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Curiosidades

Multiplicar por y dividir entre

Una de léxico-semántica matemática. Aritmética básica. Panes y peces. Se cogen dos números cualesquiera y se suma uno con otro, se resta uno del otro, se multiplica uno por otro y se divide uno entre otro.
Sí, por si os habéis perdido, uno entre otro.

No dividir uno por otro.

¿Por qué? Fácil, 4 entre 2 es 2. 4 por 2 es 8. Unos caramelos se reparten entre varios amiguitos, no se reparten por varios amiguitos.

Dejad de desbarrar.

Visto en: Y Google da fe.

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Pensando en alto

No entiendo los catálogos de juguetes

Pese a que me cabree voy a dar el brazo a torcer, y es que aún no es Navidad. Ya se cuelgan las luces en las calles, los chavales llevan villancicos a los botellones (verídico), el Eroski de aquí al lado ya lo tiene todo listo, a mediodía todos los anuncios están enfocados a «los más pequeños» y las profesoras se apresuran a terminar sus adornos para clase y que no les pille el toro. Pero no es Navidad, queda más de un mes, y mantendré esta postura por una sencilla razón, Navidad es una fecha muy próxima a Febrero. No tengo que dar más explicaciones, ¿correcto?

Simplemente escribo esto ahora para que nadie se me adelante y caigáis rendidos a mis pies en los comentarios coreando «A mí también me pasa». Dejaron en el buzón un catálogo de juguetes de Hipercor (con su consabido baile de letras), que es el hermano pobre del catálogo de juguetes de El Corte Inglés, y lo estuve ojeando con intención de hacer la típica broma del «…y quieeeeroooooo…». Y, joder, no supe qué cojones pedirme. No, no creáis que dudaba por la amplia cantidad de productos que me llamaban la atención y mis padres me quisieran calmar con una sonrisa y un «Pero sólo puedes escoger una cosa, ¿eh?». No, no, nada de eso, es que no sabía qué narices venden. Quiero decir, cuando yo estaba en situación de cansar a mis padres con «y quieros» me conocía al dedillo todo lo que venía en esos catálogos, páginas y páginas dedicadas a Scalextric, Playmobil, Action/Man, las Barbies para chica, LEGO y mis favoritos, Meccano. Al final algún que otro videojuego y los típicos peluches y cosas de Disney que no me atraían más los balones, bicis etc.

Ahora no. Nada de eso. Antes el Halcón Milenario de LEGO era ese oscuro objeto de deseo que querías que coronase tu estantería, al lado del Castillo Medieval de Playmobil, el helicóptero de Meccano y sobre el Action/Man Ninja (que conducía un JEEP). En este catálogo, bastante ancho, no hay más de 5 páginas para todo esto: 2 circuitos, 3 muñecos del héroe más grande de todos los tiempos, 2 kits de Meccano, 4 de LEGO y 4 productos de Playmobil donde, por cierto, ya no aparece la granja.

Gormitis

Bien, acepto que haya cojines con altavoces de los Jonas Brothers (a quien yo ya me he follado, se siente, nenas). Bien, acepto que Pocoyo siga siendo la estrella de la sección de bebés, incluso lo apocoyo. Bien, acepto que sigan vendiendo muñecas canis. Bien, acepto que no haya ninguna referencia a los Power Rangers. Bien, entiendo que ya no se lleven los cubos de Rubik (aunque me extraña). Bien, acepto que Hello Kitty siga dando el coñazo. Bien, acepto que El Hormiguero tenga más de 12 productos. Bien, entiendo que la sección de radiocontrol pierde mucho sin el coche-cobra que escupía. Bien, entiendo que no haya puzzles ni rompecabezas con más de 10 piezas. Vale, sí, de acuerdo, pero, ¿podría alguien explicarme cómo es posible que ahora los juegos de mesa lleven enchufe o vayan a pilas? Desde el Trivial al Risk. No tengo ni puta idea de qué es eso de Gormiti, las figuritas esas que son más feas que el cruce entre un Uruk-Hai y un Beholder (luego me extraño de por qué tan poca gente pillas mis chistes), nunca había oído hablar de Ben 10, pensé que la moda de Hannah Montana era eso, una moda que se iría, y soy de los que no comprenden cómo pueden vender un micrófono y una guitarra de plástico (que cuestan casi lo mismo que el Guitar Hero) basados en Transformers. Marketing, vale, pero antes cuando hacían una película de Batman te vendían un antifaz negro, si quieres vender un vehículo que se convierte en robot no veo por dónde puedes colar el rollo Popstar. De verdad, creo que se les está yendo la olla demasiado.

No tengo intenciones de tener críos, vamos, ni me lo planteo ni me lo plantearé en años, pero no sé qué cojones aportan estas chuminadas de precio desproporcionado.

