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Pensando en alto

Matar a un ser humano

Me cuestiono ultimamente si sería capaz de asesinar, conscientemente, a un hombre. Mi caótica y macabra cabeza no deja de mostrarme situaciones donde soy yo quien elige si aprieta el gatillo, o le permite vivir.

Os pondré un ejemplo de lo más ilustrativo:

El supuesto trata de verte cara a cara con un albano-kosovar que ha intentado violar a tu hermana y ha volado la cabeza de tus padres para llevarse 200 euros, tú físicamente eres inferior a él. Él, que está armado con una Jericho 941 y llena de pequeñas piezas metálicas de 9mm no se da cuenta de tu presencia, tienes otra arma de fuego disponible (vamos a suponer que había dejado un fusil AK 47 en el suelo unos segundos).
En esta tramática escena tienes dos posibilidades, posibilidades booleanas. Coger ese fusil o no cogerlo. Si optas por no cogerlo es seguro que trates de huir, dejando a tu hermana ahí, ofreciéndola en bandeja de plata al asaltante, asegurando sus agresiones sexuales y posterior muerte, pero salvando tu vida (o intentándolo) para poder pedir ayuda, o sufrir un shock en paz.
Si decides armarte de valor, y armarte con el Kalashnikov, vuelves a tener dos opciones, disparar o no disparar. Si no disparas, seguramente estés muerto, y tu hermana también, por lo que volverías al punto de inicio pero con una vida menos, lástima que no sea un juego.
Voy a creer que disparas, de nuevo, dos opciones, a matar, o a dañar. Si disparas a herir es probable que enfurezcas a la fiera y se revuelva devolviéndote los disparos, él no suele disparar para hacer pupa, es un asesino. En caso de que fallase sus tiros o tú seas lo suficienteme rápido, te encontrarás en la misma tesitura, la casilla que dice: ¿disparo a su cabeza o a sus brazos? Cambiemos de plan, vamos a matar.
Tienes una máquina de aniquilar humanos entre las manos, sabes que en España no existe la defensa propia como tal, ergo lo que has visto en las pelis americanas no te servirá en los juzgados, ya que lo más seguro es que se te juzgue como mayor de edad por el cargo de asesinato con arma de fuego, si la justicia sigue como de costumbre terminarás entre rejas. El dedo en el gatillo y el cañón apuntando su pecho o su cabeza. ¿Matarías a un humano? ¿Tendrías el valor suficiente como para quitar la vida a una persona, aún sabiendo que te ha destrozado la vida, y que seguramente a muchos otros también?

Yo no voy a responder. No estoy seguro de si podría llegar a la última casilla del tablero, poniendo en juego mi vida y la de otras personas. Rezo para no tener que llegar a ello.

Asumir un homicidio porque se te ha cruzado una pobre anciana con las bolsas de la compra porque no tenía que pasar por esa vía sin mirar y no tuviste tiempo necesario de reaccionar porque era de noche, no la viste y ella no oyó el coche por la sordera… Bueno, es una tragedia, pero no premeditada. Por esto mismo es un accidente (menos en el GTA). Por supuesto, tu labor es pedir auxilio: policía, ambulancia… De lo contrario, sí serías un valiente hijo de puta que intenta escaquearse.

Si me preguntáis si he temido por mi vida alguna vez, la respuesta es sí, seriamente. Es algo que ya he contado por estos lares alguna que otra vez, y no es agradable de recordar, más bien amargo. Un trago amargo. Pero incluso, cuando he podido y he tenido motivos (a mi juicio estaría más que justificado, pero mi juicio no es como el del resto de humanos conquien comparto planeta) no he matado a nadie, ni me lo planteé en su momento.

Pero tú, ¿lo harías?

Visto en: Sigo sin drogarme, lo prometo.

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Pensando en alto

Confiarle tu vida a alguien

Hoy vengo algo paranoico. Nunca me había parado a pensarlo, no seriamente. Nunca me había dado cuenta de la de veces (incluso al día) que pongo mi vida en bandeja a alguien, en la mayoría, desconocidos.

No era consciente. Hasta hoy.

Soy muy desconfiado, y a veces creo que gracias a ello sigo vivo, y me resulta raro no haberme dado cuenta de que los conductores que se turnan para llevarme a clase y los otros tantos que me devuelven a casa pueden ser piscópatas, que en un momento dado se les vaya la cabeza y ¡zas! 40 personas liquidadas, la cumbre de sus planes, se cree el rey. Y todo por un viaje en bus, casi regalado.

