Categorías
¿Cómo hago para...? Pensando en alto

Envolvedores de regalos callejeros

No necesariamente callejeros, pero así alivian el tráfico de los centros comerciales. Siendo claros, ¿no pueden contratar a un par de jóvenes unas horas al día cerca de las zonas de compras para envolver regalos? Al igual (una forma más de decir «así como», «del mismo modo», etc, no dejes de aprender) que hay puestos de castañeros que te cobran 4 eurazos por 12 castañas, de las cuales 3 están malas cada 200 metros y sólo aparecen durante unas fechas concretas, ¿por qué no dan licencias a esta gente? 50 céntimos por paquete. Yo más feliz que nadie. Se podría normalizar, con su seguridad social y todo eso. Es lo mismo que hacen en algunas grandes superficies, que ponen a chicas sólo para envolver regalos. Se crea empleo, hostia.

Vale, pensaréis que a qué viene esto y otros ya se habrán imaginado que no me desenvuelvo del todo bien con el papel de regalo y el celo. Bueno, en efecto, siento desilusionaros, es cierto. En el bricolaje me defiendo, taladros, electricidad, etc. Pero para hacer cosas bonitas… en fin, digamos que hago cosas. Esta tarde he ido a Casa, que imagino que conoceréis, y mi idea era comprar una caja, meter otros regalos dentro de ella y que la dependienta me lo envolviese tal cual, algo que ya me han hecho en otras ocasiones sin ningún tipo de pega. Parece ser que con todo el jaleo navideño están hasta el culo y necesitan pasar a la gente por caja a mayor velocidad, «Ahora no envolvemos, te doy el papel y lo preparas tú, ¿vale?», dijo la chavala sin esperar una respuesta. Mi respuesta estaba clara, «Chavala, ve llamando a Churchill que acabas de declarar la Tercera Guerra Mundial». La última vez que intenté envolver un regalo fue hace cosa de 6 años, en un Eroski, la bochornosa escena terminó con una simpática anciana haciéndome el favor.

No ha quedado mal, a ver, las cosas como son. No era difícil, se trataba de una caja, vale, pero… en los pliegues (sobre todo el los laterales) hay más celo que papel. Y os aseguro que sobraba papel. No me miréis así, el resto de tíos que tenía cerca iban igual que yo. Menos uno. Supongo que estas cosas sólo se le da bien a las chicas y a los hombres con una camiseta de Hello Kitty. Y yo diría que esa camiseta era cara. Mr. Bean se defiende de puta madre, es la esperanza de los heteros.

Lo he conseguido apañar. Voy a confiaros un secreto. Los tíos, como acabo de decir, difícilmente somos capaces de conseguir que quede bonito. Pues lo haremos entrañable, que es más fácil (y más rápido que intentar que quede bien, esto es matemático, a más tiempo empleado en colocar bien el papel, más nerviosos nos ponemos, más nos aburrimos y peor nos sale, tiene lógica, todos nosotros destrozamos el papel en cuanto nos dan un regalo, la presentación nos parece superflua, no es una tía buena un sábado por la noche, ahora nos importa el interior -independientemente de si hay ropa interior o no, guiño, guiño-). Necesitamos, o al menos he necesitado, un rotulador. He optado por el infalible e inmortal Edding 3000 (porque no era papel realmente, sino que estaba plastificado). Estos rotuladores son la hostia, no tengo ni idea de de dónde han salido y además los tengo en una enorme gama de colores que van desde el negro Usain Bolt hasta el negro Tyson. Todos.

Y pinta un lazo (que es más sencillo que coger tela, cuerda… cosa… y hacerlo), adjunto una fotografía desenfocada como modelo.

Lazo en regalo

Voilà.

Aprovecho para decir (y así os cuelo un párrafo más) que este será seguramente el último post de 2009, si la mafia rusa lo consigue, tal vez el último post. A secas. Esto quiere decir dos cosas, que no llevaré a cabo una inocentada (y me jode, porque la que tenía preparada era realmente cojonuda y con ella conseguiría ganarme vuestro odio más absoluto) aunque no debéis preocuparos por Nada Nuevo pues es algo que  Mr. WordPress, Aloisius y yo tenemos controlado; y dos, como nos conocemos más o menos todos y a pesar de que no me muevo mucho por otros sitios de internet me hago querer, os deseo un feliz 2010, ánimo, que estrenamos decena.

