Visto en: Flickr.
Mes: mayo 2008
Estaba cantado, ¿no?
Entre el cielo y el suelo hay algo
con tendencia a quedarse calvo
de tanto recordar.
Y ese algo que soy yo mismo
es un cuadro de bifrontismo
que sólo da una faz,
la cara vista es un anuncio de Signal,
la cara oculta es la resulta
de mi idea genial de echarte,
me cuesta tanto olvidarte.[…]
Olvidar quince mil encantos es
mucha sensatez.
Y no sé si seré sensato
lo que sé es que me cuesta un rato
hacer las cosas sin querer.[…]
Me cuesta tanto olvidarte.
Visto en: Youtube.
En época de exámenes toca ir a lo fácil, cuanto menos pensar, mejor, suficientes neuronas dejo inertes en los apuntes. Solucionas la papeleta escribiendo menos, escribiendo chorradas, colgados estupideces… sobrevives. Hay que ir a lo sencillo. Otro dÃa iré a lo que vende, para compensar.
Contaba yo con 12 años cuando me mordió, no se le podÃa llamar picadura, una tarántula hispanica, como ésta (no pongo la foto aquà por si hay algún lector con fobia). En la parte de la mano que une el dedo meñique con la palma. Era silvestre, y en principio no yo no veÃa más que una araña grande, pero por suerte habÃa alguien cerca que sabÃa bastante de arácnidos y pudo tranquilizarte con la frase: Tranquilo, sólo es una tarántula. Nunca metáis la mano desnuda en una zona donde os digan que ahà se mueve algo. Tampoco lo hagáis con guantes, yo llevaba uno de esos blancos, de plástico, y con el mordisco reventó para facilitar al animal quedarse enganchado a mi mano durante unos seis segundos.
En ese tiempo yo me quedé, al principio, sorprendido por semejante bicho que nunca habÃa visto fuera de la tele, o lo más cercano, dentro de una urna, estuve unos dos segundos -de esos que se hacen eternos- sin moverme, mirando fijamente a los múltiples ojos del bicho que cada vez apretaba más fuerte sus ¿dientes? contra mÃ. Luego ya reaccioné, soy palabrotero ahora, a los doce también, algo menos, pero si solté un «Â¡joder, que me está picando!»
Me dijeron lo que era, agité mi mano intentando que soltase hasta que al final me desgarró un pequeño trozo de piel y cayó al suelo, le dà una patada, voló un par de metros y se escondió, los dos estábamos asustados.
Me explicaron que la variedad no era venenosa para un humano (y que de serlo, la cantidad de veneno no serÃa tan grande como para preocuparse), inexplicablemente logró calmarme, asà que simplemente se me hinchó la mano, sangró levemente durante unos minutos y el resto: una buena anécdota y un viaje de vuelta en el autobús de la excursión de lo más entretenido.
Desafortunadamente, el peludo bicho no habÃa estado expuesto a radiactividad, me quedé sin posibilidad de soltar telas de araña desde las muñecas, subir edificios a saltos y besar a una joven pelirroja. Bueno, lo último está por ver.
Visto en: Béjar.
Visto en: Flickr.
Hasta hace no muchos dÃas yo era un feliz usuario de Google Reader, que simple como pocos, se limitaba a almacenar sus lecturas por orden alfabético, marcar las interesantes para verlas al final del dÃa (aunque terminase saltándome en bloque esta parte) y sin darle mayor uso que ese. Es cómodo porque me permite seguir las fuentes y blogs que leo desde cualquier sitio, y como a lo largo de la jornada utilizo varios ordenadores distintos pues fenomenal.
Por desgracia, se han sacado de la manga una funcionalidad que me ha trastocado completamente, las lecturas compartidas entre usuarios y su uso como envÃo de SPAM encubierto y las notas.
A grandes rasgos, me «obliga» a leer lo que otros quieren que lea. CuidadÃn, m’friend.
Esto está bien cuando lo que compartes es algo realmente interesante, hace unos minutos zetxek nos ha pasado un vÃdeo de Arguiñano (con lo que eso supone para mÃ) con el que da un claro ejemplo de la utilidad de la función, dar a conocer algo o divulgar algo que por sà sólo es bastante fácil que nos perdamos. Pero aún asÃ, lo he visto porque me lo marcaba como un elemento más pendiente de lectura. La opción que ofrece Google es ir al cuello y cargarte los contactos, algo un poco drástico (si hay alguna otra manera he sido tan sumamente bobo que no la he visto o comprendido).
Dicho de otra forma más vil, en lugar de darme opción (como hasta ahora) de poder visitar los elementos compartidos de quien yo desee, me obliga al menos a presentarlos por pantalla para fingir que les he echado un ojo.
El caos organizado es tal que no distingue si quiera de si lo compartido ya ha sido leÃdo por el usuario, es decir, si estando suscrito a Blogdecine leo algo sobre nuestra amada y queridÃsima cantante, digo actriz, Scarlett, y alguno de vosotros (como ha sido el caso) cree que debo volverlo a leer (una vez por cada uno que lo comparte), pues el obediente de Google termina haciéndome ver el dulce rostro de Scarlett tantas veces como sea necesario. Lógicamente no digo que todos estéis confabulados contra mà para que vea a esta chica tantas veces, pero desde un punto de vista más ladino, vil y económicamente hablando: mejor, cualquiera podrÃa dedicarse a marcar para compartir cualquiera de sus entradas (o de su red de blogs) con la forzada suerte de que al lector le (nos) toque releerla, con el doble de posibilidad de entrar en esa entrada y moviendo asà su ancho de banda, con suerte consiguiendo que alguien caiga en la publicidad y acentúe sus ganancias de una forma bastante rápida y simple tantas veces como quiera.
Sinceramente, estoy por crearme el máximo número de contactos que pueda y forzarlos a que me lean, asÃ, tranquilito mientras veo cómo lentamente va subiendo AdSense.
Visto en: Friends’ shared items.