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Relatos cortos de tintero

Un cuento por San Valentín

Al llegar a la comisaría y atravesar unas pequeñas oficinas donde reinaba el papeleo hacen esperar a la joven frente a una mesa algo apartada. A los siete minutos aparece una mujer, sin uniforme, pero con placa en la cintura:

Vale, Jucika Kulcsár, 24 años, calle Jalovcová número 32 segunda planta… Llevas un año aquí, ¿correcto?

-Sí, sí, todo… correcto.

-Bien, señorita Kulcsár, has atropellado a una mujer que ha caído al río desde el puente de Carlos. Según tengo entendido en bici. La mujer se pondrá bien, está en es hospital, maldiciéndote. ¿Qué recuerdas? -Pregunto con el interés mínimo

Pues…

-¿Ajá?

-Poco. Yo iba en mi bici, atravesando el puente, ¿no? Me despisté un sólo segundo y cuando me quise dar cuenta estaba en el suelo. Luego me trajeron aquí.

-¿Velocidad?

-Eh… pues entre peatones, nada deprisa.

-¿Por qué te despistaste? Deberías mantener la atención siempre en el trayecto… -Un compañero uniformado se acerca y entrega un dossier a la mujer. – Bueno… has tenido suerte, no has estado involucrada en nada con anterioridad y la mujer a la que echaste del puente no quiere nada, en fin. Cuando solucionen esto podrás irte, es tema de papeleo, será un buen rato. No puedes quedarte por aquí así que aunque no estés detenida tendrás que esperar abajo.

-Eh… ¿Abajo?

-Ahora te acompañarán al calabozo. ¡Mariò! -Gritó la teniente, y un chico apareció de detrás de una máquina de café, era el mismo que el que Jucika vio en el puente, lo que le dibujó una extraña expresión de felicidad en el rostro-. No está detenida, pero que espere abajo, en unas horas saldrá, dale un café o algo. Me voy.

Mariò recogió los informes de la mesa e indicó a Jucika el camino a las escaleras.

-¿Qué has hecho?

-Eh… atropellé a una mujer con la bici y cayó al agua.

-¿Eres la del puente Carlos?

-Sí, tú… estabas por ahí, ¿no?

-Eh… sí, sí, pero no me enteré de nada, debió ser más atrás de donde estaba. ¿Me viste?

-Sí, sí, me fijé en tú car… cazadora. Es… preciosa.

-¿Sí? ¿Te gusta? Gracias, es un regalo de mi pareja.

-Ah… Te queda… bien, es bonita, sí. En la cazadora de tu chica no me fijé, jaja. -Comentó Jucika sonrojada.

-No, bueno, ella y yo ya… bueno, terminó, ya entiendes.

-¿Sí? -Exclamó sonriendo-. Quiero decir, entiendo, sí… ¿estás bien?

-Claro, supongo que no tan bien como el desconocido aquél por el que me dejó, pero bueno. Sabes, ¿solemos ser los que vamos disfrazados de pitufo los que hacemos preguntas aquí, no los del otro lado de los barrotes?

-No, ya, jaja. Mi experiencia en este campo es nula, perdón.

-No pasa nada, dicen que siempre hay una primera vez para todo. Ahora porque no hay nadie encerrado, pero deberías saber que no puedes tener este tipo de conversaciones un guarda. De cualquier forma, no estás detenida, ¿quieres beber algo?

-No, gracias, estoy bien.

-Bien, vendrán a por ti cuando aclaren todo.

-¿Me quedo sola?

-Pues… ¡eso parece!

Y Mariò se largó, dejando a la muchacha entre la ventanuca y las rejas del sótano en lo que debería ser un soleado día de primavera en la República Checa.

6 respuestas a «Un cuento por San Valentín»

Ohhhhh… qué bonitoooo!!! Esto sí es una historia feliz. Me encanta que hayas elegido Praga, en serio. Y ¿tanto habías pensado? Me has dejado asombrada. Y los nombres? Y el diálogo? Me encanta, en serio, sobre todo lo de las marionetas ;)

En la pelicula… ¿quién haría de protagonistas?

Feliz Día para ti!!

Bonita historia =) Me gusta lo circular que ha sido, y sobretodo que salgan las cosas bien. Se me sale la sonrisilla con los finales felices.

Y a San Valentín, que le den (con cariño).

Me ha encantado tu relato, escribes muy bien. Los mios no son tan buenos como el tuyo, en fin…es lo que tiene ser de ciencias.

Yo tampoco tengo pareja, y bueno, la verdad es que a mí el día de San Valentín me la sopla. Mejor sola que mal acompañada.

La moraleja bonita y esperanzadora de tu relato es que siempre se puede encontrar a alguien donde menos te lo esperas…bueno, a ver si es verdad jajajajaja.

Besos gecko!!

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