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Lagarto

Hoy pudo ser una gran noche…

Pero… su puta madre, su puta madre, su puta madre, su puta madre, su puta madre, su puta madre, su puta madre y su puta madre. Todavía no sé ni cómo ni por qué la cagué. Paciencia. Me agoto, me desquicio me desespero. Si es que de nombre Adrián y de apellido Gilipollas, joder.

Vale, seamos francos, me lo estoy jugando todo al negro y se acepta un sí o un no, pero, ¿cómo demonios se acepta un nada? ¿Cómo se acepta estar a punto de conseguir una respuesta y de repente desaparecer? ¡Pluf! ¡DESAPARECER! Sin decir nada… acojonante.

Dios, necesito aire o una bala en la sien… Vamos no me jodas.

Visto en: IM, y me río de lo de «visto».

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¿Cómo hago para...? Lagarto Pensando en alto Tecnología

El gustazo de hacer cosas para uno mismo

Aquí estoy una noche más, con mi baraja de cartas al lado, la cual barajo como método de reláx y si me aburro descubro la primera y última del montón para ver si ha habido suerte y tenemos un BlackJack, sólo me ha ocurrido una vez.
Esta noche (hace unos minutos) estaba pensando en el placer que supone programar para uno mismo, algo que llevo haciendo unos días con el lavado de cara del tema visual (a ver qué os parece ahora, aún se me resiste el font-size de los textos en el CSS). Muchos de los cambios que he llevado a cabo sobre el theme original los he hecho directamente sobre el código, sin plugins, es decir, pensando qué y cómo quería que quedase e intentando conseguirlo -así entendéis el resultado-, por suerte habéis dado pistas sobre lo mal que había quedado y eso me ha hecho reeditar mis líneas y ajustarme a lo que creo que os gusta más. No me seáis perros y comentad después de pasar por AdSense, gracias.

El primer sorprendido con esto soy yo, que me paso el día picando código, bien en C o en PHP/ASP/JavaScript y de repente me apetece ponerme a hacer (aún más) cosillas, en un terreno más mundano, es como si una doctora vuelve a casa después de aliviar los problemas urinarios de un anciano y hacer un tacto rectal al vecino del anciano (u otras cosas menos repugnantes) y al llegar a casa se encuentra con el hijo acatarrado, ¿me explico? Creo que sí.

Me figuro que ya os oléis lo siguiente… ¿a la doctora le molesta cuidar de su crío? En absoluto -contando con que sea una madre medianamente decente-. Porque al chaval le quiere, quiere cuidarle y que esté bien. Bueno, pues pues con el blog lo mismo. Intento hacerlo lo mejor posible en mis peleas con validadores de formularios, buscadores, conexiones con bases de datos etc, pero al llegar a casa me apetece seguir, con la mínima y sutil diferencia de no cobrar a fin de mes ver de qué soy capaz, y cómo funciona. Termino sintiéndome orgulloso de mí, me encanta. Soy yo el que disfruta haciéndolo y viéndolo trabajar.

Efectivamente, el ejemplo se puede extrapolar a cualquier oficio, no sólo del ámbito de la informática, pero hasta que no tenga Harley no podré poner el del mecánico que arregla y pone a punto su moto por el simple hecho de autorrealizarse. 20, me planto, ya ha sido mucha suerte.

Visto en: <? life ?>

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Lagarto

Más te vale no discutir con el jefe

Mi jefe me mira y me pregunta:

Él: Oye, tron -que en boca de alguien cercano a los 45 suena muy extraño-, ¿te queda mucho con eso?
Yo: Na… Acabando en tres… dos… uno. Lo tienes. Ya lo puedes probar.
Él: No. Recoge que nos vamos a casa.
Yo: Aún queda casi una hora…
Él: Ya, pero con el jefe no se discute, así que vete… ¿o es que no tienes nada más interesante que hacer con tu vida?

Visto en: siete y pico.

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Cine y TV Lagarto

Mi relación con Elisha Cuthbert

Hoy, que estoy vago y aquí es fiesta, voy a poneros los dientes largos con un affair que tuve con la hija de Jack Bauer. Bueno, en realidad, no.

Con Elisha me pasa lo mismo que con Scarlett, nos conocemos desde antes de que fuese famosa. Descubrí a Scarlett Johansson en una película para adolescentes sobre arañas gigantes hace muchos años en un pequeño cine. Por aquél entonces ir al cine, cenar pizza y llamar a tus padres para que te viniesen a buscar no superaba los 6€.
Y ahora la vemos compartiendo cama pantalla con otro bonito rostro.

Elisha Cuthbert


Seguramente Elisha os llamó la atención por ser La vecina de al lado, la vecina (sin novio) que todo hombre heterosexual querría tener, por supuesto, yo me incluyo. A mí me sorprendió más verla en Love Actually, una de esas películas que no consigo entender por qué me gustan. Pero ella y yo somos viejos amigos (ella seis años más vieja, todo hay que decirlo). Podríamos decir que desde la infancia (mi infancia).
La primera vez que me llamó la atención la canadiense fue cuando salía en aquél mítico y (a mi juicio) maravilloso programa titulado: El club de medianoche. Un grupo de amigos que se juntaban junto a un fuego para contar historias de miedo. Podéis imaginar qué tipo de niñez tuve sólo viendo los programas a los que estaba enganchado, pero en serio, me parecía un programazo, y, si no fuese por mi casi-nula imaginación para el terror, hubiese montado un club plagiando todos los detalles, hasta llevando a mis infelices amigos al bosque (con los ojos tapados para que no puedan descubrir el camino de vuelta) y narrar hechos no confirmados sobre apariciones fantasmagóricas. No sé, suena tan becqueriana la idea que no hace otra cosa que encantarme (aún hoy).
Por supuesto, si hubiese sido posible, también intentaría tener en mi club de noctámbulos una rubia como la de la foto.

