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Pensando en alto

Un Estradivarious entre las piernas


Muchos sabeis que durante un tiempo, 4 años en concreto, el que escribe tocaba el violín. El sueño de todo violinista es poder tocar con un Stradivarius, mimarlo, y rezar por él, preguntarse cómo se mantiene la crema de jarabe de los alpes que el maestro luthier le proporcionaba a cada una de sus piezas.De todas las personas que imagino pueden permitirse esos lujos descartaría ciertos gremios, y entre ellos están los proxenetas. Ahora bien, España e la leche en verso, y he aquí mi sorpresa al enterarme de que un tipo de estos, de nacionalidad rumana, perteneciente a una red mundial de tráfico de blancas poseía uno, un Stradivarius, de nada más y nada menos que 1715. El jefe de la banda, para más colmo, actuaba desde dentro de la cárcel española de Topas.Se estima que el instrumento supera el millón de Euros.

Fuente: www.abc.es

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