Y aún hay más, al llegar a los videojuegos y exclamar con una alegría controlada «Coño, el Street Fighter» he tenido que escuchar un «¿Y eso qué es?». ¿Estamos tontos? No sé si es que se me ha juntado con la temática del maravilloso y multipremiado podcast pero «me he sentido jodidamente viejo» es decir poco. Que tengo 21 años, hostia.

Y por cierto, a todos los que lleguen con resaca (y ese no es un nombre deee mujeeeer), a mí ya me la chuparon en el EBE, ¿y a ti?

Visto en: Y eso que no es Navidad.

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Jajajás Lagarto

La Casa Blanca me reclama

casa blanca

Si no fuese por la mala fama de los becarios que trabajan allí aceptaba, pero prefiero irme a chupar pollas a otro sitio. Supongo que al menos estos te garantizarán algor. Cuánto ingenio desperdiciado.

Visto en: Yahoo! Mail.

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Blogs Pensando en alto

La relación entre el número de subscritos y el de comentarios de un blog

Muy bien, esto es sencillo. Lo estaba hablando hace un rato con WhisKiTo en un bar, a mayor número de subscritos menor es el de comentarios. Se genera comunidad, es cierto, aquí tengo a Bea The Commenter y la llamo así por algo, saluda, Bea, tu público te reclama.

Y esto puede entenderse de dos formas.

Lo lógico sería pensar que si, como en su caso en Xataka tienen cientos de miles de subscritos (no cuento páginas vistas ni estadísticas de ningún otro tipo) y los comentarios son moderados, 6, 10, 15 por entrada. Si es un producto muy puntero, muy esperado, muy anunciado, muy de chica, pues recibe más comentarios porque llama más la atención, normal. Con semejante cantidad de subscriptores lo esperado sería una mayor participación, el ritmo de publicación lo impide, ciertamente.
En un ámbito más pequeño como este blog la relación es… ¡idéntica! En unos pocos meses el número de subscriptores ha aumentado considerablemente, la frecuencia de entradas se ha mantenido, el nivel (juraría) que también, los comentarios en lugar de aumentar no sólo no se mantienen sino que decrecen.

Hace tiempo, cuando esto no lo leía casi nadie la salsilla estaba en los comentarios que vosotros aportabais, llegando con asombrosa facilidad a los 20 e incluso más.

En resumen, a mayor número de gente abrazando el feed, menor número de gente dejándose caer por tu caja de comentarios.

Y ya está.

Chúpate esa, coyote espacial.

Visto en: FeedBurner y WordPress.

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Pensando en alto

Los inodoros de los discapacitados

Voy a sonar un poco egoísta y cabrón pero considero que las personas con problemas físicos tienen para ciertas cosas mucha suerte. Para empezar quiero decir que si yo me hago daño en la muñeca y eso me impidiese llevar peso no estoy seguro de si podría o no aparcar en las tentadoras plazas reservadas del supermercado. Creo que hay que tener carnet especial, no lo sé. Pero hostia, es que esas plazas terminan quedando vacías y mi muñeca está jodidilla.

Pero donde realmente nos ganan es en el terreno de los sanitarios (palabra que no entiendo, no hace referencia a nada de la salud, son los artículos necesarios para mear, cagar y lavarnos, no para realizar una operación a corazón abierto). Por ejemplo, en mi gimnasio hay varios vestuarios, en los que suelo ir hay dos duchas pensadas para que sean utilizadas por, tirando de eufemismo, personas de movilidad reducida. Estas duchas son gigantes, y no exagero, las normales que utilizamos los demás ya me parecen grandes. Comprendo que es normal que midan casi el triple si necesitan más espacio para incluir agarraderas en la pared y otras cosas que les faciliten la vida, pero no deja de llamarme la atención que haya dos y que se llegue a montar cola para los normales mientras que estas permanecen vacías, nunca he visto a nadie en ninguna de ellas y más de una vez he tenido ganas de utilizarla.

Inodoro para discapacitados

Sin duda lo que más envidia me da son los cagaderos. No sé a cuento de qué los retretes normales son tan ridículamente bajitos. Los de los minusválidos son altos. Y cómodos. Muy cómodos. Todos deberían hacerse así. Como se puede observar en la imagen (falta la «media tapa») tienen un hueco en el centro que es bastante grande y ayuda a evitar que los tíos toquemos al producto de Roca con el pito al sentarnos, algo incómodo como muchos sabrán. Otra bondad curiosa es que debido a la altura las rodillas no se flexionan tanto y permite una circulación sanguínea más fluida, es decir, que a los altos se nos llegan a dormir las piernas mientras reinamos desde nuestro trono. Y no mola.

Cuando sea mayor pondré en mi casa uno de estos y un urinario de pared. Lo mejor.

Por fin mear y plantar pinos en condiciones.

Visto en: uvecé.