La verdad es que no soy, ni de lejos, un experto en cine, así que salvo en telenovelas sudamericanas las actuaciones me parecen iguales. Quiero decir, si ahora viene uno diciendo que esta chica no sabe actuar o no hace los papeles creíbles seguramente tenga razón, pero es que a mí Jack Nicholson me parece igual de histriónico en Infiltrados que en Batman. Así que me fijo en lo que me fijo. Sí es cierto que Matt Damon o Kevin Spacey me parece que lo hacen con muchísima naturalidad, pero aún así no entiendo nada de este tema.

Para ir finalizando, a ver si termina algún proyecto decente pronto (no como La casa de cera -¡con Paris Hilton!- que fue ridícula pero entretenida), y siendo hoy San Jorge, Jordi, o el día del dragón (suena muy D&D, ¿no?), deberé regalarle una rosa a la rubia.

Visto en: Elisha Cuthbert en IMDB.

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Cómics Cine y TV Lagarto

My Real Folk Blues

Los dos últimos episodios resultan clave en la serie Cowboy Bebop, resuelven gran parte de la trama personal de Spike, el indiscutible héroe de la historia doblado por Pera (Woody Allen), donde se descubre bastante del pasado del personaje, guerras en las que participó y la chica que amaba, estos episodios son The Real Folk Blues (parte I y II).

A menudo me identifico bastante con este hombre de pelo verde, aficionado a los billares, el tabaco y el whisky. Yo prefiero la cerveza y no fumo, pero no rompamos la magia. Supongo que todo hombre se ve reflejado en algún personaje de ficción alguna vez. Junto con John Blacksad, mi alter-ego favorito es Mr. Spiegel.

Solitarios, tristes, ingeniosos y se creen autosuficientes, ¡ese soy yo! Lo duro es ver que me he peleado muchas veces pero nunca he luchado por nada. Siempre he confiado en mi suerte y me ha acompañado. Ayuda que haya decidido olvidar la mayoría de los golpes donde no estaba. Pero por una cosa o por otra, siempre he conseguido salir adelante, no hundirme y espabilar lo justo como para mantenerme a flote, sin resaltar, siendo consciente de dónde estaba y de cómo había llegado hasta ahí, o de por qué no estaba donde quería estar.

Ya lo he comentado varias veces por aquí, pero no por ello deja de seguir siendo cierto, ando tan ocupado que no me entero ni de lo que hago. Ni de lo que quiero. Hasta esta semana. Me estaba comiendo la cabeza por una dama, ¿qué cosas? ¿verdad? Y, efectivamente, es un tostón. Un coñazo y una gran fuente de aburrimiento. Pero las ideas se desvanecían en minutos cuando volvía a echar una leve mirada al reloj: anda, corre, subnormal, que pierdes el bus. Si ni siquiera tienes tiempo para ti, ya me contarás cómo compartirlo con alguien, ¡gilipollas!. Mis conversaciones cerebrales son de este estilo, no os extrañéis, seguro que las vuestras son semejantes, a lo mejor no os insultan, pero son del palo.

De esto que hice algo que siempre se me ha dado mal: pensar fríamente, y conseguir darme cuenta de que ¿hay algo mejor en lo que pensar que no sea en una chica? Quiero decir, vas por la calle, con tus cascos, camino Dios sabe dónde -yo no se lo he preguntado-, a tu maldita bola y vas pensando, ¿qué habrá para cenar?, ¿llegaba hoy el paquete de Amazon?, ¿para cuándo era lo de C? Uf, qué mal rollo… C… me queda tinta en el boli, ¿no? sabía que tenía que haber cogido uno de casa… etc. Bueno, antes yo iba así, dudando de banalidades o temas totalmente triviales si lo comparamos con otros contextos. Ahora, Dios sabe por qué – o a lo mejor no- me dedico a pensar. ¿Se acordará?, ¿qué estará haciendo?, no, seguro que eso no -sonrisa-… Y vuelven mis discusiones neuronales, como un angelito y un diablo que merodean y pasean en círculos por mis hombros: Dile algo, de perder, no pierdes nada. Dice el del tridente. Déjalo, está lejos, se buscará su vida y tú sólo podrás joderlo más. Replica la sensatez disfrazada de ángel.

Y así hasta llegar a clase, la oficina, o el Borland.

La mención al Real Folk Blues venía a cuento de esto, ¿Sabes cuántas Julias hay en el universo, Spike? Es una de las frases que utiliza Jet para intentar retenerlo en lo que sería una búsqueda sin sentido -aparentemente-. La idea del vaquero que monta a Swordfish II es clara, no importa cuántas Julias haya en el universo, ni si quiera importa que la que vaya a buscar sea su Julia. Pero si lo era, él estuvo ahí y no habría hecho nada. Tenía que arriesgarse.

Tenía que luchar, porque lo único que podía perder era tener todo por ganar. Aunque para ello tuviese que ser más capullo por un tiempo. Creo que lo tengo decidido.

Visto en: Cada día estoy más seguro, el mejor anime jamás creado.