Y con esto, igual que con los taxistas, pilotos de avión, ferroviarios… indirectamente le confiamos nuestra vida a cientos de personas. Las que controlan los semáforos, los guardas que te martirizan a pitidos cuando las luces del tráfico fallan, el arquitecto que diseñó esta buhardilla que me da cobijo y no se derrumba, las economistas que diariamente se esconden tras pilas de papeles (siempre guapas) controlando que el Fondo Monetario Internacional no se hunda, y esto se vaya a pique (o controlándolo para que lo haga, pero de una forma más lenta), etc.

Sí, les debo la vida. Y apuesto a que tú también.

Cuando este post empezó a tomar forma lo veía como un mano a mano entre compañeros, armados con pistolas semi-automáticas, como si de un juego de recreativa se tratase, donde has de cubrir a tu socio para llegar al siguiente nivel, mientras él te cubre a tí y aniquila al malo malísimo que asomaba por el tejado. Espalda con espalda, confiándose la vida mutuamente. En cambio, ahora pienso que hubiese sido muy peliculero, y que la imagen del autobusero loco impacta más.

Una catástrofe al alcance de la mano, un guión para un episodio en el que aparezca el Actor Secundario Bob.

Ponte a pensar, qué decir cuando te das cuenta de que, en unos minutos, dejarás de existir. Pensar en él, en ella. Soltar un «te quiero» de la forma más irracional que existe, notar cómo la sangre se aleja del sistema digestivo para que los músculos tengan mejor riego. Todo por culpa de alguien que ni ha hecho su trabajo, ni puede arreglar el problema, o que lo ha hecho muy bien. Miedo.

Como apunte a nivel personal, que ya que soy el de las paranoias tendré que mojarme un poquito más: dentro de unos días haré unos cuantos cientos de kilómetros en un coche conducido por un ser que, a priori, es desconocido para mí, no sé cómo conduce, no sé qué vehículo lleva. Y eso, en parte, me acojona, tal vez termine viajando en tren, que si falla, nos vamos todos al garete.

Como nota intimista, más de una vez he confiado (voluntariamente) mi corazón, y creedme si os digo que prefiero vivir entre clonazepam.

Visto en: Y circo.

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Música Vídeo

Estopa, Mi primera cana

Corriendo el riesgo de que me llaméis chabacano, barriobajero o canalla, lo asumiré como prometí hacer el día que os puse Honky Tonk Train Blues. Me parece que los dos primeros discos de Estopa son bastante dignos.

[youtube KszIWK9X0Z8]

En mi primera guerra casi veo las estrellas, pero sólo vi un cielo cubierto de nubes negras.

No sé, tal vez sea porque marcan las dos menos veinte de la madrugada. Venga hombre, ¿quién no ha dicho alguna vez lo de «Como dijo Jack el destripador… vamos por partes«? ¿Quién no ha querido subir a la luna, no te ha buscado en su almohada, perderse en sus dudas?

Visto en: Youtube.

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Fotografía

Krisztina e Ingrid

Aclarando el tema, reconozco que es inútil decir que el arte es subjetivo, que Goya me parece malo, que no pagaría miles de euros por un cuadro pintado atándose el pincel a la picha o que John Lenon está sobrevalorado. Así pues, no soy nadie para ir recomendando artistas, pero estas dos chicas me han llamado especialmente la atención, son fotógrafas.

Krisztina Tordai

Esta muchacha de origen húngaro tiene, además de una gran belleza física, un maravilloso uso de los colores, eligiendo sólo los necesarios y mezclándolos (edita bastante las fotos) de una manera bestialmente buena. Cuando se retrata a ella misma (y a mi juicio abusa más del autoretrato que yo de los paréntesis o los guiones) capta perfectamente el tono perla de su piel y lo bonito que son sus ojos.

 

Utiliza una Canon 350D, ella suele ser su modelo y su página personal es esta, además de sus fotos en Flickr o su cuenta MySpace.

Ingrid

La segunda fotógrafa viene desde Inglaterra, y al contrario que Krisztina, ésta tiene pareja. Lo que me llama la atención de ella es su capacidad para crear detalles donde aparentemente no existen, y conseguir con eso una fotografía de concurso. Consigue sacar tomas de esas que evocan sentimientos. Si tengo que quedarme con algo en concreto, creo que elegiría sus paisajes, sus cielos y los coloridos suaves de cada una de sus capturas: la armonía general de cada foto.

Utiliza una Canon 400D, fotografía en exteriores y sin temática única. Ni idea de si mantiene un blog o alguna página aparte de sus fotos.

Visto en: Flickr, contactos.

 

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Fotografía Los píxeles del jueves

Los píxeles del jueves

Espejimismo en toda regla

Visto en: Flickr