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Lagarto

El chico que disfruta fregando

Aunque el título parezca que aquí comienza un relato ficticio lo cierto es que esto es real. Conozco a un chaval, de mi edad, con el pelo rizadete también, muy majo, que realmente disfruta fregando. El tío va, con todo su sex-appeal, unas gotitas de Mistol y ale, a echar unos minutos de relax mientras piensa en sus cosas y chapotea feliz en el agua.

Vamos, que sí, que creo que fregar es una acción infravalorada. Últimamente me toca pasar bastantes tardes solo en casa, empollando, y al recoger la cocina hay cosas que, en lugar de meter en el lavavajillas, prefiero lavar a mano. No preguntéis por qué, pero es un momento interesante en el que tus pensamientos y el sonido del frote del estropajo por las cacerolas ayudan a acabar con la dictadura del silencio.

Te fijas en los detalles, como que el friegaplatos Higiene Total lleva el dibujo de la Cruz Roja y el mensaje: 99.9% higiene. ¿Qué pasa, que un 0.1 por cien del contenido ensucia?

La parte negativa es que no es lo mismo limpiar dos cucharas que una olla, las primeras las limpias de pie sin mucho problema, con la segunda te tienes que dejar la espalda agachado por mucho músculo que le eches, eso lleno de agua son muchos kilos. Por suerte una vitrocerámica se pasa la mar de bien.

¡Qué cosas!

Visto en: Siempre que vuelvo a casa, me pillas en la cocina, todo embadurnado de harina…

20 respuestas a «El chico que disfruta fregando»

En mi casa es el momento padre-hija, y la verdad, lo agradezco y lo echo de menos cuando estoy fuera de casa. Así que de él saqué el gusto a limpiar cacharros y siempre acabo haciendo yo esa parte (lo prefiero mil veces a fregar el suelo, la fregona y yo no congeniamos).

En respuesta a Aeris, sí, sí. De lo contraio podría convertirse en la versión del amigo informático sólo que pringando con la limpieza. Esto me recuerda que tengo un post sobre el tema esperando su salida.
En respuesta a Bea, a mí eso me toca en la buhardilla, fregona más aspirador cada dos semanas.

Por cierto, tres comentarios y ‘casualidad’, tres chicas. Uhm…

A mi relajarme la verdad es que no me relaja, pero después de haber trabajado en un restaurante como «pringadete» y que me haya tocado bastantes veces fregar pilas enormes de platos, cuando estoy en casa y veo cuatro cacharros sin fregar no me cuesta nada hacerlo. A veces cuando friego a mano me da la sensación de que lucho contra el lavavajillas y que en vez de ser mi amigo es mi enemigo, aunque el no se lo toma a mal. :)

La clave del asunto es tener un rato para pensar, cosa que yo necesito con cierta frecuencia. En mi caso, tras dos años de vivir sin lavaplatos, ahora no lavo nada a mano, así me maten.

Se pueden utilizar otros momentos para meditar, a mi me gusta comer solo, sin tele ni nada, se piensa muy bien. También me va hacer punto, y mientras piensas, te haces una bufanda. Y no es broma.

En respuesta a ElGekoNegro, sip. Y hacer punto de cruz. Y si me apuras, me defiendo con el ganchillo. Todas ellas actividades más fáciles de lo que parecen, si tienes a alguien cerca que te pueda sacar de los problemas que te surgen cuando estás aprendiendo.

Y por otro lado, no sabes lo bien que quedas cuando le regalas a una chavala una bufanda y le dices «la he hecho yo».

Geko, ¿te puedo llamar la próxima vez que se me acumule una pila de platos para fregar?

Nota mental: El lavavajillas debería venir de serie con cualquier piso, como la taza del váter o la bañera…

P.S.: Aunque no escriba sigo leyendo.

En respuesta a Elia, claro, tienes mi número al otro lado de la tarjeta, debajo de donde pone Mr. KH7. Dame un toque cuando mejor (o peor) te venga.
P.S.: Así fregaba, así, así…
En respuesta a Fran, y me lo pasaría divininamente entre ideas, pensamientos, vértebras que se quejan y balletas. Vamos, mi cita ideal, ciertamente. ¿De qué color debería llevar las flores?

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