Visto en: En la Puerta del Sun… como el año que fue…

Categorías
Pensando en alto

La inexistente descendencia de Papá Noel

Quiero dejaros, a modo de felicitación navideña -sin importarme ni vuestra religión ni vuestras costumbres familiares pues más o menos lo celebramos todos- una pregunta que viene más que al hilo sobre este, en teoría, simpático y bonachón personaje. Además, que no voy a estar muy pendiente de internet durante unos días. La pregunta es, ¿por qué Papá Noel es «papá»?

¿Se le conocen hijos? No, de hecho, el origen del personaje, antes de que le hiciese el lavado de cara la gente de Coca-Cola al prota de un libro, era un santo, San Nicolás.
Vale, bien, pues resulta que hay truco. Papá Noel no deriva de San Nicolás. Son personas (o así) repartidoras de regalos altruistamente y diferentes que fueron mezclándose (algo que no gustó a gente como Tolkien, quien ya escribió sobre él, por cierto).

Da igual, ¿Father Christmas (que iba de verde) era realmente father? Bien, pues no. ¿Por qué le llaman así? Ni zorra, me aburrí de buscar. ¿Por qué no es padre? Fácil, hay chicas a las que les pone cachondas un tipo disfrazado de «Papá» Noel, si no es padre está claro, «Papá» Noel es impotente. Da regalos a otros niños porque él no puede tener los suyos propios.

Feliz Navidad. Jou, jou, jou.

Visto en: Fun, fun, fun.

Categorías
Pensando en alto

Sorteo Extraordinario de Navidad 2.0

Con suerte alguno de mis lectores se ha convertido millonario, yo no, clic al AdSense. Quiero pensar que ya habéis adivinado por dónde van los tirones de este, previsible, me-cago-en-la-leche-post. No soporto a los niños de San Ildefonso, no entiendo qué tiene de vistoso el sorteo en sí, no comprendo a la gente que descorcha el champán y sale a la calle porque ha ganado 200 euros y me da miedo tener un décimo premiado y olvidármelo por ahí o dejármelo en el pantalón que he echado a lavar.

10011000111010110

  • Los niños de San Ildefonso. Ayer intenté no ver el conocido sorteo porque, de verdad, escuchar la misma cantinela una y otra vez me da dolor de cabeza. Pero lo que me preocupaba no era eso, sino los chavales, que sí, que van vestidos de uniforme de colegio de monjas pero cuando miré la tele vi a una niña emo y a una latin king. No he visto a quienes hayan dado el gordo y como ya ha pasado la fiebre, eso que me ahorro. A parte están los padres, que se siente orgullosos de que sus hijos den un premio. ¿Soy el único a quien esto le parece una soplapollez? Si de verdad es aleatorio no sé cómo puedes estar orgulloso de algo así. Estadísticamente es muy difícil que tu crío diga «3 millones de euros». No veo el encanto que se les supone a esta panda de chiquillos de voces agudas y apariencia terrorífica.
  • El sorteo en sí. Parece sensato que apostar al caballo ganado sería lo mismo que coger todos los números que han tocado y ver la terminación que más se repite, al menos para intentar asegurar «lo puesto». Un simple ejercicio de estadística. Afortunadamente es algo inútil ya que realmente todos los números están en el bombo y la probabilidad de que salga tu décimo (con cualquier premio) es remota, una entre 1787. Al hilo de esto no entiendo cómo hay personas que ven normal gastarse 100 euros, 200 o mucho más en lotería sabiendo que difícilmente pueden, si quiera, recuperar la inversión y le parece una locura y una tontería apostar euro y medio en Bet & Win, o como se llame ahora, a que un partido de fútbol acabará con un resultado determinado, cierto que la ganancia es menor, pero es más fácil controlar los resultados plausibles ya que el azar pierde identidad. Pese a todo esto entiendo que la presión social, ingrata influencia que tanto nos atañe a nosotros humanos, del «Sí, hombre, me voy a quedar yo sin probar suerte, quita, quita, que luego mi vecino se compra un Audi y se vuelve insoportable» consiga reunir tantísimo dinero y genere tanta ilusión (y lo poco que dura, ¿eh?).
    Otro aspecto que no logro entender es el del horario del sorteo. Por la mañana, con gente trabajando o haciendo sus compras navideñas. Un programa así, que sabes que hará que millones de personas vean la tele, es carne de prime-time o, como poco, de horario de concursos (a eso de las 8), cuando la gente ya llega a sus hogares y puede verlo en familia. Como el mensaje del rey, que, al fin y al cabo, lo de la lotería también lo ponen en todas las cadenas.
    A esto habría que añadirle un par de puntos que descienden directamente del sorteo, primero, comprobar los boletos es un proceso lento (hoy se venderán tiradas de periódicos con un «Especial con todos los números» y habrá alguna paginilla por ahí que, previa introducción del número, muestre si ha habido suerte o no. Y, por otro lado, la gente que celebra saltando que en ese pueblo ha tocado algo, comienzan a saltar justo cuando llegan los de España Directo o similar, y se gastan más en la celebración que lo que les puede haber tocado. Llamadme raro, pero 300.000€, el gordo, no te solucionan la vida. Vamos, adiós a la onírica idea de comprarte una isla en el Pacífico Sur y jubilarte en ella. Con suerte pagas la hipoteca y haces algunos cambios en tu vida. Por supuesto que es una gran ayuda, no lo dudo, es una inyección de liquidez excepcional porque no tienes que quitarle impuestos como al bote de Pasapalabra, pero se queda en eso, una ayuda.

