Categorías
Lagarto Pensando en alto

¿Qué se celebra exactamente en un cumpleaños?

La verdad es que cada vez entro en el panel de administración de WordPress con más añoranza y menos entusiasmo. Pero entro. Supongo es un simple reflejo de mi estado anímico. No ando muy fino, ciertamente. Lo llevo arrastrando un tiempo. Sonrío y ya parece que pasa, pura farsa que cantaban The Killers. Hablando de canciones, esto iba a ser una entrada de lo más simple, titulada «Cua cua» y, en el cuerpo, las primeras estrofas de Animal Bar, «Never 21 when everyone’s a sailor, coming up strong at the Animal Bar, ever loving mug of Mr. Norman Mailer, turn another page at the Animal Bar». Son unas líneas cargadas de simbología desde mi punto de vista. Se acaban los veintiuno, edad con la que ya se te considera mayor de edad en muchos sitios y puedes beber alcohol, en un bar, y Norman Mailer es el escritor del libro al que más referencias he hecho en mi vida -y no he leído nunca- que se titula «Los tipos duros no bailan». Termina con un solo de guitarra de Frusciante, estilo rock progresivo, dulce. Paso página, at the Geko Bar.

Ya está, dos patitos (en cosa de menos de una hora). Y me van a felicitar, y yo he dicho que me iba a dormir porque no me apetece nada ser el centro de atención por cuestiones de calendario. Y hoy me han preguntado cómo es que no me he suicidado ya. Y creo que iba en serio. Risas y miradas cómplices de cara a la galería. A la puta galería.

¿Qué mérito tiene? ¿Qué es lo que hace especial un día tan tonto, donde madrugas, te duchas, coges un bus si un grupo de subnormales sindicalistas no decide intentar romperle las lunas en nombre de la libertad, arrancas el maldito Eclipse y te pegas con el mismo muro desde diferentes ángulos hasta descubrir que la puerta se abre en el otro sentido, prometerte con los dedos cruzados que luego pasas por clase y vuelves a casa? ¿Qué? ¿Una tarta? Ni siquiera me gustan. Porqué he de agradecer que me feliciten no lo sé. Protocolo y concordia, diremos. No me apetece, no es especial. Se celebra el día que nací, es que no lo entiendo, ¿qué tiene eso de especial o misterioso que requiera una puta celebración? Ni zorra. ¿Que he llegado a los 22 si no muero antes de las doce? Sé que no, pero mi pesadez mental no me deja parir más ideas u opciones. Ni siquiera sé porqué nací. En aquél momento mis padres no estaban buscando otra criatura que mantener, ya veis qué celebración. «Eso no tiene nada que ver». No, pero es mi texto. A callar.

Hablando de padres, tiene sentido que se les felicite a ellos. «Oh, muy bien, habéis tenido y criado a un chico sano y cuerdo -al menos hasta los 22-, felicidades, seguro que no ha sido facil». ¿Pero a mí? ¿He hecho algo? ¿Yo? ¿Por ser mi cumpleaños? ¿Por ver a gente a la que ni intereso fingiendo que me desea lo mejor? No lo pillo.

En fin, que a no ser que hayas comprado una tele Toshiba, a partir de este precioso y espero que lluvioso día te toca empezar a pagar el trasto. Así me recuerda la gente.

Cua cua. Sin enlaces ni negritas.

Visto en: 30 de Septiembre de 1988.

Categorías
Citas y frases

www.amamom.co.uk

Enséñame la lista esa de deseos que ya en nada es tu cumpleaños.

Mi madre.

Visto en: Amazon.

Categorías
Lagarto

Cocinar

Aprovecho que tengo tiempo para dejar de dormir (y algo que escribir) para sumar un post más a esta sucia biblioteca. Ya dije que lo de lavar platos lo llevo bastante bien, sobra decir que, como a todos, me gusta comer, vamos, eso de sentarte y hale, a zampar, pero si seguimos dando marcha atrás a la película y vemos toda la preparación de la comida ya suena la alerta de la pereza. Impresionante que para cocinar cualquier plato haya que hacer tantísimas cosas. Mirar a ver qué hay, qué se puede hacer con ello, qué falta… No, no me gusta. Podría vivir a base de bocatas. Cuando digo esto no me refiero a que sobreviviría gracias a ellos como recursos, sino que no tendría problema en alimentarme únicamente de bocatas aun existiendo otras alternativas. Eso no hace que, encontrarme casi a diario con estas otras variedades culinarias me parezca requetebien y lo agradezca.

