutos y poder acceder a los vídeos y explicaciones de forma tan sencilla vuelvo a repetir que me parece una auténtica joya desaprovechada. La tienda de lecciones donde aparecen famosillos explicando cómo interpretar sus temas ya me parece una sobrada innecesaria, pero se perdona. Y después de esta amplia introducción, al tema.

Órgano Hammond

Los viejos rockeros del lugar sabrán qué es un órgano Hammond, siendo más correcto, qué era. No se trata de un teclado al uso como pueden ser los fabricados por empresas como Roland o Korg ni un Melotrón, estos curiosos instrumentos transportaban la sonoridad de un órgano de tubos (de iglesia) a un escenario de forma electrónica gracias al electromagnetismo. El artículo de la Wikipedia castellana aclara bastantes dudas. Su sonido es fácilmente reconocible (al menos cuando llevas 21 años escuchando uno) y es que ha sido ampliamente utilizado en el Rock progresivo, estoy convencido de que Ponzonha conoce estas cosas ya que también se declaró fan de Rick Wakeman. Hace unas semanas me empeciné en buscar algún emulador (o lo que fuese) de órgano Hammond para Mac, y la verdad es que en la página de Apple encontré una solución muy completa que resultó ser una demo y que, además, me venía muy grande. Se integra con GrageBand pero parece estar más enfocada a un mundo todavía más profesional como es Logic Pro, y eso es para nenes grandes.

Un órgano Hammond en OS X

Casualidades de la vida pasé por alto lo más obvio, los instrumentos ya incluidos en GarageBand (más los que puedes descargar por la patilla, o añadir desde el DVD de instalación si no eres tan vago y prefieres levantarte de la mesa). Aquí basta con crear un proyecto nuevo, especificar que se trata de «Keyboard collection», y escoger Classic Rock Organ. Tras este delator nombre se esconde un fiel y acogedor emulador de órganos Hammond. Si queréis ver cómo suena es el que utilicé para el comienzo de la Toccata de Bach que se escucha en el segundo corte del trigésimo episodio de Nada Nuevo. Todo hay que decirlo, gracias a la partitura rápida que me sacó Aloisius quien me transcribió directamente las notas a teclas del teclado del portátil. Le debo una lista de Spotify con canciones de éste genero de la familia del Rock que no supere las dos horas (y estará hasta las trancas de Emerson, Lake and Palmer). Para tontear con el ambiente setentero, tan propicio por estas fechas, ¿verdad?, nunca viene mal tener un imitamonas de Hammond a mano. A dos clics.

Hammond en GarageBand

Un órgano Hammond en Windows

Vamos a completar el trío, que vengan a la cama la rubia y la morena. Para Windows he encontrado un emulador directamente de Hammond, como sabéis, mi segundo sistema es un Ubuntu así que con este he trasteado poco (en una máquina virtual). A mí me resulta complejo porque el invento, Efthimia Electronic Organ (un plugin gratuito para un programa que está de oferta en eMule), imita en todo al bicharraco en sí, y una cosa es tener un teclado que suena de una manera o de otra dependiendo de si has escogido un invento de una lista u otro, y otra cosa diferente es que puedas controlar cada parámetro del juguete. No lo toqué mucho, como el chorro de bytes que descargué de la página de Apple. Demasiado pro.

Un órgano Hammond en Linux

Aquí tuve más tiempo y ganas para probar. Pero mi gozo en un pozo, muchos de los que encontré requerían que conectase un teclado MIDI real para poder hacer algo (y no dispongo de ninguno, sólo curioseo) y el que no pedía esto se limitaba a ejecutarse mediante Wine, y para eso ejecuté el de VST como hice en Windows, que al menos ya lo conocía, vi que funcionaba (a la primera además) y cuando me aburrí lo quité porque, igual que antes, no sabía sacarle partido.

Y con esto os dejo, como siempre, cualquier duda se soluciona con un comentario al canto. Voy a ver si termino de conectar la armónica al portátil con un cable aire-USB y lo saco por el MiniDisplayPort enchufado al adaptador HDMI y me escucho por la tele. El nuevo Dylan. Modern Times.

Visto en: Aquellos siempre maravillosos 70… que vuelven con ceros y unos.

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Música Pensando en alto

Justin Bieber

Me he dado una vuelta por varios blogs musicales como de costumbre y he visto que se habla mucho de un crío canadiense que se llama Justin. Así… de primeras… ni flowers. No sé si alguno (a lo mejor alguna) ha oído hablar de él ahí fuera, ahora dicen que si se ha liado con una tía que sólo se dedica a estar buena (sin profesión conocida, pero con amenazas de muerte y todo) o que ha hecho el ridículo en Nueva Zelanda. Porque para él This is America, aunque sea canadiense. Su single (no sé si único) es uno de los quince vídeos más vistos de YouTube. Confieso que me lo he tragado para tener algo de lo que hablar y porque la Wikipedia lo presentaba como un éxito internacional, y escucha, que a lo mejor para esta gente internacional significa realmente más allá del Mississipi.