Explicado esto y sumándole el miedo que confieso en el primer párrafo os explicaré, mis muy fieles, bonitos, guapos, simpáticos y cariñosos lectores, cómo modernizar (de una puta vez) el sorteo navideño más famoso del mundo (y lo digo en serio).

Primero, bajar le precio de cada décimo a 10 euros, creo que se vendería más, tanto a la gente que suele comprar por tradición como a los que nunca se han animado. El mayor número de ventas podría superar la cantidad de dinero que se lleva la Administración por lo que se podrían aumentar no el número de premios pero sí la cuantía de los premios grandes. Nada de vender la moto de que se dan 3 millones de euros, que sean premios directamente al décimo, un premio gordo de 500.000 (al décimo) y cinco premios menores de 100.000 (al décimo). Para sufragar esto pueden fumarse muchas pedreas, que, de verdad, la diferencia entre no ganar nada y que te caigan 100 eurillos es una sonrisa fugaz porque apenas te da para invitar a tu familia en un restaurante decente. Si te toca la lotería que te toque en condiciones.

El concurso podría retransmitirse por televisión o no, pero, por favor, que supriman a los chavales falsamente educados. Diría que sería mucho más rápido emparejar números con premios informáticamente (yo mismo tuve que hacer un programa que simulase un sorteo de Navidad) pero, por supuesto, si lo quieren poner por la tele lo bonito es ver a gente al lado de bombos, a mí me toca las pelotas, pero claro, los yayos se te tiran al cuello si pones una pantalla en la que salen todos los premios en un segundo (porque claramente «eso está trucado», y sería realmente tentador). Pero liberaría de una pesada carga de tres horas televisadas con estúpidos niños cantarines que son más famosos por sus voces que por sus logros académicos.

Si, de casualidad, me hago millonario, quiero saberlo en ese mismo momento. No tener que revisar hojas y hojas de periódico del día siguiente y comprobar repetidamente cada boleto para no saltarme ninguno. Esto es sencillo pero puede dar miedo a los obsesos de la seguridad. Yo compro un décimo (o N décimos) al Estado, esta gente ya tiene mis datos, «son de confianza», lo suyo sería que ofreciesen un servicio gratuito de mensajería de tal forma que te pregunten si quieres contratarlo y así enviarte un SMS con imágenes navideñas y todo eso, por ejemplo, y en el momento de que salga tu número escuches un bip-bip. Sería algo parecido a esto: «Enhorabuena, ha ganado 25.000€. Es usted un nuevo rico. Procedemos a subirle los impuestos. Ministerio de Hacienda, Gobierno de España.» Y ya está. Lo sorprendente es que Movistar no haya sacado nada parecido aún, ni gratuito ni de pago. O al menos no conozco ninguno.