Hay por ahí un libro, y cuando digo «hay por ahí» no me refiero a Amazon sino a «por casa», que se llama algo así como 500 recetas para microondas. No las he contado. Haré un acto de fe más y tiraré para adelante con este absurdo tema, buscad en Google, seguro que aparece. Parece fácil. «Para microondas». Suena como «Arzak for dummies». Resulta tan accesible, ¿verdad? Realmente lo que haces no se parece a lo de la foto en absoluto, como en el McDonalds, la lechuga está desperdigada, el pan aplastado y no hay ningún negro sonriente en la realidad. Es todo un timo. Bueno, sinceramente es mucho más sencillo de lo que parece en un principio, pero por mucho que rebajen el nivel no deja de ser un coñazo, sobretodo, como digo, para una persona acostumbrada a la cocina de supervivencia: pasta, patatas fritas, filetes de ternera a mayores de cualquier cosa preparada de antemano. ¿Alguna chica se anima a tener una cita conmigo después de saber esto? Fuera bromas, cocinando no me manejo, pero con el taladro soy de los mejores. Insertar broma percutora. Todo un encanto. Es una pena porque los muebles de cocina me atraen, es una de esas tonterías que, nada, simplemente andan por ahí escondidas. Como lo de los frigos.

Belling DB4 dual fuel range cooker

De verdad que soy desastroso, ahora que paso bastante tiempo solo esta mierda tan perfectamente hundida durante décadas (dos) está aflorando feamente, tanto como que suelo preguntar a la gente de la oficina qué podría hacer con X e Y, a lo Coldplay. Además a saco, «He visto que en el frigo tengo una bandeja de poliestireno expandido con setas, ¿eso cómo se hace?» Y voy y las hago. A mí de esto no me quita ni David el Gnomo, ¿eh? Ahora, que aquello sepa mejor o peor ya es la mar de discutible. Y aquí viene el problema, cuando ves que lo intentas (por encima) y lo que haces está peor que un bocata de chorizo de Pamplona Kiliki, pues paras en seco, tiras de freno de mano y un trompo después vuelves a lo amado y conocido. Así hasta que te aburras y cambias a cualquier otro producto made in Jamón. Sin problemas.

Miento, hay uno. No tengo tiempo para comer, literalmente, esto de la jornada partida es una jodida porquería, de veras, no aprovechas nada, hora y media para ir a casa, preparar algo, comer y volver dependiendo de los autobuses urbanos, ¿en serio? Es de locos. Cuando la comida está preparada, bien (dentro de un orden), como, discuto amistosamente con mi madre y me cepillo los dientes en algo así como 10 minutos. Flash Gordon me estudia. Así que mi mejor opción es quedarme a comer por el centro, como los ejecutivos, o llevarme un tupper, como Patricia Conde vestida en los anuncios de ensaladas (minúsculas, por cierto), que eso no es de artistas, es más bien de pobretones cursis que rehuyen del papel de albal que cubre la parte inferior de un bocadillo, eso nunca le pasará a un obrero piropeador, aunque he de decir que los albañiles extranjeros (sudamericanos, africanos, rumano-búlgaros) no dicen ni medio «guapa» aunque desfilen los Ángeles de Victoria’s Secret delante de sus jodidas llanas, el ministerio correspondiente debería hacer algo al respecto ya, tanto rollo con la mujer, la mujer, la mujer, y luego se olvidan de lo más básico, no me jodas.

Debo ser de otra generación, más nueva, más guapa, más preparada que dicen en el telediario, que cuando llegamos a casa nos encontramos en la cocina, embadurnados de harina, con las manos en el teléfono y el número de Telepizza. Ni secretos ni masas. Algún día, lavadora vs secadora. La cruenta lucha final.

Visto en: Entre fogones.

Categorías
Lagarto

La bocina de Johnny Weissmuller

Soy de esa clase de personas que madrugan. Antes no, lo reconozco, pero ahora, por un cambio inesperado en el guión, sí. Entonces me meto en la cama (solo) más o menos pronto. Me quedo roque y hasta el beep beep del despertador. El problema es que debe haber un vecino nuevo por aquí, o vecinita, no lo sé, que cuando llega a casa, de noche, hace sonar el claxon de su coche (pequeño y blanco como una mancha de semen en una falda) que tiene por sonido el «Ahhh… ahhhhh» más potente grabado nunca sólo por detrás del comienzo de Inmigrant Song.

La primera vez te hace gracia.

La segunda piensas, «Ah, el simpático de ayer».

La tercera cambias a, «Ah, el gracioso de siempre».