Justin Bieber

El crío tiene 16 añitos, y he de confesar que me aterrorizan toda esta gente que ha nacido más allá de 1990 y mucho más los que son de este siglo. ¿En serio hay gente tan joven? Me asustan. Y la canción es música de negros, ¿de Hendrix? no, ¿del de Thin Lizzy? tampoco, pues del de Bloc Party, ni eso. Es música de negros, pero de los chungos, de los de agarrarse los bolsillos de los pantalones desde fuera, ponerse de puntillas en unas Vans (sin patín ni nada) y girar la cara como si fuera un gesto aterradoramente tierno. Vamos, que prefiero el crío saliendo del dentista con la droga en el organismo. Pero lo está petando. Imagino que es la versión con pito de Hannah Montana, que sale con Metallica o algo así en el Rock in Rio, si alguien encuentra lo de rock que me avise, porfi. Sin juegos, sin programa de televisión y sin dientes enormes, pero una Hannah con pito. No me he leído mucho la historia del imberbe este, la verdad, no sé si es un producto de Disney o «se dedica» a esto por su cuenta y riesgo. Sólo os advierto que cuando esto aterrice en España (si no lo ha hecho, que estoy verde) nos hartaremos de ver críos con el pelo mofeta y su careto en las carpetas, fondos de pantalla de móviles y reportajes de televisión donde se ve a una madre haciendo cola con su hija durante días. Carguen, apunten, fuego.

Sólo la entrada dedicada a la canción de este niñato (al que no conozco pero ya aborrezco) ocupa más que la de Les Luthiers, con décadas de historias y anécdotas. Si yo fuese Mastropiero le reventaba a hostias. Que aprenda qué es el negocio de la música.

Visto en: Ontario.

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Música Pensando en alto

El españolito de la guitarrita

Anoche me quedé saltando de vídeo en vídeo y de una página de la Wikipedia a otra. Siempre he sido un enamorado de las Les Paul, pero se ha cruzado en mi camino la ES 175 (o la más moderna ES 137), el consultor me dijo que tirase por una Epiphone Les Paul. Pero no he venido a contaros eso, que se explicará en su propia entrada (por eso aquí no enlazo nada, que os despistáis), sino que quiero hablar de un personaje, español, que me ha venido a la cabeza con todo este asunto, el español que, fuera de España (o al menos fuera de su casa), aparece tocando una guitarra española. Basta ya, hippies.

Tócamela otra vez, Sam
Esta foto manipulada (que previamente he robado de Tuenti) muestra no ya a uno solamente, sino a dos. Parió la abuela. Son unos personajes la mar y la tierra de extraños. Porque los hay de dos colores, azules o rojos (como en la política), unos son más bien conservadores y otros más bien «progres» (como en la política). Estos, por el perfil de donde los he sacado, deberían ser de los segundos, pero a saber, igual son de los que prefieren canciones de comunión y agrupaciones scout (de mierda), perroflautismo bien vestido. Los otros son un poco más curiosotes, sobretodo por su escaso y vergonzoso abanico de temas (que no repertorio) que van desde Extremoduro a dos acordes que insisten en decir que son de una canción de Amaral. Son así de molones, cantan canciones españolas, a veces hasta aflamencadas,en una guitarra española aunque sus ideas políticas se ericen al nombrar «este país». Que a mí me la suda, llevo una temporada de pasotismo enfermizo, pero me llama la atención.

Y en fin, que estos Paul Simon de la vida enseguida se juntan con Garfunkels y forman un corro de la patata. Y ligan. Yo no sé tocar la guitarra, pero estoy al tanto de que aprenderse cuatro cositas básicas es fácil y permite hacerse el entendido en un pispas, es un instrumento muy agradecido. A las tías les molan los imitadores de Pereza. No lo entiendo, consiguen que la clave de Sol amanezca nublada. Deleznables aspirantes a Clapton que no se merecen ni el primer clap.

Al próximo que vea, en una playa, en un prado, en un autobús, en un albergue, donde sea, le meteré la guitarrita por el recto hasta que consiga hacer sonar sus cuerdas cuando caga, y que saque sonido. Una de José Manuel Soto, para que suene igual.

Visto en: Otro colectivo que se me echará encima. Y van…