Otra cosa es lo de cobrar los premios, si la cuantía es pequeña podrás cobrarla en una administración de lotería normal y corriente, si se trata de mucha guita te hacen ir al banco, dar un número de cuenta etc, si trabajas por la mañana olvídate, a ver si el jefe te deja un rato libre, cuidado que esa sucursal no es, la oficina está cerrada, ahí va la leche, que me he dejado la cartilla en casa y no me sé el número. ¿A quién no le ha pasado? Yo suelo ir a cobrar premios millonarios frecuentemente. No, coño. No. De nuevo, la Administración ya sabe dónde tiene que realizar ese ingreso, todo mucho más transparente.

La única pega que le veo es en el funcionamiento de las participaciones, pero para eso seguiría vigente el método tradicional, ¿verdad?

Visto en: ¡Y QUE VUELVA EL CALVO!

Categorías
Curiosidades

La Vejiga, la Paja y el Calzón de líber

Una vejiga, una paja y un calzón de líber se reunieron y decidieron irse a recorrer el mundo para conocer gente y hacerse célebres. Llegaron a la orilla de un arroyito y se detuvieron indecisos no encontrando el modo de atravesarlo. Entonces el Calzón de líber dijo a la Vejiga:

-Oye, Vejiga, tú puedes muy bien servirnos de barca.

Pero la Vejiga repuso:

-No, Calzón de líber; eso no me conviene. Mejor será que la Paja se tienda de una orilla a otra y nosotros podremos pasar por encima como si fuese por un puente.

Aceptaron los tres esta proposición y la Paja se tendió de una orilla a otra.

El Calzón de líber quiso pasar por encima de ella, y con gran dificultad llegó al centro del arroyo; pero entonces la Paja, no pudiendo resistir el peso, se quebró, y el Calzón cayó al arroyo y se ahogó.

Al ver esto le dio a la Vejiga tal acceso de risa que se puso a reír a carcajadas hasta que reventó.

Así acabó el viaje de los tres amigos.

Visto en: «Documentación» para Nada Nuevo.

Categorías
Pensando en alto

El calor de sábana

Amigos, amigas, clientes en definitiva, en estos días tan fríos, calentamiento global aparte (pero que muy aparte), nos resguardamos y nos abrigamos con tal de no perder calorías, por eso existe el turrón, tanto 1880 como el que puede anunciar un cocinero famoso para LIDELL y los polvorones, es Navidad. Y mola. Lucecillas. Villancicos. Paseos por parques del brazo de tu pareja que se cubre con una bufanda de lana y darle un besito cuando hace una foto, ciencia ficción para algunos, ficción científica para los pedantes. Es Navidad.

Pero qué cojones. El grajo está volando la mar de bajo. Eso no nos gusta tanto (a los de estas latitudes, eso que miden los marinos con φ meridianos, al menos) y el mejor remedio es la cama. De veras. ¿Por qué? No lo sé, los de Discovery Channel seguro que están preparando un documental chorrón sobre ello, «Las diez sábanas y colchas más calentitas de América, hoy, en Cama Salvaje». Yo quiero verlo ya. Más que nada para cobrar los royalties, del castellano antiguo, los reales.

Los pijamas no molan. Calzoncillos y una camiseta que pone «Recuerdo de Ganímedes«, sí. ¿Es sexy? Es cómodo, total, lo sexy al final te lo quitas, porque no vas a dormir, o eso tengo entendido. Y la cama suele estar fría, en mi caso no suele, siempre está, cosas de la no-pareja. Pensaréis, ¿y este agradable e irresistible locuelo simpático no conoce el invento de Kellogg? Lo conozco. Y lo rechazo. Porque el calor de una manta eléctrica es grotescamente artificial, ¿sí o no?, ¿verdad? Eso digo yo.

En cambio las sábanas que, de inicio están frías, repito, van calentándose a un ritmo permisible hasta tal punto y de tal manera que llego a pensar que no hay mejor calor que el que ofrece una sábana calentada por uno mismo. Y sí, por uno mismo, porque si está caliente gracias al calor que desprende otro es raro (al menos es raro para mí en este momento de mi vida). La gracia está en dormir, despertarse para ir a mear o a por agua o ponerse a coser, lo que apetezca, y al volver buscar palpando ese rinconcito… «Uhm… ¿por dónde iba? Ahm, aquí, uy… sí, sí…» Y roque otra vez. Confort.

Cosa fina, Josefina.

Visto en: La tengo de 150cm. La cama, cerdas.