Y a partir de ahí ya es «Joder, el subnormal de Tarzán». Manda cojones, por favor. Hortera de mierda. Sólo te fatan unos cuernos en el morro de un Cadillac color crema.

Visto en: Ahí abajo.

Categorías
Apple ¿Cómo hago para...? Lagarto Móviles

Consigue un iPhone 4 32GB GRATIS, ¡funciona!

Tan alarmante título de un post sólo puede servir para atraer lectores nuevos. No os preocupéis. Será una entrada relativamente convencional. Veréis, esto es completamente real por mucho que suene a cuento chino, porque todos conocemos a alguien que le ha pasado, que dice que es verdad y tal, pero la parte sensata de nuestra mente se resiste a darle el visto bueno. Yo era uno de ellos, hasta que me lancé a la piscina.

iPhone gratis con Movistar

Procedimiento Robin Hood

Últimamente realizo más llamadas, antes todas las hacía por la tarde y mi consumo con suerte llegaba al mínimo del contrato (9€ más IVA). La última factura subió hasta los 61€. No me daba la beca para pagar a Movistar. El motivo era simple, llamadas fuera de horario a diferentes operadores, un ejemplo; llamé a un teléfono Orange una mañana y me cobraron 4,4€, por 7 minutos. Me parecía insostenible pues el volumen de llamadas no era realmente exagerado. Con estas, empiezo a mirar las ofertas de otros operadores y recaigo en Simyo, por iniciar la portabilidad ya te intentan levantar 10€, pero me habían hablado mejor de ella que de Yoigo, así que introduje unos datos bancarios y a esperar. «Bienvenido a Simyo». Eran las dos de la madrugada.
La mañana siguiente recibí un SMS de Movistar advirtiéndome de que la portabilidad estaba en curso, me facilitaron un teléfono gratuito para realizar consultas (el 224470). Llamé. Me comunicaron que la portabilidad en cuestión sería denegada porque se comenzó con un DNI diferente al del titular de la línea (que es mi padre, yo soy «sólo» quien paga la factura). Esto, pese a todo, es muy tranquilizador ya que se te quita el miedo, a malas, te quedas como estás. Inmediatamente después me preguntaron si sería tan amable de especificar el motivo del cambio y yo, muy educadamente, le puse el ejemplo de esa llamada a una línea Orange. La telefonista, muy complacientemente me dijo que tenía razón, era un disparate esa tarificación, e inmediatamente igualó la oferta de Simyo (6€ de consumo mínimo, 8 céntimos el minuto y los mensajes, más los 15 céntimos del establecimiento de llamada a cualquier hora del día sea móvil o fijo). A mí me pareció bien en principio y aunque ella diese importancia a los años que llevo en la compañía (entre 8 y 9, parece mentira) insistió en querer premiar la fidelización de su cliente, al ver que hacía casi cuatro años que no cambiaba de terminal me ofreció uno, antes de nada, por supuesto, preguntó por mis preferencias. La respuesta fue clara, «Ahora mismo, o un iPhone o Android, pero por puntos se me suben mucho…». Su respuesta, deliciosa y literal, «No se preocupe, yo lo consulto… mire, el iPhone 4 de 16GB se lo puedo ofertar por 0€ aunque no lleguen sus puntos… ni de lejos, el de 32GB por 109€, ¿le parece bien alguno de ellos? Ya sabe que incluye tarifa de datos, 15€». Pedí un tiempo para pensarlo mientras me limpiaba las babas para consultar a la familia toda la operación y la verdad es que se sorprendieron también.
Esa misma tarde llamé y tras muchos cortes de la línea (y una comercial gritando, «¡FUEGO… EXTINTOR!») conseguí hablar con alguien que tuviese acceso a mis datos. Mi intención inicial era pagar los 109 euros del modelo grande porque así podría meter la misma cantidad de música que tengo en el iPod, sólo que funcionando el estéreo. Sin embargo, al preguntar por él me pusieron en espera y, de nuevo para mis sorpresa y tras veinte minutos de reloj, me dicen que gratis, o como está escrito en su normativa, «Ofertado a 0€».

Recibí un SMS confirmando la cancelación de la portabilidad, el alta en el nuevo contrato (que se llama Profesional 8) y otro más con un código para recoger gratuitamente un iPhone 4 de 32GB en una tienda Movistar.

Al día siguiente, al ver el éxito cosechado, mi hermana quiso cambiar de teléfono y de contrato desesperadamente e intentó la misma jugada (salvo que iniciando el proceso en la web de Yoigo). Cuando tuvo que ponerse en contacto fue demasiado brusca y directa de forma que sólo tuvo opción de saber que la portabilidad se cancelaría. Un minuto después llamé yo, de su parte, y conseguí el mismo contrato y la opción de cambiar de terminal (en su caso, tras unas vueltas, se decidió por un Sony Ericsson Xperia 10 mini). Así que si deseas saber cómo conseguir un Xperia 10 gratis, éste es tu post. Por cierto, es un terminal con Android que va realmente fluido, muy majo.

La motivación estaba cristalina al final, Movistar llevaba años sangrándonos de más (el contrato de sólo de tarde debió caducar hacía seis años según me dijo la operadora) y ya era hora de cambiar las tornas. En el caso de mi hermana no había puntos con los que conseguir un teléfono (se acumulan con el consumo de toda la familia) ni nada a lo que agarrarte si quieres hacerlo «de legal». Eso fue lo que más me sorprendió y enfureció, indicaba que llevaba años haciendo el primo. Ahora mi madre está haciendo lo mismo. Un compañero de la oficina igual. Culo veo, teléfono quiero.

Puntos a tener en cuenta

Lo que en principio iba a haber sido una portabilidad real de Movistar a Simyo se quedó en un amago de portabilidad más. Perdón, un exitoso amago de portabilidad. No me quiero explayar mucho pero veo necesario dejar unos puntos bien claros basados en mi experiencia.

  • No tengas miedo. Hay gente a la que le cuentas esto y dice, «Vale, tú porque tuviste suerte, ¿y si lo hago y no me llaman?». A ver, repito, lo facilitan, automáticamente recibes un mensaje de texto instándote a que les llames. No tienes que esperar nervioso a ver si se ponen en contacto o no porque simplemente, sí, lo hacen.
  • Para cancelar la portabilidad (y quedarte con tu terminal nuevo y tu contrato nuevo en tu compañía vieja) debes enviar un fax. Si no son tan cutres, te grabarán un pequeño interrogatorio y ellos se ocupan de todo sin problema (este método utiliza Movistar y he de decir que es cómodo).
  • Ojo con la permanencia, infórmate bien de si aún les debes algo o no a los actuales dueños de tu alma, si te quedan menos de nueve meses pagas una multa.
  • Por normativa, los comerciales no pueden ofertar ciertos descuentos o contratos salvo que se haya iniciado una portabilidad (llamad al 224470 y preguntad por el Profesional 8), y además las ofertas cambian dependiendo de si se trata de una portabilidad a una «grande» como Teleline, Airtel o Amena o bien a una de las nuevas y minoritarias como Yoigo, Simyo, Eroski móvil… Les interesa más repartirse el pastel entre ellas tres, intentando que las nuevas no consigan clientes nuevos, ya sabéis qué tenéis que hacer.
  • Si pides un teléfono y te dicen que no lo tienen, no insistas, no trabajan con ese modelo. Y no hay más.
  • Los telefonistas son personas, puedes caerles bien o puedes caerles mal, ellos no regalan nada, la compañía telefónica sí. Esto quiere decir (yo he sido comercial como creo que todos sabéis), si, como hizo mi hermana, entras a saco y apenas mascullas un «Hola», olvídate. Tienes que ser amable, facilitarles el trabajo, que les de gusto hablar contigo y así conseguir que realicen las preguntas mágicas como «¿Por qué quiere cambiar de compañía?» o «¿Qué más le ofrecen en la otra compañía?».
  • Los puntos de consumo acumulados no importan. Nada. Si has sido bueno como menciono, les dará igual si tienes miles o ninguno, ellos te preguntarán cuál te gusta. Por supuesto, si te pueden vender (aunque sea gratuitamente como mi caso) uno que requiera forzosamente plan de datos, lo intentarán. También, un móvil así sin plan de datos no se aprovecha.
  • Una factura de un terminal con un costo total de más de 700€ y un descuento de la misma cantidad es ridículamente divertida.
  • Que un teléfono de 700 pavos carezca de confirmación de recepción de SMS y debas recurrir a este código me parece una gitanada de proporciones bíblicas, como todas las que suele protagonizar Apple.

Y así es cómo conseguí un iPhone 32GB gratis con Movistar. De verdad que si no tienes permanencia merece la pena el intento. Y realmente creo que dejando esto por escrito y compartiéndolo con los navegadores más usados no sólo recibiré alguna visitilla más, sino que ofrezco un servicio a la comunidad, como los raperos ricachones que son condenados a recoger latas de Coca-Cola en una cuneta. Pero con estilo.

Cuando escriba cómo conseguí a Lady Marian sí que lo vamos a flipar. Yo el primero. «Verdad verdadera».

Visto en: 1004 y 224470.